Carretera principal, National City, 2011
En un día completo condujeron hasta Midvale en busca de sus padres, se turnaban la conducción para evitar que alguien llegara y saqueara todas sus pertenencias si descansan las dos. Trataban de que su conducción fuera directa, no tomar muchos desvíos largos por tratar de esquivar a los no muertos —ya que eso era casi imposible— querían economizar lo máximo posible el combustible que tenía el tanque del Jeep, más de una vez intentaron desviarse a una gasolinera, llegar era fácil, más no ingresar en ella. Estaban obstaculizadas por autos abandonados, o zombis hambrientos y no precisamente contentos porque su hambre se estaba intensificando, las hermanas Danvers podían notarlo con el paso de los minutos. Les preocupaba quedarse sin combustible en medio de la nada, podrían aventurarse a adentrarse en algún bosque para llegar hasta su condado natal, sin embargo, a esas instancias y no era muy confiable hacerlo.
Mientras su hermana mayor dormía con una mueca de clara angustia, Kara se dedicaba a conducir en medio de la madrugada, sus pensamientos iban y venían girando con el mismo tema, su familia, o cómo acabar con el apocalipsis sin morir en el intento. Dos semanas y un día, llevaba contados los días en el infierno se desató en toda la tierra, eso mismo llevaban sin saber nada de todos sus seres queridos. Aunque no quisiera decir nada, tenía miedo, miedo de llegar y encontrarlos todos convertidos en esos horrosos seres. No quería sentir el peso del arma en sus manos si tuviera que darles un disparo para finalizar con sus cuerpos carentes de alma.
Sentía como su cuerpo se agitaba cuando pasaba por pequeños baches hechos por los no muertos que se detenían inútilmente tratando de atrapar el auto. Kara solo suspiraba rodando los ojos irritada por la pesadilla que estaba viviendo, casi no ocultaba sus ganas de llorar pensando en el mundo que estaban por heredar los pequeños niños sobrevivientes, no ocultaba las ganas de gritar por todos aquellos que han muerto brutalmente a manos de esos podridos como solía decirles Alex.
No lo entendía, entendía que la humanidad estaba enferma y con muchas carencias; más no entendía quiénes fueron los bastardos que trajeron a la vida real el virus, ¿por qué lo hicieron y con qué fin? Todos aquellos no muertos no poseían la culpa de nada, fueron humanos como todos, tuvieron trabajos, familia, una vida que perdieron injustamente, como todos los demás.
Apretó con fuerza las manos contra el volante y miró como el cielo comenzaba a aclararse; aquellos colores rosas, amarillos y celestes ya no tenían el mismo sentido que antes, ahora solo significaba haberle ganado al tiempo un poco más de vida. Algunas de sus lágrimas comenzaron a caer en su regazo, ya no habrían días de campo para compartir con Lizzie, no harían su anhelado viaje a Disneyland que tanto le pedía como regalo de cumpleaños. Oh, su pequeña niña, se imaginaba cuán asustada podía estar por los horribles monstruos que la acechaban, esos pensamientos se clavaban en su ser como un puñal, sentía una impotencia tan grande que casi no lograba sobrellevarla.
—Alex, despierta —se limpió sus lágrimas con fuerza evitando ser vista, su hermana se quejó medio dormida—. Creo que más adelante hay una gasolinería —le dio varias palmadas en su pierna— ¡Despierta!
—Ya voy, no tienes por qué gritarme —refunfuñó frotando sus ojos—. ¿Crees que hayan muchos zombis? No me gustaría empezar a gastar municiones por nada.
—Espero que no, tampoco me gustaría empezar a gastar municiones. Si no hay muchos y dispersos, podríamos acabarlos con el cuchillo —Alex que todavía tenía un poco de sueño asintió mirando distraídamente la hora.
—Mierda, son a penas las 4:00 A. M. —bostezó— Jamás me había costado tanto levantarme temprano. Maldito apocalipsis zombi.
—Esto solo es el inicio, hermana mía. Será divertido patear unos cuántos culos zombis—comentó con un agridulce cinismo haciéndola reír—. Por lo menos estamos más cerca de Midvale.
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National City Z
Science FictionMetrópolis, Illinois City, 2000 En un laboratorio subterráneo en un punto muerto de la transcurrida Metrópolis City, dos grandes científicos se encontraban ocultos en sus penumbras y gélidas instalaciones, tenían un poco de frustración y maravilla e...