—Lo siento ¿qué? —preguntó mi hermano, incrédulo ante la confesión que había hecho James.
—Lo que escuchó, Neissan —aclaró sin titubear. Me miraba por instantes para después regresar la vista a mi mellizo. Era realmente incómodo—. Si quiere que el trato se haga, debe darme a su hermana también.
—¿Qué le pasa a ése desquiciado? —pronunció mi papá, el auricular resultaba molesto por sus gritos hacia mamá y nosotros—. Salgan de ahí, no hay trato —exigió.
Mayne negó con la cabeza al tiempo que cerraba sus ojos y se agarraba el puente de la nariz. James lo miró pacientemente, esperando una respuesta.
—Esto no fue lo que acordamos. No le daré a mi hermana —explicó son seriedad—. Y si no acepta nuestro trato no creo que nadie más quiera venderle juguetes cuando se sepa la clase de persona que es.
Pude notar como James empezó a ponerse nervioso. Él sabía que teníamos información sobre sus tratos sucios, ya que habíamos usado eso en su contra para que nos comprara las armas, y a cambio, desechar todas las pruebas.
—¿Entonces qué hace ella aquí en primer lugar? El negocio era entre tú y yo —nos encontrábamos sentados pero tenía una gran necesidad de levantarme, huir de ahí, aunque me contuve, tenía que demostrar que podían contar conmigo para las misiones.
—Katerine está aquí porque yo lo quise, ella también está en el negocio familiar. Está iniciando por lo que quise mostrarle cómo se maneja —explicó Mayne. Su rostro expresando seriedad al igual que el mío.
Me incliné hacia adelante inconscientemente, causando que las cuencas oculares del moreno frente a mí se dirigieran hacia un lugar muy inapropiado, y obviamente, Mayne lo notó.
—Deja de mirarle los pechos a mi hermana ¿quieres? —expulsó entre dientes. Una vena resaltó en su cuello, estaba molesto, muy molesto.
—Ella es la que está con sus provocaciones —yo ya había regresado mi cuerpo hacia atrás, pero sus ojos seguían sobre mí, quería decir algo, pero no quería dañar aún más la misión—. Ella es la que provoca que la mire de tal forma —su sonrisa burlona me daba escalofríos. Y el escuchar a papá gritar por el auricular que todo se estaba yendo a la mierda por mi culpa no aportaba nada en lo absoluto.
—¿Podría decir algo? —me atreví a preguntar en un tono neutro. Mayne me miró con sorpresa mientras que James sonrió de oreja a oreja. Los dos asintieron—. Bueno, pues me parece muy ofensivo todo esto —hablé refiriéndome a James, su sonrisa se desvaneció. Puso los puños sobre la mesa—. La primera razón, es el hecho de que me quiere comprar como si fuera un objeto, el cuál, no soy. El segundo, es el irrespetuoso cambio de trato, y el tercero, cómo se a comportado desde que me vio. Observándome sólo como un pedazo de carne el cual quiere devorar.
James abrió la boca para interrumpirme, pero no lo dejé.
—Su comportamiento no parece el de un negociante profesional, si me permite decirle. Su mirada sobre mi cuerpo, el querer comprarme sin importarle lo que había acordado con mi hermano, el hecho de que no me conoce pero aún así, me desea.
»¿O me equivoco? ¿Me equivoco diciendo todas estas cosas, James? ¿No recuerda que tiene esposa? Ah, cierto. Eso no le importa. Pero lo que estoy muy segura que sí, es su reputación. Y por si no lo recuerda, comenzaron el trato por unas inusuales fotos entre otros tipos de cosas que tiene mi familia, las cuales, si esto no se hace tal cual como estaba acordado, serán expuestas al público.
»Usted decide, James. Su reputación, o una desconocida.
Finalicé con una sonrisa triunfal. Mi hermano me miraba con la boca y los ojos abiertos, mientras que James se quedó quieto, mirando la mesa con detenimiento.
Sus puños cerrados con fuerza y aunque hubiera aire acondicionado en el lugar, pude percibir una fina capa de sudor en su frente.
Suspiró pesadamente mientras sacaba un pañuelo de su bolsillo, levantó la cabeza y se secó la frente mientras nos daba una ancha sonrisa.
—¿Hace calor o solo soy yo? —preguntó, no respondimos—. Bueno señorita, me disculpo si la incomode con mi comportamiento, no era mi intención —hizo una pequeña reverencia con la cabeza, después se dirigió a mi hermano—. También te ofrezco una disculpa, haremos el trato tal cual acordamos.
Podía sentir mi corazón latiendo a toda velocidad. ¿En serio había dicho todas esas cosas y no tendría consecuencias? No se oía nada por el auricular, por lo que supuse que estaban atentos a todo lo que pasaba.
—Aceptamos sus disculpas, James. Y ya para finalizar y poder volver con nuestras familias ¿tiene el dinero? —inquirió Mayne, sonriendo, pero se le veía incómodo.
—Claro, esperen un momento —chasqueó los dedos haciendo que un camarero se girara hacia él, James le susurró algo a lo que fue rápidamente hacia algún lugar. Unos minutos después volvió con un maletín negro, lo dejó sobre la mesa para después James extenderle uno o dos billetes, y por la expresión del chico supuse que sería un número grande.
Mayne agarró el maletín después de que James le hiciera una seña de que podía abrirlo para verificar los billetes.
Quitó los seguros haciendo que la tapa se levantara un poco, terminó de abrirla para observar el contenido y yo me acomodé para poder ver mejor. Un montón de billetes de entre los diez y cincuenta dólares aparecieron en mi campo de visión. No pude evitar mostrar mi sorpresa.
—¿Primera vez que ves tanta lana, querida? —expulsó en tono de burla James. Lo miré por el rabillo del ojo y me limité a asentir.
Mayne volvió a cerrar el maletín con una sonrisa que solamente podía significar "te tenemos, hijo de perra".
—Muy bien, todo parece estar en orden —comentó mientras levantaba la enorme caja que llevaba a su lado, extendiéndola hacia James. Él la agarró gustoso—. Ahí está lo que acordamos. Diez juguetes por diez grandes.
James hizo lo mismo que Mayne, sin importarle que los meseros del lugar vieran —aunque imagino que deberían estar acostumbrados a que tratos así se hagan en el lugar, ya que el dueño es amigo de James— abrió la caja y sacó una de las armas.
La observó detenidamente para después regresarla a su lugar, cerrarla nuevamente y levantarse, hicimos lo mismo.
—Un placer hacer negocios, hermanos Bleyr —dijo al tiempo que acomodaba su saco y extendía su mano derecha.
—Lo mismo digo —Mayne la aceptó en un fuerte apretón, después se dirigió hacia mí, esta vez, sí haciendo el apretón de manos.
—Espero podamos hacer negocios en un futuro cercano. Pero que no sean con amenazas —rió.
—Yo no lo creo —Mayne negó lentamente, la cara de confusión de James fue clara, y el terror se apoderó de él cuando escuchó la palabra secreta salir de la boca de mi mellizo—. Pavo de colores.
Inmediatamente, agentes infiltrados como clientes entraron en acción. Se movieron con rapidez hacia nuestra dirección y lograron atrapar a James en su intento de estúpida huída.
Nuestros padres estaban a unas cuántas mesas más lejos de nosotros, pero no tardaron en llegar.
Mi madre expresando orgullo mientras que mi padre... ¿decepción?
Mi emoción se fue al instante en que lo vi, incluso deje de oír los insultos de James al darme cuenta que mi padre me había abofeteado.
Mi padre me había golpeado frente a todo el mundo.
Esto tiene que ser una broma...
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Lealtad de Mellizos
Teen FictionLa familia es primero. Eso te enseñan desde pequeños, aunque no siempre se cumple. ¿Por qué? Porque a veces tu propia familia te da la espalda, te traiciona y te abandona. Y cuando eso no pasa, cuando te toca una familia por la que sí darías la vida...