7. Lunas de Sangre:

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Tanjiro Kamado:

Estábamos terminando de almorzar cuando Agatsuma Zenitsu vino corriendo a la clase. Estaba blanco como el papel y en cuanto nos dijo que Tengen se estaba peleando con el chico nuevo todos salimos en estampida. En el pasillo Kanroji Mitsuri se había acercado a Rengoku que se había llevado una mano al hombro con el dolor contrayendo su cara. Sin pensármelo dos veces fui corriendo en busca de un profesor que le parase todo aquello.

Todos sabíamos que en cuanto alguien de le atravesaba a Tengen Uzui, esa persona en el mejor de los casos acababa abandonando el instituto. Nadie, ni tan siquiera sus víctimas se atrevían a decir que él era el responsable de que sus días, días que deberían aprovechar para aprender y hacer amistades se acabaran convirtiendo en una pesadilla de la que tenían que escapar a toda costa. 

Encontré al profesor Kagaya hablando con el profesor Himejima y al contarles lo que estaba pasando se pusieron en camino. Nos tropezamos con otro compañero que dijo que ambos, Tengen y Rengoku habían caído por unas escaleras y que el nuevo se encontraba inconsciente.
—Iré en busca de Shinobu —dijo Himejima adelantándose.
—Gracias Kamado-kun por avisar —dijo Kagaya— ahora por favor regresa a tu clase.

Me mordí el labio pero obedecí. No quería ponerme en lo peor, pero de regreso al aula todos lo que habían presenciado la pelea, afirmaban lo mismo:

“Esta vez la ha jodido pero bien” decían unos. “Seguro que esta vez lo expulsan, un tío como Tengen no debería estar en un instituto como este, ¡es un maldito peligro!” “¿Sabes lo que dicen? Está involucrado con los Luna de Sangre…”

Zenitsu me estaba buscando por todas partes y cuando me vio aparecer se arrojó llorando a mis brazos.
—¡No puedes desaparecer así como así! —gimoteó— ¡Imagina que después de haberse cargado a Rengoku le da por mi!
La sola mención de esa posibilidad me erizó la piel.
—Zenitsu deja de decir cosas tan desagradables, seguro que solo es un susto…
—¡¿Un susto?! —chilló mi amigo— dices eso porque no has visto como le sangraba la cabeza.
—¡¿Quieres cerrar la boca de una puñetera vez?! Creo que no te das cuenta de que eres como un pájaro de mal agüero —intervino Hashibira Inosuke, otro de mis amigos.
—No tiene sentido que nos peleemos entre nosotros, cuando venga el profesor ya nos contará qué ha pasado realmente…
—¿Yo me voy a pelear con este cabeza de limón? —preguntó Inosuke alzando una ceja al tiempo que cruzaba, altanero, los brazos sobre el pecho y soltaba ruidosamente el aire por la nariz.
—A ver a quién llamas cabeza de limón… —gruñó el rubio ofendido.

El profesor entró y nos mandó a nuestros respectivos lugares para explicarnos la situación hasta donde él mismo sabía. Nuestro compañero de la clase de al lado había sufrido una conmoción cerebral a causa de la caída, por lo que era posible que no pudiera venir a clase en unos cuantos días. En lo que a Tengen Uzui se refería, estaría expulsado durante un par de semanas, dependiendo de cómo evolucionase Rengoku.
—Hay aparte algunas cosas muy importantes que os tengo que decir antes de que una situación como esta se repita —nos advirtió poniéndose aún más serio, nos miró de hito en hito antes de continuar hablando—. Del mismo modo que Tengen ha sido expulsado, si a cualquiera de vosotros se os ha ocurrido la estupenda idea de grabar la pelea para subirla a redes sociales o YouTube, que vaya borrando de inmediato el vídeo si no quiere correr la misma suerte. No vais a conseguir más followers y mucho menos os vais a volver virales subiendo a internet algo así. En todo caso estaríais dilapidando vuestro futuro y demostrando que tenéis una moral muy diluida. Tened muy claro que algo como lo que ha sucedido es totalmente inadmisible, por lo que tenemos que frenar y atajar el problema desde la misma raíz. 

Un murmullo inquieto se elevó hasta que un chico a nuestra espalda levantó la mano para pedir turno de palabra que el profesor inmediatamente le concedió tras pedirnos que guardásemos silencio.
—Vale, Tengen Uzui está expulsado, ¿pero qué hay de los Lunas de Sangre? —preguntó y el profesor inclinó la cabeza sin entender.
Muchos se revolvieron en sus asientos, incómodos.
—¿De qué estás hablando? —preguntó el profesor frunciendo el ceño.
—Es una banda callejera, todos los días viene uno de sus miembros a recoger a Tengen…
—Espera un momento, ¿estás diciendo que habéis visto a un pandillero en este centro y a ninguno de vosotros se os ha ocurrido avisar a ningún profesor? —lo interrumpió alzando la mano mientras las venas de su frente se le empezaban a hinchar y palpitar de una manera alarmante.

El chico que había hablado apretó los labios y se encogió en su asiento como si quisiera hacerse microscópico.

El resto de la clase el profesor nos explicó las medidas que tomaríamos a partir de ese momento y dadas las circunstancias para evitar ponernos en riesgo tanto a alumnos como a los miembros del cuadro docente. En el caso de que viésemos a algún miembro de esa banda tendríamos que notificarlo cuanto antes para que los adultos tomaran cartas en el asunto.

Por las miradas que intercambiaban algunos de nuestros compañeros, no tenían muy claro si estas medidas eran muy fiables. Se podía sentir el miedo emanando de todos ellos.

Al acabar las clases de ese día, Zenitsu se nos agarró del brazo a Inosuke y a mí y muerto de miedo nos suplicó que lo acompañásemos hasta la parada de bus. Hashibira protestó durante todo el camino, pero no al final fue él quien nos llevó a esta y antes de que Zenitsu se subiera al vehículo, le aconsejó a su manera que debía ser menos cobarde.
—Si sigues siendo así de gallina se te van a comer vivo cabeza de limón—dijo soltando una carcajada.
—Puede que yo sea un cobarde, pero tú actúas como un jabalí descerebrado —le gritó antes de que la puerta de este se cerrase impidiendo que Inosuke se lanzara a por él hecho un verdadero basilisco.
—¡¿Has visto lo que me ha llamado el cabeza de chorlito ése, Kompanchiro…?!
—¡Qué manía con cambiarme el nombre! ¡Me llamo Kamado Tanjiro!
—A todo esto —dijo mi amigo cambiando de tema— ¿tú sabías algo acerca de los Lunas de Sangre?

Negué con la cabeza, sí que era cierto que había visto a menudo a un chico pelirrojo y con tatuajes esperando a Tengen a la salida de clase, pero no tenía la más remota idea de en qué estaba metido. Luego le comenté que al ser vecino de la familia Rengoku, hablaría con su padre para ver cómo se encontraba y si podíamos ir a hacerle una visita al hospital.

Ambos nos despedimos y cada uno tomo el camino hacia su casa.

Tinta y Fuego (Libro I).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora