El desequilibrio había empezado hace varios años ya, desde que había sido un adolecente y viajo a Perú con Kyle, Eric, Stanley, y Kenny, por ganar un concurso de música folclórica.
Al inicio no lo había notado, fueron esos sueños raros los que comenzaron después de visitar unas ruinas, claro que los ignoro y creyó que todo aquello era obra de la imaginación infantil y de su sueño de ir al espacio.
Pero las cosas no fueron así.
Uno tras otro los chicos de la calle empezaron a contarle que cosas raras estaban pasando a su alrededor, y otros más, como su ex-mejor amigo, aquel rubio de ojos verde esmeralda, simplemente se aparto de su lado un día sin avisar.
"El equilibro se a roto"
Se escuchaba en su cabeza una y otra vez mientras intentaba dormir. Ser un chico de ahora 17 años pensando en lo que haría al terminar la high school, y lidiar con mierdas sobrenaturales le estaba fastidiando la existencia.
"El equilibro se a roto"
Resonaba como un eco en su interior mientras se rebolcaba en el colchón.
—maldita sea— gruño en voz baja, mientras tomaba su almohada y la lanzaba con fuerza en dirección a la ventana. —no de nuevo— soltó casi en un suspiro al notar la almohada en medio de la habitación flotando sin destino en particular.
Sus manos comenzaron a brillar en un azul oscuro, casi negro, mientras que pequeños destellos parecían estar titilando en lo profundo, como si el universo residiera en ellas.
Poco tardo en cerrar sus ojos y tratar de relajarse, estaba completamente consciente de ello, llevaba años aprendiendo a controlar aquello, mucho o poco era todo lo que había podido hacer. Ignorarlo, lo hacía peor.
"El equilibrio se a roto"
—¡lo sé, maldita sea! ¡Lo sé! —
Error. Su habitación perdió la gravedad, por un segundo, el era lo único que parecía tener un punto firme a parte de su cama, aunque empezaba a creer que su esta aún seguía las leyes de la física por que el estaba sobre ella.
Con cuidado controlo su respiración y aún si escuchaba esa maldita voz en su cabeza, lo consiguió, todo lentamente empezó a bajar a su alrededor, pero estaba completamente hecho un caos.
—creo que debo comenzar a guardar todo en cajas, será más fácil para mi... — hablo para si mismo antes de levantarse y comenzar a recoger, algo que posiblemente le llevaría toda la noche. — Alexa, llama a Clyde— pidió.
El tono de espera sonó un par de veces antes de que pudiera escuchar el mensaje de su buzón de voz. Colgó de inmediato, era lógico, mañana era el primer día del último año en la escuela antes de ir a la universidad, incluso Clyde estaba tratando de obtener las mejores notas posibles, para conseguir una beca deportiva. Necesitaba más que una cara bonita y el mejor desempeño en béisbol.
Aparte de eso, la noche paso sin contra tiempos.
La mañana llego apenas puso el ultimo disco de vinilo en su lugar, la alarma sonó y pudo incluso sentir de golpe como su cuerpo por fin pedía paz y descanso, algo que ya era imposible... Sin esperar un segundo se dirigió al baño, cerrando la puerta tras de sí, abrió la llave de la regadera y mientras esperaba que el agua caliente comenzará a salir, se observó en el espejo, tenía ojeras grandes y pronunciadas, mientras que una pequeña mancha como las de sus manos en la madrugada comenzaba a aparecer por su nuca, hoy no habría agua caliente, tenía que permanecer despierto.
No le tenía miedo a lo que le pasaba, había aprendido que el no sufriria daños, que esas manchas con luces titilantes y esos momentos de "gravedad 0" lejos de lastimarlo, lo hacían sentir más vivo, le emocionaba mucho sentirse fuerte, pero cuando estaba adormilado... Bien, la última vez toco su Mp3 con sus manos brillantes y no lo volvió a ver, desde entonces usaba guantes negros de nitrilo cuando se desvelaba, una barrera ligera pero increíblemente util, aunque aún no estaba seguro de cuanto tiempo eso sería funcional o el por qué lo hacía.