Ocaso Lunar

BORTHON

Corrí hacia la abuela, cuando la vi su rostro era pálido, tomé su mano para que supiera que me encontraba ahí, ella me dio una apagada sonrisa, Ben me dijo que la acompañara en la ambulancia, que él vendría atrás de nosotras, asentí con la cabeza en medio de lágrimas, no estaba lista para perderla, el médico nos había dicho que aún nos quedaba más tiempo juntos y la necesitaba, la sirena sonaba a medida que avanzábamos por la ruta oscura.

Acariciaba la mano de mara, ella estaba con el oxígeno y aunque intentaba mantenerse despierta no tenía mucha fuerza.

Al cabo de unos minutos llegamos al hospital, me quité del camino para que la pudieran bajar y atenderla, me quedé parada afuera esperando a Ben y cuando este vino, ambos entramos de prisa hacia el pasillo por donde llevaban a la abuela, pero una enfermera nos bloqueó.

─No pueden pasar, por favor esperen en la sala, el médico vendrá hablar con ustedes, no se preocupen, harán todo por ella─ nos dijo con voz firme pero amable.

─Está bien, gracias─ respondió ben, mientras me abrazaba y me llevaba hasta los bancos que estaban a un lado del pasillo.

─Que fue lo que paso?, se sintió mal?─ le pregunté.

─Dijo que no podía respirar y que le dolía mucho la cabeza─ me contó con la voz entre cortada.

─Ben─ suspiré y me largué a llorar, él me abrazo.

─Lo sé cariño.─ pude sentir su corazón latir rápido.

Nos quedamos abrazados, por las horas que duro el médico en salir a darnos noticias de la abuela, cuando mis lágrimas comenzaban a secarse, un doctor alto que traía una túnica azul, se acercó a nosotros, ambos nos levantamos.

─Buenas noches, soy el cirujano que atendió a amara, ella tuvo un derrame cerebral, ahora está estable, pero no puedo asegurarles que vaya a poder superar esto, a su edad y en su estado, no tiene mucho tiempo a su favor.

Sentí un golpe en mi corazón, un dolor indescriptible, aunque sabía que esto iba a pasar, no podía creer que iba a ser en menos tiempo, mis lágrimas me invadían por completo, sentía mis piernas temblar, miré a ben, quien intentaba aguantar su llanto, él me tomó firme la mano e hizo la pregunta que no quería que hiciera.

─Cuanto nos queda con ella?─su voz apenas salía, sentía su dolor, apreté su mano para que supiera que estaba con él, mi piel se erizó por completo antes de escuchar la respuesta.

─Un mes es lo que estimamos, pero lamentablemente, puede ser menos, amara se quedara en el hospital, para brindarle comodidad hasta el último momento, lo siento mucho─ sus palabras sonaban como piedras en nuestras cabezas.

Entonces el accidente de mis padres vino a mi mente, su muerte, el recordar de los días después de despertar y saber que era la única que había sobrevivido, ahora mara, mi dulce abuela, la iba a perder, como iba a vivir sin ella, sin su calidez. Ben me abrazo, pero aun así no me sentía protegida, tenía un vacío dentro de mí, la vida me golpeaba de nuevo y no sabía si esta vez tendría la suficiente fortaleza para resistir.

La enfermera que hoy nos bloqueó el paso se acercó para llevarnos hacia la habitación donde estaba mara, en el camino nos explicó en el estado que íbamos a encontrarla y que lo fundamental es que descanse estos primeros días, la operación había sido muy agotadora, por lo que nos dijo que podíamos quedarnos con ella, pero debíamos tratar de cansarla lo menos posible. Ben y yo asentimos a todo lo que nos decía, lo único que pensábamos era entrar y verla.

Ella se detuvo en la puerta 45 y nos dijo que podíamos entrar, ben abrió despacio, una lámpara alumbraba la blanca habitación, entre atrás de él, y nos pusimos en diferentes lados de la camilla para poder tomar sus manos, se la veía tan pálida, aunque su piel se sentía cálida, tomé su mano e intenté con toda mi fuerza contener mis lágrimas, le di un beso y miré a ben, él estaba llorando mientras tenía la mano de mara en la suya. Me levanté y caminé hacia él, acaricié su espalda, intentando consolarlo.