Una suave melodía se escucha desde el recibidor del departamento cuando cruzo la puerta. La hago caricias a Grace mientras cuelgo mi abrigo y cartera en el perchero.
Charles esta tocando el piano de cola que se encuentra junto a la ventana en la sala de estar, su semblante es tranquilo y pareciera estar tan inmerso que no se da cuenta de mi presencia hasta que termina de tocar.
— Hola— murmuro acariciando su pelo. Sonrie haciendo que se le marquen los hoyuelos
— Hola— besa mi mejilla cuando se levanta— ¿como te fue hoy?
— Muy bien— vuelve de su habitación con un ramo de flores. — Gracias, me encantan.
— De nada— prepara dos tazas de café.
— Anoche no te escuché cuando llegaste.
— El vuelo se atrasó —deja mi taza sobre la mesita— se hizo tarde y cuando llegué fui a verte a tu habitación, pero ya estabas dormida.
— Mi idea era esperarte— me encojo de hombros — perdón por eso.
— No tenes que disculparte, Grace me recibió muy contenta— la nombrada aparece corriendo para sentarse en las piernas del oji verde. — Gracie extrañó a su papá. ¿No es así?
Ella ronrea contenta por la atención recibida y yo no puedo estar más encantada con estos dos.
— En dos días tengo que viajar a París, es por el día, pero quería saber si ibas a estar vos o llevo a Grace con mi hermana.
— Si, voy a estar. Va a ser un día de padre e hija— se rie. — el próximo gran premio es en Estados Unidos, ¿te gustaría venir?
— ¿A vos te gustaría que fuera?
— Claro que si, me encantaría.
— Entonces si, voy a ir— me abraza.
— Te quiero Dou.
— Yo también te quiero a vos, Charlito.
Siendo la primera vez que voy a ir a una carrera de fórmula uno me da un poco de nervios, sé la exposición que eso significa y que no solamente es una carrera, también es como un desfile de modas. Jamás creí que en algún momento de mi vida iba a ser una figura pública. El otro día Malvina me mandó por Instagram una publicación mía de cuando salía del supermercado, donde criticaban mi outfit del día.
— ¿En que te quédaste pensando?
— No, en nada— sonrio — ¿Que queres cenar?
— Pasta, pero cocino yo porque vos estas cansada— besa mi frente.
Mientras mi esposo falso cocina, yo estoy sentada en un banquito de la isla contándole de mi día, preguntándole por eso suyo y hablando de trivialidades. Básicamente lo de todos los días.
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Nosotros En Mónaco; Charles Leclerc
FanficAl parecer Montecarlo es el nuevo Las Vegas. [Todos los derechos reservados. Prohibida la copia parcial o entera y/o adaptación.]