Cinco años después.
Me encuentro en la cocina de nuestra acogedora casa, que hemos decorado con detalles que reflejan nuestra personalidad. El aroma dulce de la tarta de frutilla se va extendiendo por el ambiente, mezclándose con las suaves notas de la música que he puesto de fondo. Preparar postres siempre me ha relajado, especialmente cuando sé que lo compartiré con la persona que amo. Elian me dijo que llegaría pronto, así que quiero tener todo listo para recibirlo. Mientras corto las frutillas, escucho la puerta abrirse y unos pasos acercarse, reconociendo de inmediato sus pasos. Sonrío, anticipando su llegada. Siento sus brazos rodearme por detrás y su beso cálido en mi mejilla.
—Hola, esposa —me saluda con su voz suave y familiar.
—Hola, esposo —le respondo, girando para mirarlo. Cada vez que me llama esposa, siento un profundo orgullo en mi corazón.
—¿Qué estás haciendo?
—Una tarta de frutilla, tu favorita.
—Qué rico. Eres increíble.
Él baja su mano y acaricia con ternura mi abdomen, donde crece nuestro bebé. Estoy en el quinto mes de embarazo y la pancita ya es evidente. Ambos estamos emocionados con esta bendición. Recuerdo con claridad el día en que supimos que seríamos padres de Stella. Elian no se separó de mi lado, con una expresión de pura felicidad mientras yo jugaba con su cabello. Probablemente yo tenía la misma expresión, aunque también había miedo y preocupaciones, la alegría superaba todo. Me sentía segura y decidida, lista para ofrecerle un mundo lleno de amor a nuestra hija.
—¿Cómo se sienten hoy? —pregunta con cariño, refiriéndose a nuestras dos vidas en una.
—Bien, muy bien. Se mueve mucho, creo que le gusta la música.
—Igual que su padre.
Elian me abraza más fuerte y me besa el cuello, haciéndome cosquillas. Me río y me separo un poco para terminar la tarta.
—Ya casi está lista, solo falta ponerle el merengue.
—¿Necesitas ayuda?
—No, gracias. Tú solo siéntate y relájate, que yo me encargo de todo.
Él es tan hermoso, tan perfecto para mí. Es el hombre de mis sueños y el padre de mi hija. Aunque no fue mi primer amor, sé que será el último y el único que caminará a mi lado hasta el final.
Termino de preparar la tarta y la meto al horno. Luego me limpio las manos y me acerco a él, que está sentado en el sofá viendo un partido de fútbol. Me siento a su lado y me recuesto en su pecho, sintiendo su calor reconfortante y su corazón latiendo. Él me abraza y me besa el cabello, susurrándome palabras de amor. Su mano siempre encuentra su camino hacia mi vientre, acariciándolo con delicadeza antes de dejarla ahí como un gesto protector, como un escudo que nos envuelve a las dos. Me siento segura y en paz en sus brazos, como si nada malo pudiera tocarnos.
—Te amo —susurro, levantando la cabeza para mirarlo con una sonrisa.
—Yo también te amo.
Nos quedamos abrazados, disfrutando de la calidez de nuestro amor y la compañía mutua. No necesito pedir más, tengo todo lo que quiero. Estoy viviendo con el amor de mi vida, esperando a nuestra hija, administrando nuestro restaurante juntos. Mi amiga está feliz con Elias, viajando por el mundo; mi hermano Erick espera a su segundo hijo y Sam y Julián disfrutan de su luna de miel en las Maldivas. Soy la mujer más feliz del mundo y sé que esto es solo el inicio de una vida maravillosa.
En los días más tranquilos, cuando el restaurante cierra sus puertas y el bullicio del día se desvanece, Elian y yo encontramos momentos preciosos para reflexionar sobre nuestro viaje juntos. Recordamos cómo nos conocimos en aquella clase de cocina, compartiendo una pasión mutua por los sabores y la creatividad culinaria. Desde entonces, cada plato que hemos creado ha sido una expresión de nuestro amor y dedicación compartida.
Nuestro restaurante se ha convertido en mucho más que un lugar para disfrutar de buena comida; es un reflejo de nuestra vida juntos, lleno de risas, conversaciones profundas y decisiones compartidas. Los clientes que entran por la puerta no solo buscan una comida excepcional, sino una experiencia que solo podemos ofrecer gracias al trabajo en equipo y a la pasión que nos une.
Stella ha crecido rodeada de aromas deliciosos y conversaciones animadas entre cocinas. A sus tres años, ya muestra un interés curioso por los ingredientes y técnicas que damos vida a nuestros platos. Es un testamento de cómo nuestra pasión por la cocina ha pasado a la siguiente generación, llena de energía y entusiasmo por explorar nuevos sabores.
Elian y yo nos complementamos de manera única en la cocina. Sus habilidades con los sabores y la presentación elevan cada plato, mientras que mi atención al detalle y organización aseguran que cada comida sea una experiencia memorable para nuestros clientes. Es un baile de sincronización que hemos perfeccionado con el tiempo, aprendiendo a anticipar los movimientos del otro y a complementarnos en cada paso del camino.
Cuando miro hacia atrás en nuestro viaje juntos, desde los días de incertidumbre al abrir el restaurante hasta los momentos de celebración por nuestros éxitos compartidos, me siento profundamente agradecida por tener a Elian a mi lado. No solo es mi socio en el negocio, sino mi confidente y el amor de mi vida. Juntos hemos construido un hogar donde el aroma de las especias se mezcla con risas de Stella y los sueños que seguimos persiguiendo.
En las noches tranquilas, después de un día agitado en la cocina, nos sentamos juntos en nuestro rincón favorito del restaurante, compartiendo una botella de vino y mirando las estrellas que brillan sobre nosotros. Es en esos momentos cuando más aprecio lo lejos que hemos llegado y todo lo que aún tenemos por descubrir juntos. Elian toma mi mano con ternura y sé, sin lugar a dudas, que no hay otro lugar en el mundo donde preferiría estar que aquí, construyendo nuestra historia de amor día a día.
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Quiero tomar un momento para agradecerles de todo corazón por el apoyo y el cariño que han mostrado hacia esta novela. Cada mensaje, cada comentario y cada voto significa mucho para mí. Sus palabras de aliento y entusiasmo son el combustible que impulsa esta historia hacia adelante. Gracias por acompañarme en este viaje literario, por vibrar con cada giro de la trama y por conectar con los personajes que he creado con tanto cariño. Su apoyo no solo inspira mi escritura, sino que también me llena de gratitud y alegría.
Sin ustedes, queridos lectores, esta novela no sería lo mismo. Su presencia en este universo que he imaginado es invaluable. Espero seguir compartiendo más capítulos emocionantes y momentos inolvidables juntos.
¡Gracias por formar parte de esta historia!
Con todo mi cariño, Anto.
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Llamas Del Destino
RomanceEva, una talentosa chef en busca de un nuevo comienzo, se encuentra con Elian, el encantador sobrino de un magnate gastronómico, durante un campamento de verano. Desde el primer instante, Eva y Elian sienten una conexión eléctrica e instantánea, que...