La radio estaba encendida, pero la música parecía salir de tu pecho.La luz verde caía con delicadeza sobre ti, te bañaba en sus matices,
pero tú eras rojo.Un rojo vivo y dulce, como el de la paleta que había entre mis labios,
tan brillante.Me preguntaba si tú también sabrías a caramelo,
y me preguntaba si tú también me harías llorar,
al igual que muchos otros hicieron.Pero tu encantadora sonrisa me dijo que tú no me harías daño,
e incluso si me lo hicieras, de verdad valdría la pena,
porque tu figura era cautivante bajo las luces neón.Bésame, eso es todo lo que pido.