Capítulo Siete

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Ambos se quedaron sin habla.

Sasuke sintió que la ira crecía en su estómago y se expandía como una bola de fuego. Por su parte, Naruto se quedó helado de estupefacción.

Durante unos momentos reinó el más absoluto silencio, las miradas de los flamantes prometidos fijas la una en la otra, mientras Sarutobi observaba su reacción, expectante.

Por fin, Naruto se volvió hacia el shōgun y pronunció una especie de súplica incongruente:

—No... no habla en serio —balbuceó.

—Es una condena demasiado severa —Sasuke hablaba con los dientes apretados, deseando que las ganas de asesinar a su shōgun fueran pasajeras.

—Nada que no se hayan buscado.

Sasuke y Naruto se miraron, no con odio, aunque sí tratando de evaluar por primera vez cómo sería compartir la vida con una persona que no sentía más que desprecio hacia uno.

—Es un castigo demasiado... —dijo Naruto.

Sarutobi enarcó una ceja.

—¿De verdad? ¿Prefieres que separe tu hermosa cabeza de tu cuerpo?

Naruto no tuvo miedo, pero comprendió que el shōgun no se ablandaría con súplicas y no mostraría piedad alguna.

—Me arrebata mi clan, duro castigo por la ofensa que causé al señor de los Uchiha, pero cáseme con él y moriré.

Sasuke enarcó una ceja, escéptico. —Por favor, eres un pésimo actor.

Aquellas palabras lo enfurecieron tanto que levantó un puño contra él, pero Sasuke lo inmovilizó cogiéndolo por la muñeca. —Y tú eres ruin y cobarde —le espetó Naruto, sin importarle que el pelinegro le apretara la muñeca dolorosamente—. Dile al shōgun cuánto tardarás en encerrarme de nuevo en la mazmorra. Como mi marido te sobrará autoridad, tendrás poder sobre mí, tanto como para golpearme a voluntad, y entonces... —Iba a decirle que él intentaría arrojarlo al foso, pero su voz atronadora lo cortó en seco.

—¡Yo no golpeo a donceles!

—¿Ah no? Pues mi trasero no opina lo mismo.

La carcajada del shōgun paró la discusión.

—Bien, bien. Creo que será un matrimonio de lo más interesante. Sasuke optó por adoptar una actitud impasible ante el nuevo juego de Sarutobi.

—No creas que lo dominarás fácilmente, pero será instructivo ver como lo intentas. —Sarutobi se cruzó de brazos—. Pero no te permitiré hacerle daño. Él no sufrirá humillaciones ni maltratos, que te quede claro.

—Entonces ¿quieres que me convierta en el hazmerreír de mis hombres? Si me pliego a sus caprichos, este doncel me meterá en más problemas de los que puedo imaginar.

—Vamos, vamos. Por lo que me ha comentado tu abuela, hay discusiones que te resultan de lo más placenteras.

Naruto contuvo una exclamación.

Sasuke respiró hondo. Cuando le dijera un par de cosas a Shizune haría que deseara ser sorda.

—Sasuke, Naruto será tu esposo en todos los sentidos, pero te comportarás correctamente. Es más, como señor consorte de este clan le corresponderán una serie de privilegios.

Naruto entornó los ojos y un escalofrío le subió por la columna.

—Su opinión será escuchada por el consejo y su voto contará tanto como el tuyo, lo que no te importará demasiado ya que sigues con la vieja tradición de que te digan qué debes hacer y qué no.

La marca del Samurái - SasuNaru {ADAPTACIÓN.}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora