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A veces podía respirar,
y otras, me asfixiaba,
de eso se trata la vida, ¿no?

Siento que pronto la alcanzaré,
tal vez si fuera más veloz
no se escaparía.

Mis dedos la rozan,
y por unos segundos creo que por fin he llegado a la meta,
entonces se resbala de mis manos,
se escapa
y la carrera comienza de nuevo,
¿alguna vez me sentiré completa?

Toda mi vida,
todos mis días,
me he sentido un rompecabezas incompleto,
y he dedicado mi existencia entera a buscar la pieza faltante,
sin mucho éxito,
¿qué es lo que no estoy viendo?

Es como si tuviese una venda en mis ojos,
y sigo sin saber cómo quitarla.

Me temo,
me da miedo de lo que sería capaz de hacer mientras tenga esta venda,
me asusta tomar el camino equivocado.

Mi cuerpo, ya demasiado herido,
se convierte en una masa temblorosa,
y si te acercas lo suficiente podrás oír los sollozos,
¿los escuchas?

Yo los he oído toda mi vida,
desde la cuna he visto los fantasmas,
me susurran historias
e intentan curar las heridas, pero no son tan poderosos.

Estos golpes, estos cortes en mi piel,
todos han sido de distintos autores,
algunos los hice yo,
y otros tienen diferentes dueños,
no los nombraré,
no se puede hacer nada al respecto,
todos coleccionamos cicatrices,
al menos no soy la única.

Pero, no comprendo por qué algunos prefieren ocultarlas,
no entiendo nada.

¿Pronto me dejarás salir?
Mamá, te juro que seré cuidadosa,
solo quiero ver el mundo,
romper la venda y conocerme.

Me estoy asfixiando,
¿quién me salvará esta vez?

Un sorbo de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora