—Señorita Doutzen, hay tres jóvenes queriendo subir a su departamento— dice Joe, el encargado del edificio, por el teleportero— dicen ser su esposo y cuñados. ¿Los dejo pasar?
— Claro Joe, acá los recibo. Gracias por avisarme.
— No es nada señorita.
Hoy finalmente es el día de comienzo de mudanza. Siendo viernes, también fue mi último día en la oficina de acá. Me despedi de mis jefes y compañeros. No eramos los mejores amigos, pero nunca esta de más tener a alguien con quien salir por unos tragos luego de un arduo día de trabajo, ¿no?
— ¡Hola!— recibo a los hermanos Leclerc con mi mejor sonrisa, aunque me es difícil ahogar un gemido al ver lo idénticos que son.
— Hola Doutzie — Charles me rodea por la cintura antes de dejar un pequeño beso sobre mis labios. Que empiece el show.
— Hola Charlie— los otros dos siguen parados en la puerta— pasen chicos, soy Doutzen. Es un placer conocerlos finalmente.
—¡Doutzen bienvenida a la familia!— el rubio me abraza— soy Arthur, el menor de estos dos. ¿Que te hizo querer casarte con ese simio de mi hermano?
— Sigo acá — se queja Charles.
— Qué no, sería la pregunta.— Lorenzo, el mayor, se presenta besando mis mejillas. Estos hombres son todos unos caballeros.
Grace aparece desde la habitación y mi falso marido es quien la acaricia.
— Hola Grace, te vas a morir cuando veas tu nueva casa. Tenes la mejor vista de todo Montecarlo.
— Es tan humilde mi hermano— se burla el menor.
— ¿Quieren algo beber? Tengo agua o coca-cola.
— Coca-Cola — responden los tres.
Lo que menos hicieron ellos fue ayudarme, porque mientras yo empacaba las cosas de mi estantería, ellos me llenaron de preguntas.
— ¡No toquen las tazas! —exclamo cuando los veo con la intención de agarrarlas — mejor pongan las cajas junto al lado de la puerta.
— No tocar las tazas de Doutzie —murmura Charles como haciendo una lista mental. Reprimo una risa y sigo escuchando atenta a lo que Arthur me esta contando.
— ¿Grace tiene transportador para viajar? — pregunta Lorenzo. Ahora estamos los cuatro sentados en la alfombra del living comiendo pizza.
— Si, me lo regaló mi mamá. En realidad se lo regaló a ella. —nos reímos. Mi celular suena del otro lado de la sala donde se encuntra Charles, quien es tan amable de pasármelo.
— Jack— avisa. Frunzo el ceño cuando escucho nombrar a mi ex follaamigo, creo que es momento de cortar vínculos.
Salgo al balcón bajo la atenta mirada de los hermanos Leclerc, no creo que un seria comido hablar con alguien de mi pasado frente a mis "cuñados."
— Tenes que cortar toda relación con él — Charles sale al balcón, corre las cortinas para que sus hermanos no nos vean hablando.
— Ya lo sé, es lo que acabo de hacer. — ruedo los ojos.
— No podes verlo más.
— ¿Algo más?
— ¿Que era tuyo?
— Solamente cogiamos— respondo. Puedo ver la incomodidad en sus ojos — ya había tenido relaciones sexueles antes de estar con vos.
— Ya lo sabía, solamente me sorprendió tu naturalidad al decirlo. Igual conmigo ya no te va a hacer falta.
— Es bueno saberlo — deja un beso sobre mis labios antes de volver a entrar.
Lorenzo y Arthur están ordenado mi living y cocina.
— No hace falta que limpiaran, gracias.
— Es lo menos que podemos hacer por nuestra cuñada favorita —Arthur me abraza por los hombros.
— Soy su única cuñada — lo empujo. — vengan, ustedes van a dormir en la habitación de invitados.
— No quiero escuchar ruidos raros — dice Lorenzo.
— Basta los dos — Charles los reta— portence bien, no me hagan quedar mal con mi querida esposa.
— Hasta mañana, que descansen.
— Ustdes también, duerman.
Entramos a mi habitación seguidos de Grace, quien se acomoda en un pequeño puff delante de la ventana. Voy al baño, hago la rutina de noche y Charles me sigue como un perrito.
— Cuántas cremas que usas— dice sentado en la tapa del inodoro.
— A veces no más — me rio— hay veces que me olvido y uso solo lo básico.
— Doutzen... Gracias por tratar a mis hermanos tan bien, yo sé que lo nuestro no es más que una mentira, pero es la primera vez que los veo tan cómodos con alguna de mis novias.
— ¿Como no voy a tratarlos bien? Son lo más tus hermanos, los amo. Ademas de que ellos me tratan bien a mi.
— Te llegan a tratar mal y los mato. — me da la mano para ir hasta mi cama y acostarnos. — en Mónaco dormirmos separados si queres, pero ahora solo quiero acostarme con vos.
Me acuesto y él apoya su cabeza sobre mi pecho mientras acaricia de mi cintura a la cadera.
— ¿En que nos estamos metiendo?— murmura.
— No lo sé — digo de la misma forma. Una de mis manos acaricia su cabello y la otra la espalda— solamente espero que ninguno de los dos salga lastimado.
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Nosotros En Mónaco; Charles Leclerc
FanfictionAl parecer Montecarlo es el nuevo Las Vegas. [Todos los derechos reservados. Prohibida la copia parcial o entera y/o adaptación.]