Sakura, el inicio de una kunoichi

10.- Primera misión

Un ninja siempre debe estar preparado para todo; es nuestra línea de trabajo. En la escuela me enseñan a anticipar, a no dejar ningún flanco descuidado. En Akatsuki me enseñan a estar siempre alerta, incluso al dormir, a mantener la frente en alto y anticipar el ataque antes de que el enemigo aparezca. Sin embargo, siendo ninjas, los ataques sorpresa son la orden del día. Ser más listo, más fuerte y tener mayor destreza define la línea entre la vida y la muerte. No hay forma de saber cuánto daño se ha recibido hasta que uno se detiene.

Para ser las 6:30 de la mañana, es muy raro ver a todos los miembros de Akatsuki despiertos y fuera de sus habitaciones tan temprano. Algunos con rostros serios y otros curiosos, se dirigieron a la sala de reuniones. Si estaban levantándose tan temprano, solo podía significar una de dos cosas: o había sucedido algo realmente grave, o tenían que realizar una misión muy importante.

Cuando abrieron la gran puerta, se encontraron con una larga mesa rectangular, con asientos vacíos a sus costados y la silla del fondo volteada.

—¡Espero que estén preparados para estar bajo el yugo de mi puño, pequeños súbditos! —dijo Sakura, deslizando la silla lentamente como lo haría cualquier villano maquiavélico.

Tal vez se lo hubiesen tomado con más humor en otro momento y a otra hora. Hoy no es el dia,

—Está bien, Sakura, ve a tu asiento —dijo Pain, apareciendo con los demás y Konan.

Sakura asintió y dio un brinco desde el asiento de Pain para sentarse a su izquierda. En el corto trayecto, daba pequeños saltos, pareciendo un conejo rosado cargado con mil voltios de energía. Esto recordaba aquella vez en la que Tobi y ella hicieron una pijamada, colando muchos dulces en su cuarto y terminando en un shock de azúcar que provocó caos por toda la sede de Akatsuki.

Poco a poco, todos tomaron sus asientos y esperaron. Pain guardó un momento de silencio, observando a cada uno de sus aliados antes de comenzar.

—Como ya saben, tenemos una misión muy importante para convertirnos en la mayor potencia jamás vista y lograr la paz mundial —todos estaban al tanto de esto, así que esperaron—. Es por eso que ahora tenemos bajo la mira a todos los bijuu. Hasta el momento, conocemos las posibles ubicaciones de cada uno de ellos. Sin embargo, en una expedición realizada por Konan y los otros Pain, hemos descubierto algo que hasta ahora ha permanecido oculto para la humanidad y que cambiará el rumbo de nuestras vidas.

Si alguien hubiese soltado un alfiler, habría hecho eco en toda la habitación de lo silenciosa que estaba. Nadie dijo nada, incluso Sakura, que estaba muy feliz, se quedó quieta esperando a que Pain continuara hablando.

—Según unos textos antiguos encontrados en unas ruinas, hay un mapa que nos guiará a una criatura en un pequeño templo alejado de la civilización. Dentro de ese templo se encuentra ser poderoso.

Pain miró a todos y cada uno de ellos antes de lanzar la bomba.

—Dentro de ese templo está contenido el bijuu de diez colas.

Como un relámpago, todos comenzaron a hablar y opinar en voz alta. Hidan se reía como un maníaco, Tobi gritaba para unirse al ruido, y Kakuzu hacía cuentas de cuánto costaría esta información.

—¡Silencio! —alzó la voz Pain. Cuando todos se quedaron callados, lo miraron—. No solo se ha descubierto la existencia del bijuu de diez colas, sino que las personas que custodian a la bestia la mantienen no en un humano sino en una estatua. Esta misión de máxima prioridad, porque si nosotros hemos descubierto esto, es posible que otros también lo descubran, a pesar de que destruimos la evidencia. Hoy mismo, un grupo irá a recoger la estatua y traerla a la guarida.