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Los Ángeles no pueden ser vistos por personas normales, pero siempre están rodeados por ellos.
_____, sentada en la punta de un árbol, dándose sobra con sus propias alas mientras veía a los humanos de un pequeño pueblo que estaba en medio de las montañas.
Esa región era suya, donde su deber era cuidarlos y purificarlos.
Aquel bello ángel de alas blancas como la nieve y cabello negro como el carbón notó un disturbio en el pueblo.
Un hombre de traje se paseaba por el lugar, un hombre con el cabello corto y blanco con reflejos negros.
Se percató de inmediato que no era un humano, si no un demonio transformado en humano para crear disturbios.
Se dio de inmediato que tipo de demonio era, gracias a que a su alrededor había un humo rojo, era lujuria.
Haciendo que las chicas que aspiraban ese aroma sin saberlo, se sintieran ansiosas.
Bajaste del árbol, caminando había las chicas, colocando tu mano en sus frente y después abrazarlas cubriéndolas con tus alas.
Aquella sensación se desvanecía después de hacer eso.
Ran se percató de tu presencia y lo que habías hecho. Le pareciste bastante linda a la vista.
No tenías un gran cuerpo, tampoco muchas curvas, por que después d todo la apariencia no era importante para los ángeles.
Ran te veía detenidamente, un vestido blanco que te llegaba hasta abajo de la rodilla holgado de tirantes, tu cabello negro que te llegaba a la cintura y unos mechones rebeldes que se atravesaban por tu rostro.
Había visto muchos ángeles, después de todo siempre tenían conflictos con ellos.
Pero tu, le pareciste especialmente peculiar, y todo fue por el hecho de no confrontarlo directamente, si no ir por los humanos y protegerlos.
Al caer la noche, seguías sentada en la punta del gran árbol, viendo todo el pueblo estando atenta.
Después de todo, la mayoría de los demonios aparecían de noche.
Ran, ya en su forma demonio, vestía un traje elegante pegado al cuerpo, alas de murciélago salían de su espalda y dos cuernos de quince centímetros sobresalían de su cabeza.
Camino hacia ti, impulsándose con sus alas para quedar enfrente tuyo, tu ni siquiera te moviste.
— Hola~ — canturrea el
No le hiciste caso y seguías viendo todo el pueblo.
— Qué falta de respeto ignorar a alguien cuando te está hablando — dice Ran
— No tengo tiempo... — respondes seca
Tu voz le pareció peculiar, la mayoría de los ángeles con los cuales había hablado, hablaban con superioridad.
Tu voz era dulce y amable, era como si no te importara si estuviera ahí o no.
Vio como literalmente lo ignoraste para ir a una de las casa del lugar, el te siguió.
Entraste a la habitación de un niño, colocando tu mano en su frente, y como de ella salía un luz resplandeciente.
— ¿Una pesadilla? — Pregunta Ran
— Tu deberías saberlo, tu lo provocaste — dijiste obvia, el soltó una pequeña risa
— Ja, creí que no te darías cuenta~ — canturrea — Hmm, ¿cuanto tiempo llevas aquí? — pregunta
— . . .
— No te haré daño si me respondes, además creo que tengo mas poder que tu — dice el
— Solo dos meses — dices suave
No sabias si tenía más poder que tu, ya que no eras un ángel de guerra, y en lo que a ti concierne, no sabias nada de él.
— Me sorprende que un ángel esté cuidando regiones olvidadas o escondidas
— Solo hago mi trabajo — dijiste caminando hacia otra casa — ¿No deberías volver al infierno?
El te vio curioso, si bien la mayoría de los demonios tenían total libertad a comparación de los ángeles.
Pero sólo algunos salían a buscar algo de diversión.
— Es... Aburrido, solo piensan en quien es el mejor y blah blah — dice en un tono burlón
— Supongo que tu crees que eres el mejor...
— No lo creo, lo soy — afirma el viéndote desafiante, solo lo ignoras te para seguir con tu trabajo. — Yo que tu no me ignoraría tanto, después de todo, no pienso irme de aquí.
Y era cierto, Ran no se movería de esa región, quería jugar contigo, los humanos, ya le parecían aburridos.
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