❝𝗣𝗿𝗼𝗵𝗶𝗯𝗶𝗱𝗮❞ 【Ran Haitani】-Yandere-

❏ » S E I S

Aquellos ángeles de guerra apuntaban con sus espadas a Ran, mientras que otro te tomaba de la cintura pegando su cuerpo al tuyo.

— Debiste pedirme ayuda antes _____ — menciona el ángel que te estaba "protegiendo"

— Creí que podría controlar la situación... — murmuras

— Así que _____ eh — escuchas decir de los labios de Ran — Que lindo nombre angelito~ 

— Cierra la boca, ahora llévenlo, necesita estar encerrado — comenta el ángel 

Aquel ángel que te mantenía muy cerca tuyo se llama Raziel, y sin duda es una persona que importa demasiado en tu vida, aunque no lo quisieras. 

— Raziel, yo puedo explicar- 

— No debes explicar nada — responde el — Te estaba controlando, lo se.

Que quedaste en total silencio al escuchar sus palabras, nunca hubieras creído que el pensara algo así, tenia plena confianza en ti. 

— Si...

— Es hora de ir al cielo, después podrás volver a este lugar — comenta Raziel para emprender vuelo.

Ibas a hacer lo mismo, extendiste tus alas para volar, pero no lograste ni despegarte de un metro del suelo cuando caíste.

Era raro, ya que tenias años volando y sentías en buen estados tus alas, pero por un segundo lograste sentir como perdías total fuerza.

— ¿Estas bien? — pregunta Raziel

— Si, voy 

Y volviste a abrir tus alas para volar, ahora se sentías livianas, como si lo que hubiera pasado hace unos segundos no hubiera sucedido.

Era raro. 

Llegaste al cielo, junto a Raziel, te enteraste de como habían encerrado a Ran en uno de los calabozos del cielo, donde no hay luz de día, donde todo es silencioso y los barrotes no se pueden abrir.

Era una cárcel perfecta para que nadie salga de ahí, habían demonios que llevaban siglos encerrados en ese lugar.

— ____, no necesitas ir a verlo... — insiste Raziel al ver como quieres bajar a hablar con Ran

— Solo, quiero aclarar unas cosas... — comentas tranquila 

No es que Raziel no confiara en ti, después de todo eras su prometida, y siempre le serias fiel a el.

O eso creía. 

Bajaste hasta lo mas oscuro del los pozos donde había miles de demonios que estaban encerrados por décadas o siglos. 

Llegando hasta donde estaba la celda de Ran, no había ningún ángel, después de todo no lo necesitaban, ya que los únicos que podrían abrir las celdas eran ángeles y ninguno seria capaz de abrir una.

— Angelito, veniste muy rápido pro mi — suelta con burla Ran 

— Yo, lo siento por mi culpa estas aquí encerrado, pero tampoco puedo sacarte — dices de golpe

— Entiendo, solo era una broma — dice Ran en una carcajada — Al menos hazme compañía, sera aburrido pasar el resto de mi vida aquí 

Le habías tomado cierto cariño a Ran, no lo ibas a negar, pero tampoco ibas a darle el lujo de sacarlo de ese lugar. 

— Bien, te haré compañía en el tiempo que este aquí en el cielo... — dices tranquila

Ran debería usar ese tiempo para logra manipularte y hacer que lo saques de ese lugar, por que no iba a aguantar mucho en ese lugar.