Cuando llegamos, Mitsuya nos estaba esperando cual madre un sábado por la noche. Nos estuvo regañando durante unos minutos, pero no tardó en olvidarse de su enojo y reír como si nada. Él es demasiado noble como para guardar rencores. Nos describió lo que debíamos monitorizar y se marchó a retomar sus propias funciones.
Había mucho trabajo que hacer, así que pusimos manos a la obra.
Primero, fuimos a inspeccionar la entrada. Habían colocado una enorme cabeza de Tengu que parecía devorar a todo quien entraba. Además, estaban instalando luces que reflejaban figuras tenebrosas en la pared (de día no se veían, pero uno de los chicos nos lo comentó) y frente a la fachada, un jardín de lápidas falsas con manos de zombies emergiendo de la sepultura frente a ellas (aún habían chicos enterrando manos ahí).Entramos por la boca del tengu y el salón olía a pintura fresca. Habían pasado unos días pintando las enormes paredes de negro azabache. Del cielo colgaban "cuerpos" con una soga al cuello y en las esquinas, rieles con cadenas. Mesas con telarañas, cubículos que contenían tenebrosas muñecas descansando en lechos de flores secas y siniestros espejos que intensificaban el terror. Era sorprendente el esfuerzo que habían puesto los chicos en la organización de todo esto. Y todo era una muestra de lo importa que era Baji-san para ellos. Querían darle una sorpresa y reescribir las memorias de esta triste fecha.
Todo eso me hizo darme cuenta de que yo también... quería esforzarme y poder demostrar cuánto lo apreciaba. Aunque no pasáramos la noche juntos, aunque estuviese cada uno por su lado, quería demostrarle cuán importante era para mí. Simplemente no podía modificar ese sentimiento. No podía centrarme en mis pensamientos egoístas, en un día en el que él debía ser feliz.
Mientras me encontraba dirigiendo y ayudando en todo lo que se necesitara, Takemichi se pasaba el día tocando las figuras (y asustándose con las que se movían, incluso olvidaba que algunas se movían y volvía a asustarse), dando saltos intentando agarrar los pies de los difuntos, enrrollándose en las cadenas y jugando a entrar y salir del tengu.
- Chifuyu, Chifuyu. Mira! - de las cadenas colgaban unas esposas y Takemichi fingía estar prisionero.
- Estoy cautivo. Retomemos lo de anoche - bromeaba y se colocaba en comprometedoras posiciones.
- No pasó nada anoche, ya te lo dije - respondí avergonzado, intentando aclarar la situación ante las miradas del resto.
- Solo bromeo. Deberías tenerlas en consideración para cuando Baji se ponga agresivo. Solo arréstalo acá y problema resuelto -
- Espero no tener que usarlas, pero quizás no tenga alternativa - reí. Imaginar la situación me hacía gracia.
Pese a todo, estaba contento de tener a mis amigos. Takemichi había logrado sacarme una sonrisa durante toda la jornada. Los tragos de los gemelos al parecer habían mejorado mi ánimo de forma mágica. Y ver a todos los chicos trabajar tan duro, compartir risas y estar tan animados para la noche, me había contagiado de un buen ánimo excepcional.
Cuando terminamos los detalles finales, ya eran las 7 de la tarde. Ni siquiera habíamos tenido tiempo de almorzar, pero Mikey nos esperaba en los vestidores para comer y alistarnos. También había dado un emocionante discurso para quienes habían colaborado y les había convidado bebidas y bocadillos.
- Buen trabajo, chicos! - Saludaba Mikey, mientras estaba como un gato corriendo en toalla en los camarines.
- Mikey-kun, ven acá, debemos maquillarte y alistar tu cabello! - lo perseguían por toda la habitación las discípulas de Mitsuya.
- Nones, es Draken quien hará mi maquillaje y mi cabello, cierto que sí? - Ahora se había montado sobre la espalda de Draken, quien afirmaba su trasero intentando que no se cayera su toalla.
- Sécate y vístete mientras me doy una ducha, sí? No andes desnudo frente a las señoritas - respondía el mayor con paciencia.
- No me ibas a vestir tú? - respondía sin inmutarse, como si fuese de lo más normal.
- Nos vemos, chicos - Draken se lo llevaba a rastras hacia los vestidores, mientras tapaba su boca y la toalla de Mikey arrastraba en el piso, revelando su trasero.- Bueno, creo que es mejor que Draken lidie con Mikey. Confío en él - respondía Mitsuya entre risas, quien también venía saliendo de la ducha y solo llevaba puesto el pantalón del uniforme, dejando ver su pálido y fornido torso, y sus hombros humedecidos por las gotitas de agua que caían desde su cabello.
Todos asentimos para luego dirigirnos a las duchas que estaban en el baño de hace un rato (era un baño solo para el staff que Draken había logrado habilitar, reviviendo las cañerías no sé cómo y parecía hasta tener agua caliente? La magia de Draken).
Estábamos Takemichi, Hakkai, los gemelos y yo, mientras el resto se alistaba en los camarines.
- No había notado que todos habían tinturado sus cabellos! - exclamé asombrado.
- Es para nuestros disfraces, pero aún no los podemos revelar - decía Nahoya con una sonrisa, luciendo un sedoso pelo negro.
- Chicos, estar en la ducha siempre me da ganas de mear. Puedo hacer acá? Ya no aguanto - confesaba Hakkai, intentando apuntar al desagüe, que estaba justamente al lado de mis pies.
- NOOO - respondíamos todos al unísono, en una mezcla de risas y disgusto.
Mientras intentábamos detener a Hakkai, que terminó orinándome los pies de todas formas, lo cual provocó que tuviésemos que concentrarnos todos en la esquina opuesta al desagüe, entró Baji-san a las duchas y al instante, reinó un silencio sepulcral.
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Bloody Halloween
Fiksi PenggemarEsta historia se sitúa en una línea temporal donde Baji no muere en el Halloween Sangriento. A dos años del incidente, Chifuyu aún no puede superar el haber estado a punto de perder a su mejor amigo y tiene episodios de pánico. Ad portas del anivers...