Tengen Uzui:
Al regresar del baño me había escrito mi madre para avisarme de que el próximo lunes vendría directamente al instituto a recogerme. Mientras le respondía alguien chocó contra mí tirándome el móvil al suelo entre un montón de panes y zumos.
—¡Uff! Lo siento mucho…
Solo me faltaba que de entre todos los imbéciles del instituto fuera la jodida Antorcha Humana quien hubiera tenido que chocar contra mí.
—¡Mira, cabeza de cerilla, me tienes hasta los mismos cojones! —grité agarrándolo de la camisa con una mano mientras que alzaba la otra para arrearle el puñetazo que estaba pidiendo a voces desde el día anterior. En el último segundo, inclinó la cabeza hacia un lado, mi puño pasó muy cerca de su pómulo y me agarró de la muñeca para evitar que volviese a intentar golpearlo, como si el muy gilipollas pensara que solo sabía golpear con una mano. Solté su camisa y volví al ataque logrando alcanzarlo en el hombro. Rengoku retrocedió tambaleándose un par de pasos y me miró apretando los dientes.
—¡¿Se puede saber qué te pasa?! —preguntó llevándose una mano al lugar donde le había golpeado— te he pedido disculpas, no tenía entre mis planes chocar contigo…A nuestro alrededor se había formado un corrillo de gente que no es que hicieran una gran labor intentando evitar que nos peleásemos. Kanroji fue la única que se acercó al otro para comprobar que estuviera bien.
—¡¿Qué parte de que no quiero que te cruces en mi camino no entiendes, retrasado?! —vociferé volviendo a arremeter contra él. Él empujó a un lado a la del pelo de dos colores evitando así que por accidente la golpease. Al ir hacia él pisé algo de lo que había tirado por el suelo y perdí el equilibrio.
—¡¡Uzui!! —Gritó Rengoku, con la cara pálida al tiempo que corría en hacia mí y me sujetaba del brazo tirando con fuerza hacia él, sin embargo mi peso hizo que cayésemos hacia atrás. Antes de cerrar los ojos lo último que vi fue como el rubio rodeaba mi cabeza con sus brazos y me obligaba a apoyar la cara en su pecho.El doloroso impacto contra unos peldaños mientras rodábamos escaleras abajo fue peor que los golpes que hasta entonces había recibido en las peleas en las que me había visto involucrado.
Cuando por fin dejamos de rodar, abrí lentamente los ojos y me separe de ese idiota. Pero de inmediato me di cuenta de que algo no iba nada bien. El brazo que descansaba sobre mí cayó pesadamente y sin fuerza. Levanté la mirada y vi que Rengoku estaba inconsciente en el suelo con una fea brecha en la sien derecha de la que brotaba un grueso hilo de sangre que estaba formando un charco debajo de su cara.
“¡Mierda, mierda, mierda!” Maldije mentalmente sintiendo que me invadía el pánico. “De verdad tienes que ser muy tonto para intentar salvarme después de todo… ¿En qué demonios estabas pensando?”
Alcé la cabeza y vi que el corrillo se había concentrado en lo alto de la escalera y nos miraban con cara de espanto.
—¡¿Qué mierda estáis haciendo?! ¡Llamad a un profesor, joder! —mis palabras parecieron espabilarlos y se alejaron corriendo. Apenas un par de minutos más tarde llegó uno de los profesores acompañado de una enfermera. Tras asegurarse de que tan solo estaba dolorido, este me lanzó una mirada de decepción mientras me enviaba al despacho del director.Antes de obedecer, vi con un nudo cerrándome la garganta como entre los dos atendían a mi compañero que todavía no había recuperado el sentido.
Quince minutos más tarde mis padres aparecieron y el director los puso al corriente de lo que había sucedido así como del tiempo que estaría expulsado, dos semanas, dependiendo de como evolucionara el estado de mi compañero.
Los tres salimos del edificio y durante todo el trayecto en el coche de camino a casa nadie abrió la boca. Por el contrario, cuando pusimos el pie en casa se desató el caos.
—Uzui, no se te ocurra pensar que estas dos semanas van a ser unas vacaciones, vas a estar castigado sin salir de tu habitación nada más que para lo estrictamente necesario y la próxima semana no te vendrás conmigo —dijo mamá más dolida que enfadada,
—¡¿Perdona?! —replicó mi padre con incredulidad—. Te recuerdo que es tanto tu hijo como mío.Entonces empezaron a discutir entre ellos, lo peor de vivir con padres divorciados era que a veces, más de las que me gustaría, me sentía como una puta pelota que se pasaban el uno al otro sin que ninguno de los dos se decidiera a quedarse conmigo o no.
Con los ojos anegados en lágrimas y el pecho hirviéndome de rabia, impotencia y frustración giré sobre mis talones y subí las escaleras hacia mi cuarto. Cerré la puerta de un golpazo, lancé mi mochila con furia sobre la cama al tiempo que gritaba todo el coraje que hasta entonces había estado reprimiendo antes de dejarme caer de espaldas resbalando contra la puerta y me aovillé abrazándome a mis piernas flexionadas.
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Tinta y Fuego (Libro I).
FanfictionHay muros que se construyen con ladrillos hechos de miedo, rencor, venganza, rabia e impotencia con el fin de tratar de proteger del sufrimiento a un corazón herido. Advertencia: 💎 Los personajes de este fanfic pertenecen a Kojoharu Gotouge. 🔥...