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—Doutzen, abrime por favor. — digo atrás de la puerta.

Luego de horas y horas llamándola e intentando contactar a sus amiga y hermana, Malvina me dijo donde estaba. Claro que recibí amenazas de su parte, las cuales merezco.

— No quiero verte— finalmente respondió— me hiciste sentir mal, me siento como una increíble idiota. Por favor andate.

Suspiro apoyando mi cabeza en la puerta.

— Mi amor, por favor, abrime y arreglemos las cosas.

La puerta poco a poco se abre dejándome ver a la dueña de mi corazón, sus pantalones de lino color blanco le cuelgan de la cadera y tiene puesto un top celeste que resalta su bronceado. Esta realmente hermosa.

— Pasa— se hace a un lado y entro. Grace esta debajo de sus piernas y cuando me ve me gruñe. Dios me ayude.

— Te pido que me perdones si te hice sentir tan mal durante todo este tiempo— empiezo a hablar — yo también estoy enamorado de vos Doutzen, te quiero desde el primer día y de verdad te digo, ¿quien podría no quererte? Sos tan buena persona, sos hermosa por dentro y por fuera, conectamos tan bien que a veces me asusta. Pero te amo, te amo con todo mi corazón que no hay nada que no quiera más que estar con vos. Grace y vos son lo más importante que tengo, no quiero perderlas por ser un estúpido que no admite lo siente.

A todo esto, Doutzen esta sentada en el sofá con un brazo apoyado en la cabecera y con una pierna colgando. No dice nada, solo me mira y asiente.

— Yo también estuve mal— suspira— venia cargando con todo esto desde hace un tiempo y verte tan indiferente me hizo explotar. No tendría que haberte gritado, ni haberme ido, sabes lo partidaria que soy de hablar las cosas y que el que se va sin haberlo intentado me parece un cagón. Pero fue la salida fácil en ese momento y me arrepiento. Perdóname.

Ella es una persona directa en absolutamente todo, su lema es la sinceridad y desde el primer momento me dijo "me parece muy de cagón la gente que se va sin intentarlo, que toma la salida fácil."

— No tenes que disculparte— me siento junto a ella— fue un error de las dos partes callar lo que sentimos por miedo. Yo te amo, no puedo ni quiero imaginar una vida sin ustedes dos. Volvamos a casa, seamos una pareja de verdad, en unos años nos podemos casar, tener hijos y ser felices para siempre o hasta que te canses de mi.

— Te amo— se rie antes de besarme— pero hay que aclarar todo con nuestras familias.

— Me parece bien— beso su frente— Doutzen, ¿puedo ser tu novio de verdad?

Su sonrisa se agranda, las mejillas se le ponen más coloradas y asiente.

— Si, Charles — me abraza— ¿dormimos la siesta?

— Porfi. Estoy exhausto.

I N S T G R A M

I N S T G R A M

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Nosotros En Mónaco; Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora