Rompo tres huevos dentro de un recipiente, luego pongo el azúcar y comienzo a batir. Mañana es el cumpleaños de Charles, así que estoy preparando la torta de cumpleaños que mi mamá nos preparaba a mi hermana a mi todos los años. Hoy como es domingo y él no esta por obvias razones, aprovecho en preparar todas las cosas que tengo pensadas para mañana.— ¡Vamos Charlito!— grito cuando lo enfocan.
Paso toda la mezcla del recipiente al molde de bizcocho, lo meto al horno cronometrado en cuarenta minutos. Mi lenguaje de amor es la cocina, porque tantas cosas no se hacer y a muy pocas personas los he deleitado con mis habilidades culinarias.
Hoy más temprano hablé con Charles para desearle suerte, como en cada carrera, y me comentó que inmediatamente termine la carrera viaja de regreso. Por lo que tengo ocho horas hasta que pise suelo mongasco. Amo los cumpleaños de mis seres queridos, me encanta hacer regalos que ellos realmente quieran.— ¡Mañana el el cumpleaños de papá!— exclamo mirando a Grace. Ella ronronea y vuelve su vista al televisor, la mayor fan de Charles es ella.
La carrera termina con nuestro castaño de ojos claros en cuarto puesto, así que muy orgullosa subo a Instagram su resultado. Después de haber decorado su pastel de mañana y el pequeño para esta noche, los guardo en la heladera del quincho de la terraza; es el único lugar donde no podrá verlos.
Hace un rato hablé con su mamá, Pascale me comentó que mañana cenaremos en el restaurante al que ellos siempre van cuando cumplen años.
Son las once y diez de la noche cuando la puerta principal del departamento se abre y entra Charles. Con ojitos cansados se acerca al sofá donde estoy recostada, apoya sus cuerpo sobre el mío y su cabeza en mi pecho.
— Esto es lo mejor de volver.
—¿Que cosa?
— Vos— levanta la cabeza para mirame— vos sos lo mejor de volver a casa.
Sonrio sin mostrar los dientes. Grace llega para acostarse entre nosotros.
— Hola amorcito— le dice el monegasco— llegó papá, ¿estas contenta?
Daría todo lo que tengo y más solo para congelar este momento para siempre. Una sensación de tristeza me invade, no quiero que termine lo nuestro.
Me levanto del sofá cuando me doy cuenta que faltan diez minutos para las doce de la noche.
— ¿A donde vas? — pregunta confundido.
— Cerra los ojos— respondo caminando a mi habitación. Me pongo el conjunto de lencería rojo que compré para hoy y arriba su remera, corro a la cocina donde esta la tortita.
— ¿Que estas haciendo? Escucho como corres— suelta una risita.
— No abras los ojos todavía— enciendo la vela, me paro enfrente de él sin su remera, solo en ropa interior. — ahora si.
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Nosotros En Mónaco; Charles Leclerc
FanfictionAl parecer Montecarlo es el nuevo Las Vegas. [Todos los derechos reservados. Prohibida la copia parcial o entera y/o adaptación.]