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El automóvil por fin se detuvo frente a una agradable casa de colores claros, un par de pisos de altura y un pequeño jardín. Ayudó a llevar al perro hacia el interior. Abriendo la puerta y despejando el sofá para las pequeñas. El hermano mayor colocó un dedo sobre sus labios y le indicó que lo siguiese. La casa se encontraba limpia, en orden y lleno de pequeños detalles que mostraban claramente que era una casa llena de personas. En una de las encimeras se mostraban orgullosamente cinco loncheras de distintos colores, tamaños y modelos. Can sonrió.

— ¿Qué te apetece comer? — Mean metió la cabeza en el refrigerador—. Tenemos: carne de dudosa procedencia, pollo que no sé preparar y algunas frutas.
Rio recostándose contra la encimera. — ¿Es en serio?
—No. — el hermano mayor colocó ingredientes sobre la mesa—. Tengo un repertorio salado limitado, mi fuerte es lo dulce, pero puedo improvisar algo.
—Diría que te ayudaría, pero realmente no quieres que lo haga.
Mean le sonrió, brillantemente y no pudo evitar bajar la mirada. — Eres mi invitado, mi abuela me daría un golpe si te hiciese cocinar cuando me has ayudado el día completo.
—Y aun me debes lo del taxi. — no, no pensaba cobrarlo, pero los ojos de Mean se llenaron de conocimiento y se arrepintió inmediatamente de sus palabras—. Es broma.
—No, no, tienes razón. — el hermano mayor sacó un par de cuencos grandes—. ¿Puedes lavar la lechuga en lo que regreso?
—Mean, juro que no es necesario.
—Claro que sí. — le dio la esfera verde—. Te saqué de tu casa todo el día, no te he alimentado bien y seguramente el dinero no era algo que planeabas gastar.
—Mean…
—Ahora regreso.

Bien, tenía la suficiente inteligencia y destrezas para limpiar una lechuga. Observó el vegetal ¿Qué debía hacer? No sé complicó, buscó un video y lo siguió, se sentía como un idiota, pero realmente no era bueno en las tareas de cocina. Podría sobrevivir, pero ciertas cosas escapaban de sus manos, aunque no eran realmente difíciles de hacer. Dejó la lechuga remojando y esperó ¿Qué planeaba cocinar Mean? Quien por cierto se tomaba su tiempo en el segundo piso de la vivienda. Recorrió la cocina con la mirada, tan dulce. Contra la refrigeradora se presentaban dibujos, boletas de calificaciones y muchas facturas. Imanes en formas de helados, letras y números repartidos por todo el lugar, en baja distancia haciendo evidente que eran las pequeñas quienes los movían de lugar.

—Aquí tienes. — el castaño regresó con el dinero exacto—. Realmente iba a pagar, solo que soy algo olvidadizo.
—Realmente no iba a cobrarte. — aunque, podría aceptar otro tipo de pagos sin insistir que no los quería.
—Tener deudas no es lo mío, al único que prácticamente le debo la vida es a Boun y a ti por la última noche.
Can también podía tomar un pedazo del rubio si este hubiese querido. — ¿Deberle la vida?
El anfitrión tomó una silla de la mesa y la colocó a su lado, un movimiento de mano le indicó que debía sentarse así que lo hizo. — Dejarme quedar en su casa y evitar que Ohm me matase es algo a tener en cuenta.
Asintió, sin entender muy bien el punto, pero se ayudó con los fragmentos de su primera charla. — ¿Y te ha molestado ahora que has vuelto?

El castaño se giró, vació el agua de las verduras en el fregadero. Can no iba a presionar. Eran amigos de móvil, tercera vez que se veían y dudaba que Mean viese la atracción que trataba de asesinar, pero regresaba con cualquier pequeña acción. En esa ocasión, su rostro de concentración al cortar las papas en finas rodajas. Preparó todo lo que necesitaba, sin decir nada más, se sintió como un imbécil por tocar el tema de manera tan insensible.

—Lo siento, sé que no somos amigos por lo que no debí hacer una pregunta tan personal.
El castaño colocó sus utensilios sobre el mostrador y se giró a él. — ¿No somos amigos?
Can se sintió como un idiota ante la interrogante del hombre frente a él. — ¿Consideras que lo somos?
—Claro que lo creo, honestamente has sido un gran amigo hasta ahora ¿Y dudas que seamos amigos?

1.2 - Pink Hair - MeanCanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora