Capítulo VII

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Smallville, Kansas City, 2011

No quería irse a dormir, cada vez que entraba a su habitación lo pensaba mucho antes de recostar su cabeza en la almohada, en la semana solo habían disminuido un poco sus pesadillas, pero igual las tenía y, posiblemente volvería a tenerlas después de ese evento tan traumático, vio de todo siendo agente, mas no como un zombi devoraba a una persona en la vida real. Cerró la puerta, ingresó al cuarto de baño y llenó el lavabo por completo, se miró en el espejo notándose más ojeras de las que tuvo alguna vez, miró sus propios ojos azules con detenimiento, volvían a estar opacos. Contuvo la respiración y metió el rostro en el agua dejándolo ahí unos segundos hasta que sus pulmones no dieran más. Sentía un remordimiento tan grande, no podía dejar el cuerpo de Andrea como si fuera cualquier cosa en ese lugar, debía darle un descanso correcto —en la mayor medida—, sería una locura, lo sabía, pero debía hacerlo, era su familia, las chicas merecían sepultarla cristianamente, respiró hondo varias veces y quitó el tapón del conducto para que saliera el agua. Ató su cabello sin dejar se mirarse con neutralidad, estaba decidida a tomar el riesgo.

Se colocó su suéter, salió de su habitación dejando apagada la luz, cerró tras ella y comenzó a bajar las escaleras, primero se tomaría un trago de whisky antes, así su cuerpo entraría en calor. Bajando el último escalón vio a alguien sentado en la encimera, escuchaba como se servían algo y prendió su linterna para ver quién era.

—¿Podrías apagar esa cosa? Está molestándome los ojos —Lena intentaba tapar sus ojos con la mano, estaba bebiéndose el whisky.

—Es contra indicado que tomes alcohol cuando te estás medicada —apagó la linterna comenzando a acercarse—. ¿Cuánto has bebido, Lena?

—No lo sé —estaba un poco ebria mirando el vaso de vidrio por la mitad. Kara negó con su cabeza quitándoselo y lo bebió de golpe— ¡Hey, era mío!

—Chst —la silenció—, ya estás ebria, ¿por qué no vas a dormir?

—¿Por qué no me dices a dónde pretendías ir? —contra preguntó con cinismo tratando de quitarle la botella, cosa que no pudo.

—Vamos a dormir, majestad, ya ha bebido demasiado —intentó cargarla.

—No —impidió que lo hiciera—, no quiero dormir, tengo grabada con fuego en mi mente a Andrea siendo devorada por esos malditos podridos —Kara suspiró mirándola con tristeza—. Llévame contigo, o mátame, Kara, por favor —le pidió sollozando—. No aguanto esta tortura, este dolor en el pecho es tan grande como cuando me enteré que...

—Chst —le colocó con cuidado un dedo en sus labios para interrumpirla—, yo tampoco puedo dormir ni dejar de pensar en eso. Pero nunca, nunca me pidas algo semejante —le agarró con suavidad el rostro—. No puedo llevarte a donde iré, ya tienes suficiente dolor en el alma.

—¿Qué harás, Kara? —le colocó sus manos sobre las suyas— ¿Cometerás alguna locura?

—No —terminó cargándola en el momento que bajó la guardia—. Es hora de que vayas a dormir, le diré a Alex que guarde con llave el whisky.

—Es injusto que me levantes como si nada —se quejó colocando sus brazos alrededor de su cuello dándose por vencida—. ¿Algún día me contarás por qué te divorciaste?

—Tal vez —lo dijo con seriedad, odiaba recordar sí matrimonio fallido—. No quiero que me sigas, Lena Luthor, la última vez casi te quiebras el pie —la acostó con cuidado.

—Solo prométeme que no harás nada estúpido —Kara soltó una pequeña risa cobijándola— Kara, promételo, o sino iré a despertar a Alex.

—Está bien, mamá, lo prometo —rodó los ojos empezando a retirarse de la habitación—, trata de dormir, en unas horas nos iremos —cerró la puerta escuchando un bufido.

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