Una alfombra de pétalos violetas cubre la calle,
cayeron la noche anterior, con la tormenta.
Me parecía asombroso como algo tan hermoso, tan delicado, podía surgir del caos,
y me pregunté si podría pasar lo mismo con la tormenta de mi interior,
que ya había arrasado con todo,
apenas podía reconocerme.
¿De este modo quieres vivir?
Llévate mi mente,
tómalo todo,
porque mis pétalos están cayendo
y se está formando una pila que pronto arderá,
¿cuánto tiempo me queda antes de estallar?
Las llamas me consumirán,
el mundo se teñirá de rojo,
y yo solo me pregunto qué me quedará después,
¿quién seré?
Mis huesos serán las sobras del incendio,
la prueba,
y de ellos nacerán más flores,
y caerán más pétalos,
la calle se cubrirá de nuevo,
yo renaceré.
¿Es esto lo que necesito?,
la destrucción de mi piel,
para la creación de mi nuevo yo,
hay algo bello en eso.
Soy efímera,
me esfumo al amanecer,
mi esencia dura tanto como el relámpago,
y todos los días vuelvo a convertirme en esta débil criatura,
que aún se lame las heridas,
ruega por amor, y huye al primer contacto,
a la primera oportunidad,
porque el miedo sigue tan vivo como ella.
Pero, renaceré,
¿no?
