Sintió un pequeño golpe en su pierna y salió de su casi coma. Se movió y vio a su padre mirarlo, con esos brillantes ojos que le recordaban lo orgulloso que estaba de él. Fregó sus ojos y se acomodó con un bostezo. Su cerebro aun no procesaba pensamientos, pero sentía que debía aclararse rápidamente.
- ¿Qué debo hacer? -su padre preguntó con pura angustia goteando de su voz-. Lo pensé toda la noche y no pude encontrar la respuesta. Desde que dejé la casa me he valido por mí mismo. No quiero nada de ellos, siento que todo eso solo tiene el rechazo que sentían por mí.
Ahora sus sentidos se habían activado por completo. - No puedo tomar la decisión por ti.
-No puedo hacerlo solo Can. - esa era la primera vez que realmente le compartió sus cargas-. ¿Qué haré con tantas cosas? No las necesitamos, tenemos nuestra casita ¿Necesitamos más?
El rubio se deslizó fuera de las mantas. - Solo nos necesitamos a nosotros, no importa si es una casa o un departamento pequeño. No se trata de que espere cambiar nuestra vida.
Un poco de la angustia en el rostro de su padre disminuyó.
-Lo pensé mucho. Tengo una idea, pero no sé si es algo que querrás. Recuerda que será tu decisión al final del día
- ¿Cuál es tu plan?
-Véndelo. - dijo con tono severo-. Todo, cada una de las pertenencias de tus padres, véndelo. Papá, esta es una oportunidad única para que cumplas alguno de tus sueños. No quieres nada de lo que dejaron y puedo comprenderlo, pero no has hecho nada malo. Me diste tus años de juventud ¿Por qué no dejar tu trabajo y tomar una nueva dirección?
-No sé cómo hacerlo. He trabajado más de diez horas durante más de veinte años ¿Cómo me detengo? No puedo recordar mis sueños, para mí el encargarme de tu felicidad y darte todo lo que mereces es el anhelo de mi corazón.
-Recuerdo que cuando era menor me hablabas de que en algún universo esperabas poder abrir un restaurante y sé lo mucho que disfrutas aprendiendo recetas. No eres cocinero, pero podrías invertir en alguien que tenga el mismo sueño que tú, que necesite dinero y tenga las habilidades que no posees.
-Can. No sé nada de tener mi propio negocio.
-Papá. Hagas lo que hagas, solo te ruego que no le des nada. Pueden creer que soy egoísta y tengo resentimiento, y sin duda eso es cierto, pero es momento de que seas feliz.
-No será fácil.
El rubio sonrió ampliamente. - Nunca lo ha sido, pero es hora de que descanses. Poder sentarnos a la mesa y tomar un desayuno sin sentir que el imbécil de tu jefe va a despedirte.
- ¿Venderlo todo?
-Todo y hacer tu propio futuro.
-Conseguiré un abogado si es lo que necesitas o me encargaré de buscar a quien necesite una gran donación.
-Tengo que prepárame para el trabajo, lo pensaré.
-Toma todo el tiempo del mundo, papá, lo que decidas hacer será lo que haremos.El hombre besó la cabeza de su hijo, miles de pensamientos le atormentaban ¿Usar el dinero de la venta no estaba igual de sucio que sus cosas? Siguieron su rutina matutina, había mucho que pensar y su corazón aun sufría por la reciente noticia de sus padres. Aun con el dolor de su abandono, eran sus padres y no podía evitar llorar su pérdida. Un desayuno a medias y salió de casa. Su hijo sabía lo mucho que lo amaba, pero tenía razón en que no podían comer juntos como correspondía por su miedo a que su jefe lo corriese. Las vacaciones no estaban en sus cartas. No podía darse el lujo de perder el sustento. Sus obligaciones le pesaban, se recordaba una y otra vez que debía continuar por Can. Una rápida mirada a su casa y corrió una vez más.
Su novio le había enviado un mensaje y él ni siquiera estaba listo. Corrió por el lugar preparándose, se había sentado a pensar en todo lo que les ocurría ¿Es que no podían dejarlos en paz por una vez? Escuchó un motor cerca y comprobó que se trataba de Mean. Se colgó la mochila al hombro y salió rápidamente de la casa. Se abrazó a la figura que le esperaba y aspiró profundamente el olor.
-Buenos días, guapo.
-Hola, precioso. - su novio le sonrió brillante-. ¿Nos vamos?
Asintió. - Quiero terminar con esa clase rápido y volver a verte.Mean rio suavemente antes de tomar sus labios para un beso sabor a menta. Estaban dando un espectáculo frente a su casa y realmente no le preocupaba en lo absoluto. Se abrazó al más alto de los dos queriendo profundizar el beso, pero debían irse o no se detendría. Entraron en el automóvil y le comentó todo lo que había pasado la noche anterior. El joven a su lado se disculpó por quedarse dormido, pero aquello fue adorable a los ojos del mayor. Se despidieron y entró en la sala de estudio. No podía evitar sentirse emocionado por la segunda cita que tendrían y sin duda estaba esperándola con ansias.
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1.2 - Pink Hair - MeanCan
Ficção AdolescentePlan, más conocido como Can, es un joven universitario que no esconde su sexualidad. Ha sabido que es bisexual desde el instituto y gracias al apoyo de su padre comprendió que no debía ocultarse por nadie. Le gusta salir de fiesta y no quiere una re...