Capítulo 6 - Fireworks

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Draken le había dado un papel a Baji-san con dos direcciones: la primera era del conocido de Draken que traficaba artículos de pirotecnia y la segunda era de la persona que se encargaría de la decoración tenebrosa.
- Los conoces, Baji-san? Chequeaste las direcciones ayer como te dije? - consulté mientras salíamos de la escuela.
- Ni puta idea quienes son, pero Draken me dijo que era cerca. - respondió mientras sacaba torpemente un papel todo arrugado de su bolsillo y hacía un globo con el chicle de uva que estaba masticando.

Lo estiró por algunos segundos y procedió a mirarlo con concentración. Abrió bien los ojos. Se comenzó a marcar una vena en su frente. El chicle reventó y quedó pegado en toda su cara.
...
-Chifuyu, vamos por mi moto. -

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Draken le había tendido una broma a Baji para molestarlo y el sujeto de la pirotecnia vivía como a 2 horas de la escuela, así que tuvimos que pasar a buscar la moto para acelerar el encargo. Aunque no estaba lloviendo, hacía un frío terrible y andar en moto en esas condiciones no era ninguna gracia, pero era la opción más rápida.

Antes de salir, pasamos a mi apartamento a darnos una ducha y cambiarnos de ropa.
- Jodido seas, Draken. Cuando lo vea, le haré explotar unos petardos en el culo! - refunfuñaba tendido sobre mi cama con el cabello mojado mientras esperaba que yo saliera de la ducha.

- Pero no puedo enojarme cuando estás así recostadito conmigo, orejitash -
Peke J se había recostado en el pecho de Baji-san y estaba ronroneando a toda potencia.

- Me extrañasteee? a ver, ronronea si me extrañaste... Aaahh eres un buen chico! Así eshhh! Me amas? A ver, ronronea si me amas... Ayyy, yo también te amo muchooo. Me permites comerme tu patita? Si?-

Desde el pasillo escuchaba la conversación (o más bien monólogo?) de Baji y Peke J, y cuando volví a la habitación Baji tenía su patita en la boca.
- Baji-san, te enfermarás si haces eso! No sabes por dónde camina Peke J -

Se quitó rápidamente la patita de Peke J de la boca y se incorporó nuevamente.
- Bah las bacterias te hacen más fuerte. Cierto, Peke J? Aparte tus patitas son las más limpiecitas de Tokyo - ahora besaba sus patitas provocando que Peke J se recostara relajadamente de pancita.

Se sentía tan acogedor estar con Baji fuera del campo de batalla. Cómo un chico tan rudo, intimidante y letal podía ser tan cálido? Comienza a incomodarme lo bien que se siente estar con él.

- Chifuyu, vamos! O se nos hará tarde y haré enojar a tu madre. - hizo la última caricia a Peke J, sacudió su playera negra que estaba llena de pelos y giró con sus alargados dedos la llave de su moto.

Salimos de la habitación, nos despedimos de mi madre (que regañó a Baji-san por salir con el cabello mojado) y nos montamos en la moto.

- Me siento mal por haber preocupado a tu madre. De vuelta le traeré algo en recompensa. Súbete, Chifuyu! -

Deslicé mis dedos por la chaqueta de cuero de mi amigo y rodeé su pecho. Había hecho eso tantas veces, pero por qué ahora se sentía diferente?

Sonaba el rugido del motor y las gotas del cabello mojado de ese chico caían por el cuero negro de la chaqueta.

- Afírmate bien! Haremos rugir a esta chica como nunca antes! -

Tomó mis dos brazos y con una fuerte jalada, estrechó mi cuerpo al suyo quedando totalmente arrimados. Acto seguido, aceleró como nunca antes y dio un fuerte grito de emoción.

Rendido ante la fatiga de mi pecho aprisionado y mi mente enmarañada en una enorme confusión,  cerré mis ojos y recosté mi sien sobre la espalda de aquel chico salvaje al volante.

La fragancia de su cabello era inexplicablemente deliciosa. Era una fragancia fresca y varonil, pero con un pequeño toque dulce. Nunca me había llamado la atención el perfume de un hombre. De hecho, solía disfrutar los perfumes dulces de las chicas. Pero en Baji-san quedaba tan bien... Hacía que no quisiera despegarme de él.

Con los ojos semi abiertos apenas vislumbraba las borrosas luces de la ciudad. El estridente ruido de las multitudes y el movimiento parecía cada vez más lejano y la voz de Baji comentándome algunos detalles que no terminaba de pillar hacía un eco seco en mi mente ensimismada.

- Chifuyu, te dormiste? - escuché a lo lejos.

Me sentía fuera de mi mismo. Bajo un encantamiento extraño. Aunque mis manos estaban frías, mis orejas y mi abdomen se sentían calientes.

- Tienes las manos heladas, no trajiste guantes? - estábamos en un semáforo y sus manos tibias frotaban las mías que estaban congeladas.

- Lo olvidé, ando un poco distraído. Lo siento - sonreí con debilidad.

- No tienes remedio. - rechistó.
Acto seguido, bajó el cierre de su chaqueta, tomó mis manos suavemente y las metió dentro de su cálida chaqueta. Sentía su fornido pecho y un corazón que latía rápidamente.
-Baji-san, no es necesario, es algo extraño - murmuré avergonzado, pero sin atreverme a retirar mis manos.

- Solo déjalas y descansa - dijo mientras volteaba a mirarme.

Su voz fue sorprendentemente suave. Tan dulce, como el olor a uva y pasta dental que salía de su boca. Quedé paralizado.  Estoy asustado de no entender lo que siento. Admiro a este chico más que a nadie, es mi amigo, pero es normal que se sienta bien tocar el torso de un hombre? Sus labios y su aliento son tan...

- Chicos, ya está en verde! Interrumpo algo? -

Bloody HalloweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora