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¿Cuántas veces he estado en este lugar?,
¿cuántas veces he regresado?
Parece que nunca lo termino por conocer.

Sigo persiguiendo una fantasía,
sigo engañándome a mí misma,
sigo siendo tan diminuta.

Siempre vuelvo a cometer los mismos errores,
recaigo en los antiguos vicios,
y regreso a los brazos desconocidos.

Nunca dejé de destruirme,
y sospecho que no me detendré,
¿cómo se hace?

A veces, creo que no sé cómo vivir,
no sé cómo sentir,
ni tampoco sé quién eres.

Solamente conozco la ira,
mi vieja amiga,
mi eterna enemiga.

Sé que no es sencillo amarme,
pero me gustaría que alguien intentara hacerlo.

Me siento tan patética,
rogando por amor,
viviendo entre fantasías.

Me siento tan patética,
siendo yo,
conozco tan bien al fracaso.

Cada amanecer,
solía preguntarme por qué parecía tan difícil quererme
y por qué eso me hacía sentir tan frágil.

Siempre tuviste razón,
no fui creada para sentir,
porque no importa cuanto lo intente,
parece que nunca seré suficiente para ellos.

Mi destino es ser invisible,
aquella que da,
pero que jamás recibe.

Sinceramente,
no creo que haya escape de este papel.

El hambre me consume,
y sus miradas rompen mis huesos,
¿qué más quieren de mí?

Un sorbo de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora