DIAGNOSTICO

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Aún tenía su aroma impregnado en mí, la sensación de sus labios rozando mi piel, su respiración fría en mi cuerpo, me hacía volver en fugaces recuerdos de lo que había sido nuestra noche, entré en el calor de mi casa, la abuela y ben estaban viendo una película, ambos giraron cuando me escucharon cerrar la puerta.

—Hola cielo, como fue la cena— preguntó mara al instante

—Perfecta abuela— suspiré con una sonrisa mientras me sentaba en el sofá torpemente.

La risa de Ben me tomó por sorpresa, al parecer mi torpe movimiento le hacía gracia, la abuela se tapó la boca con una mano intentando ocultar la sonrisa.

—¿Qué es tan divertido?— les pregunté algo confundida

—Nada mi niña, solo me alegra, verte tan feliz.— Ben sacudió la cabeza como si se acabara de reír de un buen chiste.

No me molestó, me levanté del sofá, tomé mi bol de comida y mi cartera.

—Voy a calentar mi poca comida y me iré a mi habitación para aprontar las cosas, mañana tengo clase— les comenté ambos, antes de irme a la cocina le di un beso en la mejilla a los dos.

Me devolvieron el beso con la misma calidez, fui a la cocina y calenté mi comida, la carne al tomar calor soltó algo de su sangre, me dio bastante asco, por lo que tome una botella de jugo de naranja para intentar alivianar el momento.

Les deseé buenas noches a mis abuelos y subí las escaleras, puse mi abrigo y mi cartera en la silla, apoyé el bol en mi escritorio y lo dejé tapado con el repasador para que guardara el calor, tomé de mi armario mi pijama, ropa interior y mis pantuflas.

Me di una ducha, mientras el agua caía no podía despegar de mi mente la sensación de las fuertes manos de saimón acariciando mi espalda, di un suspiro y luego me envolví en mi toalla para salir de la ducha

sequé mi pelo y me fui de nuevo a mi habitación, me senté en mi silla y destapé la comida, seguía caliente, el primer bocado sabía delicioso, la salsa le había quedado perfecta, termine de comer mientras leía un libro.

Al día siguiente me desperté antes que la alarma sonara, de seguro saimón estaría por venir por mí, hoy sabría los resultados de mara y quisiera decir que eso no me ponía nerviosa pero era mentira, sé que a su edad es predecible que se enferme pero realmente esperaba con todas mis fuerzas que no fuera nada difícil de tratar

perder a alguien más en tan poco tiempo después de mis padres no iba a ser fácil, una vez lista baje a la cocina me serví café, salude a mara y ben y me fui, como era de esperar saimón estaba afuera, camine hacia el sintiendo el hormiguero en mí después de la noche de ayer.

—Buenos días maia─me dijo dándome un beso

—Buenos días, chupa sangre.— respondí sonriendo, mientras ponía mi mochila en el asiento de atrás.

Saimón se rio y comenzó a conducir hacia nuestro destino.

—No te parece muy temprano para tomar café?

—¡Nunca es muy temprano para el café!

Saimón se rio de mí y sacudió la cabeza, no iba a llevarme la contraria respecto a mi adicción, el resto del viaje fue placentero, con mi café caliente, ni la lluvia me molestaba, estaba realmente cómoda, cuando le di mi último sorbo me di cuenta de que ya habíamos llegado al hospital, a sique toda esa relajación del momento se suspendió por un momento.

—¿Estás lista?

—Si eso creo— sentía el nudo en mi estómago y el café empezaba a no querer sentarme bien

Ocaso LunarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora