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Cual era la razón de por que no querías estar en aquel lugar del infierno donde te puso Ran, era muy sencillo pero complicado a la vez.
La ultima vez que Ran se puso en una celda en ese lugar, no se dio cuenta que habían otros demonios escondidos en aquel lugar, viendo claramente como este te metía en una celda donde no podías salir y estabas totalmente indefensa.
Y estamos hablando de demonios, claramente no iban a llegar con buenas intenciones hacia aquel ángel.
Terminaron rasgando la ropa de la chica al igual que le dejaron rasguños en sus brazos y piernas, diciendo cualquier tipo de obscenidades.
Pero Ran no sabía, ni siquiera se había dado cuenta de los rasguños del ángel ya que llegaste con la excusa de que el mismo te los había hecho.
Ohh que gran mentira
Pero tenías miedo, de que si te podía llegar a creer o no, no sabias que haría aquel demonio al enterarse que otros demonios inferiores a el te estarían lastimando, le importaría o no.
Escuchaste pasos acercarse, nuevamente estabas en aquella celda, te fuiste a una esquina y tenías los ojos atentos a todo.
Sentiste como alguien tocó tus alas que hizo que soltaras un chillido, volteas a ver y era un demonio de los que viste la vez pasada.
Estos empezaron a rodear la celda, eran al rededor de ocho demonios que veían directamente al ángel.
Estabas nerviosa temblando, te pusiste en medio de la celda volteando a ver a todos lados, suplicando que no te hicieran nada.
Aquellos no decían nada al igual que tu, te mantenias callada, hasta que viste como se empezaron a ver entre ellos.
Sacaron sus uñas largas juntos a sus colmillos, se acercaron a la celda y empezaron a morder los barrotes para tratar de romper la celda, estabas en serios problemas.
Mientras tanto Ran estaba enfrente de Rindou, este que estabas limpiando su boca.
— Rindou... — habla Ran
— ¿Qué quieres? Tengo cosas que hacer — dice el en seco — Por cierto, ese ángel...
Dice Rindou mientras tiene una mirada lasciva, y sonríe mostrando sus colmillos.
— Lo que pasó hoy, no se volverá a repetir, sólo fue un capricho mío, pero no te dejaré que se vuelva a repetir — dice Ran
— Ohh~ se enojo el demonio por qie bese al angelito — dice con burla el contrario
— Te quiero lejos de aquí, lejos de este pueblo, y sobretodo lejos de ella — amenaza
Rindou se levanta y se para de frente a Ran, de inmediato ambos sacaron sus alas de murciélago que salían de sus espaldas y sus cuernos de cada uno.
— ¿Quieres pelear ahora? — pregunta el mayor.
— No se, pero yo no pienso discutir por un ángel, ya la pobre y te diré algo — dice el ocultando sus caracterizados rasgos de demonio viendo de reojo a Ran — No es la gran cosa
De inmediato Ran tomó del cuello a Rindou y lo pone contra un un árbol, lo ve directamente a los ojos, como estos desbordaba furia y coraje.
Una sonrisa burlona sale de los labios de Rindou dándole a entender que no le importaba en lo más mínimo sus acciones
— Vuelve a hablar así de ella y te mató aquí mismo — amenaza Ran
— Bien bien, solo iré a crear un poco de caos y me iré
Ran suelta a Rindou y este empieza a caminar hacia las casas del lugar para hacer sus desastre, que era a lo que venía.
Ran se lleva el cabello hacia atrás para luego abrir el portal del lugar del infierno donde estabas.
Que gran sorpresa se llevó al ver la celda totalmente destruida de todos lados y a ti, en medio de demonios inferiores a el, usando tu cuerpo para sus propio placer.
Estabas siendo violada por aquellos demonios, suplicaba entre llantos que pararán, no tenías fuerza para alejarlos de ti, sin contar que en el infierno, sólo los ángeles de guerra no disminuye su fuerza, mientras que los demás, se vuelven débiles hasta volver al cielo o regresar a la tierra.
— ¿Qué mierda creen que hacen? — dice Ran
Los demonios de inmediato voltean a ver a Ran, este voltea a verte, tu ropa estaba totalmente destruida, mientras que tenías varias marcas, rasguños que eran hechos por aquellos demonios.
Una ola de enojo inundó el cuerpo de Ran, mientras que los otros demonios veían con miedo, te soltaron y te dejaron tirada en el suelo mientras trataban de huir.
Ran muestra su verdadera forma de demonio, un cuerpo totalmente rojo, alto y con ojos rasgados, una mirada de enojo, uñas largas de al menos diez centímetros, sus cuernos se habían vueltos más largos, las alas de murciélago que tenía se volvieron más largas y anchas.
Alza la mano y crea una ola de fuego que rodea a los demonios, se acerca a ti para luego tomarte entre sus brazos.
— Lo siento...
Palabras sinceras salieron de los labios del demonio, sentía una punzada en el pecho al verte en ese estado.
Se había enamorado
— No veas esto por favor... — murmura el
Te deja sentada en atrás de él, mientras se acerca a los demonios, toma al primer demonio, sus grandes manos sujetan las alas del demonios y las jala arrancandolas de un solo tiro.
La sangre caía de su espalda como un río, fluía tan bien que creo un charco de sangre en sus pies.
Tira al piso al demonio que le había arrancado las alas, dejándolo inmóvil en el suelo mientras daba gritos de dolor.
— Lo siento, no volverá a pasar — suplicaba el demonio
— Demasiado tarde
Ran aplasta la cabeza del demonio, viendo como más sangre salía de este y su cerebro salía de su cabeza, haciendo que pedazos de este adornaron el suelo, estaba muerto.
— Solo me quedan siete más...
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