Primera semana.
Debo decir que hasta ahora no quiero irme. Son las mejores vacaciones. No solo por las actividades o el lugar, sino que soy parte de un grupo y es maravilloso. El amanecer en el campamento es mágico. Mientras el sol ascendía lentamente en el cielo, pintando los árboles y el lago con tonos dorados, sentí una oleada de emoción recorrerme. Hoy era el día en que nos aventuremos en los botes, y la anticipación burbujeaba dentro de mí como una olla a punto de hervir. Las risas y los murmullos de emoción llenan el aire, mezclados con la suave sinfonía de la naturaleza, despertando a nuestro alrededor. Con las chicas nos reunimos en la orilla del lago, con los botes anclados cerca y los remos listos para deslizarse sobre las aguas cristalinas.
—¡Estoy segura de que hoy será increíble! ¡No puedo esperar para sentir la brisa en mi rostro mientras remamos juntas!— chilla Anne, con chispa de emoción en sus ojos. Todas buscamos entre nuestras pertenencias alguna prenda roja o accesorio para hacernos notar que somos el equipo ganador de ayer. Nuestro premio fue tener el pase disponible a una cabaña que está más arriba donde se pueden ver películas.
Acomodo mi gorra roja prestada por Mara, ella dice que así resalta mi cabello, decide hacerme una trenza para que el viento no lo agite y afecte mi vista. Opté por ponerme un short negro y una remera azul con un diseño de flores hecho por puntos violeta. Puedo sentir una mirada quemándome la espalda, no necesito ser adivina para saber qué se trata de Maia Da Silva. Anoche con las chicas en vez de ir a disfrutar nuestro premio, decidimos conversar y conocernos más, me hablaron de ella, Greta la conoce mejor, dice que es amable y divertida, pero cuando tiene algo en la cabeza, no hay nadie que se lo impida. Mencionó que escuchó a Elian hablar con ella, decirle que eran amigos, que respetara su espacio. Todas están de acuerdo que no volverán. Ahí se terminó la conversación.
Anne Ávila tiene veintitrés años, trabaja en una librería y está estudiando para ser maestra de primaria, tiene un departamento en el norte con su hermana Michael, ella, por otro lado, es fotógrafa de eventos, son gemelas. Mara Sánchez me hace recordar mucho a Madison, tiene veinticuatro años trabaja como modelo de publicidad, su amiga Rocío Montero estudia teatro, ambas van a la universidad, ahí se conocieron. Y por último, Greta Lópezella siempre viene a este campamento, por ella fue que ellas se conocieron y formaron un grupo, a Madison la conocen, pero no mucho y me hicieron muchas preguntas. Todas quieren que les cocine algo y prometieron ir al restaurante. También nos pasamos los números para así comunicarnos por Telegram, ya tenemos un grupo y todo.
—No quisiera ser tú —me dice Greta a mi lado viendo como el equipo amarillo y naranja está compitiendo. Dentro de cada bote hay cuatro mujeres y cuatro hombres, el ganador pasará a la final.
—¿Por qué dices eso?
Arqueo las cejas con los brazos cruzados, viendo como el equipo Naranja se está por dar vuelta, los gritos alentadores, los ayuda a estabilizarse, pero no creo que lleguen a completar la vuelta.
—Maia está fulminándote con la mirada.
—Lo sé. Y no le he hecho nada.
—Quédense tranquila que si aquella se acerca a ti, se las verá con todo el equipo.
Mara me da un guiño y acomoda sus dos mechones rubios detrás de sus orejas.
—Debe darse cuenta de que a Elian no le interesa. Sola se dará una cachetada.
—Me da un poco de pena, pero se lo merece por jugar con los sentimientos de las personas. ¡Vamos Amarillo!
—¡Oye, Anne! ¡No debes alertar al enemigo!
—Mara. Está mi primo ahí.
—¿Cuál?
—El que está dirigiendo.
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Llamas Del Destino
RomansaEva, una talentosa chef en busca de un nuevo comienzo, se encuentra con Elian, el encantador sobrino de un magnate gastronómico, durante un campamento de verano. Desde el primer instante, Eva y Elian sienten una conexión eléctrica e instantánea, que...