Capítulo 02 - Bosque de mil colores Parte II

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 —Está bien, no te preocupes, no es algo que no pueda soportar

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—Está bien, no te preocupes, no es algo que no pueda soportar.

Aunque dijo esas palabras, Wēn ShànShuǐ tenía en claro que era molesto, sin embargo, bajo esas circunstancias no podía hacer nada más que apresurar la llegada al bosque y refugiarse cuanto antes.

De esta manera ambos dirigieron a los caballos a una especie de entrada. Había suficiente espacio como para ingresar con los animales. Se veía muy sucio y abandonado, por lo que la maleza exterior no dejaba ver absolutamente nada del interior del sitio. Los árboles gigantescos que parecían marcar el principio del bosque se movían a causa del fuerte viento, lanzando ramas y hojas sin piedad alguna, obligando que ambos hombres se cubrieran con los brazos para proteger su vista.

Apresurando el galope en dirección recta, Yōu YúMò sintió un rápido movimiento hacia atrás, tomó a gran velocidad las riendas de su caballo para volver a equilibrar al animal, pero este había frenado fuertemente sin intención de seguir avanzando. El joven miró hacia su costado y el caballo de Wēn ShànShuǐ había hecho justo lo mismo, cruzaron las miradas y asintieron en conjunto. Ambos parecían confundidos, pero consiguieron bajar de los caballos de manera ágil, tomando sus riendas con firmeza para que no corrieran y se calmaran, pero como era de esperarse, los caballos eran más fuertes. Tiraron con fuerza para liberarse del agarre y sin esperar un segundo más soltaron un fuerte bufido.

Como si no tuvieran frenos, o como si sus vidas dependieran de eso, los dos animales corrieron lejos del lugar.

Yōu YúMò y Wēn ShànShuǐ quedaron perplejos ante la actitud de los animales.

—¿Qué fue eso? —Yōu YúMò rascó su cabello y ajustó su peinado, volviendo a hacerse una cola de caballo alta y firme.

Los animales habían salido disparados hacia quien sabe donde, tan asustados que parecían morir de miedo, soltando bufidos y patadas hacia el aire en su desesperación. Wēn ShànShuǐ corrió hacia el costado de Yōu YúMò.

—¡¿Te has hecho daño?! —preguntó preocupado.

Había pensado que Yōu YúMò quizá había recibido alguna patada o mordisco, colocó sus manos en los hombros del joven y lo analizó con cuidado, sus ojos grises parecían atravesar cada lugar que observaba. Gracias al cielo, estaba bien.

Yōu YúMò lo observó a los ojos, luego barrió esa mirada hacia una pequeña herida en la mejilla, era en realidad solo un rasguño del que había comenzado a brotar una fina gota de sangre. Estaba allí, manchando la belleza de esa pálida piel, levantó su mano y, con el pulgar, limpió la pequeña invasión de sangre.

—Yo estoy bien. ¿Te has lastimado en alguna otra parte, Wēn ShànShuǐ?

—Esto no es nada. Entremos al bosque rápido, el viento es cada vez más fuerte y no tenemos dónde refugiarnos aquí.

Espadas del Fuego《Huǒ Zhī Jiàn》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora