Capítulo XV

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Midvale, National City, 2011

Lo único que lamentaba de levantar los muros era tapar la majestuosa playa, tenía suerte que en la casa de sus padres se pudiera apreciar por medio del balcón, amaba tanto ese balcón. Suspiró con melancolía, recorriendo cada esquina para verificar que todo estuviera en orden, no negaba que extrañaba su adolescencia, jugar volleyball, derribar a Alex con grandes balonazos hasta que eran llamadas por sus padres como indicativo de volver. ¿Cuántos deportes le faltaron por probar? Eran muy buenos tiempos aquellos, practicó muchos y ganó unas cuántas medallas, era considerada muy buena, tenía mucha elasticidad, habilidad y destreza para practicarlos, ¿cuántas veces no escuchó que llamaban desperdicio de talento por haber elegido una carrera afín?, eran incontables y no le importaba escucharlos, en lugar de eso optó por Criminalogía Forense. Admitía qué habían momentos difíciles en su profesión; cargadas psicológicas, amenazas de muerte, golpes bastante dolorosos en su cuerpo, a veces no existían otras alternativas que quitarle la vida a los atacantes. Si pensaba un poco más a fondo, no se arrepentía de haber tomado esa decisión como futuro seguro, menos en lo que se convirtió el mundo, uno que no le importaba cuántos diplomas se tuviera, lo único que importaba era sobrevivir y ya. Detrás de los muros escuchaba gruñidos enojados y hambrientos, eran zombis atorados en trampas, cuando hubieran demasiados alrededor saldrían a matarlos, no querían hordas tratando de derribarlos. Era difícil no sentir que estaban atrapados en esa serie apocalíptica, todas las condiciones se volvieron similares en algunos aspectos, Ruby siempre encabezaba la lista de cosas que sucedían ahí y, casi ridículamente aprendían a prevenirlas gracias a ella. Alzó su mirada para apreciar como avanzaban con la torre de vigilancia, tenían pensado establecer un horario, a cada uno le tocaría un turno, se detuvo un poco para mirar a Lena ayudar a hacer la pequeña huerta, tenía su frente y nariz sucia, se notaba su poco conocimiento en esa área, quiso lanzarle una broma, pero mejor se detuvo, no quería enfadar a su novia.

Novia, todavía le parecía extraña la palabra, ya no era una adolescente, ni una universitaria para alardear de esa palabra, era una mujer que estaba divorciada y tenía una hija; pensó en cómo conoció a Lena, a penas soportaba verla y, ahora no podía imaginarse sin ella a su lado. Se entristeció un poco recordando la conversación que tuvieron, debían hablar con sus padres para averiguar quién era el científico maldado, su mal presentimiento se acentuó. Kara le guiñó el ojo cuando sus miradas se cruzaron, trataba de no hacerle ver su tristeza, pronto partirían a National City, si no hallaban nada ahí, su destino se centraría en Metrópolis. Siguió con su camino, le faltaba caminar más o menos bastante para terminar, escuchó los ladridos de Rocket por corretear libre jugando con cada niño, Lizzie parecía sentirse muy cómoda conviviendo con cada uno, la saludó eufóricamente para seguir jugando. Por ellos tenían que luchar, verlos libres, tratando de darles la vida que soñaron para cada uno, aunque todo se hubiera destruido.

—Rubia —escuchó a Oliver hablarle con indiferencia a su lado.

—Queen —respondió del mismo modo.

—La torre de vigilancia está quedando bien, ¿deberíamos colocar en cada punto cardinal? —cruzó sus brazos observándola todo.

—Creo que es lo mejor —apoyó Kara colocando sus manos en la cintura—. ¿Se han visto cazarecompensas?

—No sé si considerarlos cazarecompensas como tal —rascó su barbilla—, he visto a un kilómetro, o dos varios motociclistas cuando salí hacia el bosque por más plantas, ¿estarán buscándola?

—Sí —suspiró agarrándose el puente de su nariz—, no descansarán hasta tenerla en su poder —Oliver solo negó con su cabeza.

—¿Algún día sabremos por qué la buscan? —la rubia lo miró— Somos oficiales, sabemos que así porque así no van a buscar a alguien.

National City ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora