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   Lo arruiné, arruiné todo con Doutzen por querer tapar mis verdaderos sentimientos. Sé que la lastimé.

Estoy parado en el marco de la puerta de su habitación mientras prepara su maleta. Una lágrima cae por su mejilla izquierda, la hace suspirar, atar su cabello y seguir acomodando la ropa. No se percató de mi presencia o quizás si y solamente esta ignorandome.

Las cosas están tensas desde el día de mi cumpleaños, aunque hace todo lo posible para que no me de cuenta. Antes se escabullia por las noches para dormir conmigo, ahora su habitación está cerrada con seguro, cuando desayunamos no come las tostadas que preparo, lava la vajilla que usa, no me deja abrir la puerta del auto. Pareciera ser inexistente en su vida y eso me rompe el corazón.

Grace se levanta de la cama ronroneando yendo para donde estoy, así que me delata.

— Oh, Charles— pasa sus manos por el rostro— ¿como te fue en la sesión de fotos?

— Bien— me acerco a abrazarla, pero me ignora camino hasta el baño.

— ¿Ya preparaste tu equipaje?

— Si— digo derrotado. Me siento como un adolescente cuando la chica que me gustaba me ignoraba. — voy a preparar café.

— Yo no quiero, gracias.

Camino por el pasillo de las habitaciones directo a la cocina, Grace me acompaña pero desvía su camino hacia el living. Ella eligió a su mamá. 

Cuando reviso mi celular veo que tengo una llamada perdida de Arthur, así que lo llamo; rápidamente me contesta.

— Charles Persival, ¿como va todo?

— No tan bien como me gustaría— salgo al balcón para hablar con mayor privacidad.

— ¿Pasó algo con Doutzen?

— Si, el otro día antes de ir a casa de mamá dije algo que la lastimó. Desde entonces las cosas están tensas enteñew nosotros, básicamente me ignora.

— Y lo único que hiciste fue sufrir en silencio en vez de hablar con ella— asegura. — ¿no se van mañana a Londres?

— Si, mañana por la mañana.

— Entonces con más razón, hacerte hombre Charles y habla con tu amada. Llámame después, quiero saber como fue.

— Esta bien— suspiro. Ser dramático es mi pasión. — nos vemos luego.

Entro al departmento, Doutzen esta sentada en el sofá hablando por teléfono, creo que es su hermana Malvina.

— Estoy muy emocionada de verte — su sonrisa es tan grande y los ojos le brillan. — Ayer conseguí los zapatos que me faltaban, así que ya tengo todo listo. Hablamos más tarde, te quiero. — deja su teléfono al costado y me mira— ¿ahora escuchas conversaciones ajenas?

— ¿Podemos hablar?— pido.

— No tenemos nada de que hablar.

— Por favor— aplasto su cuerpo con el mío. Beso sus mejillas — por favor, por favor. Perdóname por haber dicho que teníamos una relación de mentira; lo nuestro es más verdadero que cualquier otra relación. Solamente creí que pensabas lo mismo.

— Claro que no— me siento frente a ella — yo te quiero, más allá de nuestro acuerdo. Porque seria una idiota al no haber desarrollado ninguno tipo de sentimiento hacia vos en estos meses, más allá de lo lindo que sos físicamente; sos atento conmigo y con Grace, me tratas bien, haces las tostadas como me gustan y el café con leche descremada. — se encoje de hombros. No creí que el haberle prestado atención, porque para hacer todas esas cosas basta con un poquito de atención nada más, para que desarrollara ese sentimiento para conmigo. — que seas tan vos hizo que te quisiera, nada más.

— Yo te quiero desde el momento que te mudaste acá, bueno, en realidad me di cuenta que te quería cuando estábamos empacando en tu departamento y me dijiste que tenga cuidado con las tazas— me rio al recordar su cara de pánico cuando agarré una de sus tazas. Fue ahí cuando me di cuenta cuánto quería a la morocha de ojos claros.

(...)

Llegamos a Londres por la madrugada, Grace la pasó excelente en el vuelo; durmió arriba mio todo el tiempo y Doutzen sobre mi hombro.

Al salir del aeropuerto vamos directamente al departmento de Doutzen, todavía son las dos de la mañana así que mi mayor deseo es dormir.

— Hogar, dulce hogar— bajo a Grace quien sube corriendo al sofá, Doutzen hace lo mismo — nada mejor que mi departamento de soltera.

— Nada cambió de la última vez que vine — soy recibido por sus brazos cuando me acomodo en el sofá.

— Solo en donde era mi oficina, mi mamá trajo ropa que ya no usa. — bosteza. — vayamos a dormir, mañana tenemos que levantarnos temprano.

Al otro día desayunamos en la casa de sus padres, también estaba Malvina, pero sin Elliot. Creo que finalmente se separaron, no estoy muy seguro. Gabbana, la nueva hermana de Doutzen, es una hermosa labradora color negro. Audrey la adoptó una semana después de la mudanza de su hija menor.

— Se te ve muy fan de Gabbana— mi suegra se sienta a mi lado, en los sillones del jardín trasero.

— Amo a los animales— sonrie. Mi cuñada perruna se recuesta sobre mis pies — pero yo soy fan de Doutzen.

La cara de Audrey se transforma, su sonrisa es más grande y los ojos le brillan. Doutzen es igual a ella, solamente que con los ojos de su padre.

— ¿Van bien las cosas entre ustedes?

— Mentiría si dijera que las cosas son perfectas, pero van bien. Todos los días aprendemos algo nuevo sobre nosotros, sobre como manejarnos en casa. —Grace hace acto de presencia en las piernas de su abuela— hacemos que funcione.

— Creo que a Doutzen le hizo bien conocerte e irse de Londres, acá tenia relaciones muy toxicas y poco sanas. El cambio de lugar de trabajo también la ayudó mucho, pero en especial vos. — explica— mi hija es un alma libre que no conoció la estabilidad hasta que llegó Grace a su vida, y bueno, después apareciste vos.

— Ella también me revolucionó todo. La vida de in piloto es muy solitaria, viajo mucho y estaba poco tiempo en casa, pero ahora es muy distinto. Cada vez que cruzo la puerta del departamento soy recibido por una mujer hermosa y mi hija gato, así que soy muy feliz. Doutzen me hace muy feliz y una mejor persona.

Nosotros En Mónaco; Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora