Tinta y Fuego (Libro I).

6. Cayendo en la Oscuridad:

Rengoku Kyojuro:

Un doloroso pinchazo, como si me estuvieran atravesando la cabeza con un picahielos, me arrancó de la inconsciencia haciéndome aullar. Rápidamente vinieron a atenderme y un trajín frenético se formó a mi alrededor. Noté una ligera presión en la cara interna del codo derecho y lentamente la oscuridad volvió a engullirme.

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Lo único en lo que pensé cuando sentí que Tengen Uzui me arrastraba con él en la caída fue que no quería presenciar ninguna muerte más. Lo siguiente que vi antes de cerrar los ojos apretando con fuerza los párpados fue como a cámara lenta. Detrás de mi compañero los escalones se alzaron invertidos y perdí pie. El primer impacto lo sentí en el mismo hombro que me había golpeado después de esquivar por los pelos el puñetazo que había lanzado contra mi cara, el siguiente fue en el codo haciendo que me recorriese una descarga que me dejó el brazo derecho totalmente entumecido, pero ni por esas lo solté. Los demás golpes vinieron en una sucesión tan rápida que me dejaron sin aliento.

Luego todo se volvió negro y se quedó en un silencio casi absoluto, roto por la respiración entrecortada de mi compañero que tomó aliento antes de gritar con todas sus fuerzas:

“¡¿Qué mierda estáis haciendo?! ¡Llamad a un profesor, joder!”

Menos mal, no le ha pasado nada malo…