24.- Kakashi Hatake

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<<El camino hacia adelante no es fácil, entre más alta es la apuesta, más difícil es alcanzarla. Si alguien dice que es fácil hay de dos, o miente o trabajó duro para lograr decirlo>>

Al abrir los ojos Sakura parpadeó varias veces mientras despejaba su mente luego de un sueño reparador. A su lado Soku dormía plácidamente y los puff dormían acurrucados en el tocador. Con mucho cuidado de no despertarlos se levantó y fue a hacer el desayuno.

Los sucesos del día anterior aún estaba muy presente en ella, la adrenalina de la traición de su ex profesor, la revelación de un secreto a voces de la aldea y su repentina graduación la tenía muy contenta, tan contenta que sin darse cuenta comenzó a hacer un sustancioso desayuno. Sacó varios huevos, tocino, un poco de salchicha, miel, pan para tostar e incluso se animó a sacar ingredientes para hacer un par de hot cakes.

No pasó mucho cuando escuchó unos pasos entrar a la cocina y como lo supuso eran de Soku, el único de ellos en no hacer mucho ruido al caminar, él le dió un beso en la frente como un saludo mañanero y entonces se unió a hacer el desayuno tomando la harina y los huevos para hacer los panqueques.

Aún en silencio Sakura sentía que la alegría contenía salía a borbotones de ella. Incluso cuando sus padres entraron y por último su hermana que se pavoneó con su banda ninja en la cabeza, no se al entrar se pavoneó otra vez con su banda ninja en la cabeza no le afectó.

—Felicidades —dijo tratando de ocultar su entusiasmo.

Sakuya se detuvo en seco y la volteó a ver con recelo por un par de segundos, había algo distinto en su hermana y no podía dar con la razón por más que la mirara.

—¡Hum! —sintiéndose molesta se dió la vuelta y se fue a sentar a comer el desayuno.

No, este día no habrá nada que la moleste. Ni las palabras punzantes de su hermana, la ida de su hermano a la misión o incluso si Konoha caía bajo un ataque repentino... No, eso no, tampoco es para tanto. El caso es que tenía ganas de restregarle en la cara a su hermana de que si logró convertirse en ninja y jactarse frente a sus padres quienes no creyeron en sus capacidades. Soku le advirtió que no lo dijera así que si él lo dice está de acuerdo, además de que una pequeña parte de ella tenía el miedo de que si lo decía a los cuatro vientos antes de formar su equipo entonces de alguna manera sus padres lograrán quitarle su título de ninja.

Cuando sus papás y su hermana salieron de la casa para acompañarla a la academia Sakura salió despedida a la mesa a aspirar un par de huevos, un panqueque y al instante como una bala corrió a la habitación de Soku a cambiarse de ropa. Pronto será la hora de armar los equipos y esta vez no se perderá la hora.

Al abrir la puerta casi se tropezó con su hermano que le miraba sonriente con algo oculto detrás suyo.

—¿Qué sucede? —preguntó Sakura, discretamente vió el reloj para haccerle ver a su hermano que tenía prisa sin llegar a ser grosera.

Soku simplemente se rió.

—Ten, felcidades por tu graducación —dijo Soku mostrando una mochila nueva color amarillo crema.

Sorprendida tomó la mochila sin creerlo, con las manos temblorosas abrió la bolsa que pesaba un poco, dentro de ella había varios objetos, un kit de armas y su repuesto, vendajes, medicina de primeros auxilios, herramientas ninjas completamente nuevas y un poco de dinero.

—Esto... —se le hizo un nudo en la garganta.

—Tienes que estar preparada ahora que eres ninja —le acarició la cabeza con cariño.

Emocionada tiró la mochila y los abrazó con fuerza, un par de lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas, tenía el mejor hermano del mundo.

—Gracias, lo cuidare mucho. Te voy a extrañar —dijo entre sollozos.

Sakura, el inicio de una kunoichiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora