medrana

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Todo en el claro pareció detenerse. Aún estaban tratando de averiguar qué era lo que había pasado. Y aunque no quisiera, sabía que tarde o temprano tendría que hablarlo. De todas formas, Tweek ya había comentado algo al respecto, me gustara o no.

— Antes de que empiecen a dramatizar esto, espero que entiendan que no soy como Eric — aclaré de inmediato.

— Vaya, si no es como lo de él, ¿qué es lo que te ocurre a ti? Dudo que sea algo bueno si, al igual que él, consumes todo en las sombras — advirtió Stanley. — No podemos confiar en alguien que daña así a los demás.

— ¿Quién dijo que yo consumo todo en las sombras? Tweek... ¿qué fue exactamente lo que les contaste sobre mí? — cuestioné al rubio, quien apartó la mirada rápidamente. — Tweek...

— ¡No me mires así! Solo dije que tenías un don por el cual te llamaban SpaceBoy, nada más — respondió jalando un poco la correa de su mochila. — Juro que no dije algo que te comprometiera.

— Bueno, entonces omitiste las partes importantes... — Dicho eso, respiré profundamente. El aroma a rosas todavía impregnaba el aire, aunque pronto comencé a percibir un aroma más fuerte cerca de mí. Fue entonces cuando me di cuenta de que Bebe estaba tratando de darme la confianza que necesitaba para hacer aquello.

Clyde y Bebe llevaron a los chicos un par de pasos hacia atrás mientras me quitaba los guantes negros de las manos. Noté las manchas que comenzaban a extenderse desde las yemas de mis dedos hasta llegar a la muñeca.

— ¿Están seguros de que no es como Eric en verdad? Él lucía exactamente igual cuando las sombras atraparon a Kenny — murmuró Kyle.

— Solo cállate, estoy intentando hacer esto de manera voluntaria — gruñí mientras algunas piedras alrededor comenzaban a elevarse. Con eso, el pelirrojo, que era el más cercano a mí, también empezó a levitar

—Tweek raíces —pidió Stanley mientras el pelirrojo se vio algo aturdido.

Tweek se acercó de inmediato y puso sus manos en la tierra afianzando sus propios pies y los de los demás chicos en el piso, logrando estirar una raíz lo suficientemente larga y fuerte para atrapar a Kyle.

—eso que están viendo chicos, es apenas la mitad de las cosas que le pasan, a Craig, aún está tratando de controlarlo, pero es impresionante, cuando estas muy cerca y eso pasa, puedes ver galaxias en sus manos y estrellas en sus ojos, solo observen esto, suele hacerlo con borradores o sacapuntas pero quizá con algo más grande... — Clyde sin dudarlo lanzó hacia mí uno de sus rayos y nuevamente todos estaban preocupados menos él.

Casi por instinto puse mi mano derecha frente a mí y el rayo fue consumido en menos de un segundo, aunque la izquierda fue lo que me sorprendió, estiré la misma hacia el piso con la palma extendida y lo primero que vi caer fue mi mp3, y seguido de ello, un rayo estruendoso que tocó tierra.

Todos se veían asustados menos Clyde, al contrario, se veía completamente extasiado ante aquel resultado inesperado. Aunque aquello a mí me asustó lo suficiente para provocar que regresara la gravedad a mi alrededor casi de golpe.

—tus ojos estaban más azules que de costumbre —murmuró Kyle que había sido el más cercano a mí— ¿cómo es que nunca vimos que perdieras el control de esto si no sabes manejarlo?

—he abusado un poco de las bebidas energéticas —aclaré al pelirrojo que de inmediato quemó las raíces que detenían sus pies— llevo algún tiempo escuchando la voz de una chica diciéndome que el equilibrio se ha roto, desconozco a qué se refiere, pero es parte de todo aquello que no me deja dormir, y honestamente, ese insomnio creo que es parte de lo que más me mantiene en descontrol.

—creo que si tomaras más café tus riñones te lo agradecerán —dijo el rubio mordiéndose los labios tratando de romper el hielo con lo que acaba de pasar.

—honestamente no sé ni qué decir, sabía por Clyde algunas de las cosas que puedes hacer, pero jamás me imaginé que fuera a esa magnitud, pero dime cariño, ¿funcionó el olor a rosas? Me gustaría poder darte un amuleto también para que logres descansar, he oído que el aroma a lavanda es impresionantemente relajante.

—¿en serio? ¿No van a mencionar lo que hizo con el rayo de Clyde? - cuestionó Marsh algo alterado—si no eres como Cartman, ¿qué demonios fue eso? Viste lo que hiciste, solo observa al lado de ti. Dices que no tienes idea de cómo controlar esto, pero observa eso —pidió señalando el pequeño cráter al lado de mí—. Chicos, suenan muy emocionados por todo esto, pero lo que hace Craig no es un juego. Ya no somos niños. Si ese rayo llegara a alcanzar a alguno de nosotros, estamos muertos. No todos somos Clyde y podemos soportar una descarga eléctrica, ni todos somos Cartman para absorber la energía, o Tolkien... que por lo que sé controla las rocas y podría evitarlo.

Guardamos silencio. No podía negar que me había emocionado un poco al poder actuar bajo instinto y protegerme de aquello, pero eso me hizo olvidar la razón por la cual no había compartido esto con alguien más.

—Lo sé, lo sé, ¡carajo!, créeme que lo sé — mencioné descontrolándome un poco, permitiendo que todos a mi alrededor vieran los pequeños destellos azul cielo que emanaban de mis ojos — por eso no quería involucrarme en toda esta mierda, sabía que yo representaba un peligro para todos. — gruñí antes de volver a sentir el aroma a rosas en la punta de mi nariz.

—Lo sabemos, por eso nosotros no dijimos nada acerca de ti — mencionó la rubia con calma.

Fue ahí donde mi vista se clavó en el rubio y todos lo notaron.

—Yo no quiero estar envuelto en esta mierda, ¿quién viene conmigo?.

Por un segundo, creí que me iría solo, pero aún si notaba las ganas que tenía Clyde de seguir explorando los poderes, que crecían junto a ellos, su lealtad a nuestra amistad pudo más, notando que de inmediato él y Bebe caminaban a mi lado.

—y solo para que lo entiendas Stanley, ese rayo es mio, literalmente todo lo que hizo Craig fue desviarlo, que le tengas tanto miedo a Eric, no es culpa de Craig — se quejo de inmediato mi mejor amigo.

—Los necesitamos — llamó Kyle algo desesperado al ver que los dos chicos se iban a mi lado — sin ustedes aquí, solo somos Stanley, Tweek y yo contra Eric. No sabemos si él tiene más aliados aparte de Kenny. Él no puede tocarme a mí, porque mi elemento es el fuego y donde hay luz, no puede haber oscuridad, pero Tweek y Stanley... No puedo estar ahí siempre para ellos. Necesitamos estar unidos — pidió acercándose a mí — por favor, si ustedes se van, estoy seguro de que Tolkien y Nicolle también se marcharán... y aunque me duela el orgullo, no podemos estar solos.

El rostro de Clyde era un dilema, pero aun así caminó con decisión hacia mí. Podía ver en Bebe también las ganas de ayudar, pero tampoco es que yo estuviera en posición de decirles qué hacer o no. Era simplemente mi mejor amigo siendo leal a mí, y sabía que eso era por Tweek.

—Lo discutiremos entre todos — le murmuré a Clyde antes de lanzar una mirada de reojo a Tweek. Aunque no se había pronunciado al respecto, no podía dejar de pensar en él — solo no quiero que estén en peligro. Podemos ir a mi casa y hablarlo.

—No creo que eso sea suficiente — dijo una voz femenina en mi cabeza.

—Otra vez esa estúpida voz — gruñí, notando que el rostro de Clyde y Bebe estaban algo consternados.

—¿Esa es la voz que has estado escuchando todo este tiempo? — preguntó Clyde.

—¡Es Wendy! — gritó Bebe emocionada, mirando a todos lados hasta que vio que la chica venía caminando y se colocaba junto a su novio.

—Jamás pensé que serías tú con quien estaba comunicándome. ¿Quién lo diría? Solo quería hablar con el tercer líder. Aunque, en retrospectiva, tiene sentido.

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