Auné toda la confianza que pude encontrar y crucé el último tramo de glicinas. Así, me adentré en una zona del bosque que discernía bastante de la anterior: ahora, prácticamente todo era oscuridad. Solo la leve luz de la luna que conseguía colarse entre la espesura de los árboles alumbraba algunas secciones del bosque. Había vegetación bastante variada, pero era evidente que todas las plantas eran salvajes. Eso no me preocupaba en exceso. Lo que me inquietaba soberanamente era esa aura tan pesada. En el propio aire se notaba una presión que me cargaba los hombros. «Aquí ha tenido que sufrir muchísima gente» pensé apenada.
Escuchaba sonidos que me atemorizaban: cualquier pequeño ruido podía significar un enemigo cerca. O quizá un compañero. O simplemente un animal del bosque: cualquier cosa podía estar acechando a mis alrededores. Consideré que lo mejor era encontrar un refugio para cubrir, al menos, parte de mi guardia: un lugar cerrado mantendría mis espaldas cubiertas de un primer golpe, al menos. Eso me daría tiempo suficiente para notar a un enemigo cerca.
Mientras buscaba un buen lugar, empecé a escuchar unas pisadas muy rápidas que se aproximaban hacia mí, delatándose por el crujir de las hojas secas en el suelo. Desde la lejanía, observé a un chico muy estruendoso que no paraba de llorar.
—¡AyudaaAAaa! ¡Un demonio me persigueeEEee! ¡Que alguien me ayude por favooOOoor! — El chico rubio se acercó lo suficiente y me empezó a suplicar que lo ayudara, llenándome el haori de mocos.
—¡Para de gritar, por favor, o harás que nos descubran todos los demonios de la montaña! — El chico seguía llorando: a pesar de que sabía que eso revelaría aún más su posición, parecía que no lo hacía adrede: solo quería desahogarse. —¡Está bien, está bien, te ayudaré, pero baja la voz! — le susurré enojada.
El chico finalmente se calló y se agarró a mi brazo, terminando de ensuciarme la manga del haori con sus lágrimas:
—¡Gracias, sabía que lo harías! Eres una chica amable, te vi consolando a un chico antes de comenzar la selección. — Por eso sabía que no era buena idea ayudar a Hokama. Al final la gente te toma por una tonta y se intentan aprovechar de ti. Ahora tenía que ayudar a este chico también, y ni siquiera sabía si iba a conseguirlo. De repente, el muchacho volvió a gritar —¡AaaAAaah! ¡Ahí estáaAAaa!
Unos segundos después, un demonio bastante escuálido se acercó, con un mechón de pelo rubio en la mano. Era, indudablemente, pelo de este chico. Probablemente lo intentaría agarrar cuando el chico salió huyendo despavorido.
—¡Vaya presa más patética, yéndose a ocultar tras una chica! Creo que te voy a dejar vivo para que me vayas guiando hacia otras posibles presas, me voy a hartar esta noche. —El demonio comenzó a reír, haciendo que el muchacho se aterrorizara aún más. Yo, por otro lado, adopté una postura en guardia e intenté analizar la situación.
La criatura, para ser tan flacucha, era bastante rápida. Se acercó a mí a gran velocidad e intentó saltar sobre mí. Conseguí esquivarlo, pero entonces me di cuenta de que tenía la intención de atacar al chico rubio «¡Maldición, tengo que hacer algo!». No era suficiente con que fuera el primer enemigo real al que me enfrentaba, sino que, además de sobrevivir, tenía que proteger a otra persona.
Avancé rauda y agarré el haori del rubio, apartándolo a un lado. El demonio aprovechó para herir mi hombro, aunque levemente. Me giré hacia él y esta vez se abalanzó sobre mí:
—Ni no kata: Nobori En Ten. — Realicé un movimiento circular hacia arriba y conseguí cortar la cabeza del oponente usando el segundo movimiento de la respiración de fuego. Realmente lo había hecho: había acabado con mi primer demonio. Sentí un gran estupor durante varios segundos: pensaba que no sentiría nada especial, pero era la primera vez que notaba cómo cortaba una espada la dura carne de una de estas criaturas. No se sentía igual que cortar un trozo de carne normal, por ejemplo, para cocinar. Había arrebatado una vida con mis propias manos. Tendría que acostumbrarme a este sentimiento si quería seguir la vida que había elegido.
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Mi adorable sucesora (Kyojuro Rengoku x Lectora)
FanfictionSiempre huía del recuerdo de aquella noche: aquel frío penetrante y cruel, aquel... vacío. ¿Lograría algún día olvidar esa pesadilla? ¿Lograría alguien hacer arder mi corazón? Esta es mi primera historia aquí, así que espero que podáis disfrutarla...