Estréllate

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Con la lluvia cayendo sobre una calle oscura y solitaria, voces altas cantando tan fuerte que logran hacer sacudirse a tu pequeño y frágil corazón, otras voces débiles apenas distinguidas entre el apasionado sonido de la guitarra y del cajón, y oro tanto de alcohol corrompiendo otro poco tu alma, al entrar en la cuenta de lo pequeño que es tu cuerpo, tu propia existencia, deseas correr lejos de una agónica y fugaz existencia.

Pero, aquí entre nos, te recomendaría ni siquiera intentarlo; las calles se inundan, el alcohol perturba tu estabilidad física y emocional y la oscuridad de la noche, sumada al mortal éxtasis que te provoca el ardor de tus recientes heridas...

No, definitivamente no te recomendaría salir corriendo esta noche.

Espera a que salga el sol.

Entonces corre.

Y, si aún quieres, muere.

Poemas y otros dolores [√]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora