Capitulo 3

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Me levanto de mi camita el escuchar unos ruidos extraños, no puedo dejar de lado a mi pequeño conejito de
peluche.

Abro la puerta de mi cuarto y camino a pasos lentos por el pasillo. Abrazo muy fuerte al señor bigotes, después de escuchar unas voces dónde mami siempre coloca su carro. Siempre se me olvida el nombre de ese lugar.

Camino acercándome a la puerta de la salida y se puede escuchar un poco más fuertes las voces, logro identificar una es la de mi mami.

Me acerco más rápido y me doy cuenta de que está hablando con un señor, no logro ver su rostro ya que está oscuro.

— Decídete de una vez...— la voz de mami se desvanece al verme y el señor raro me da la espalda— Mi amor ¿Por qué no estás durmiendo?, Es muy tarde para que una niña este despierta.

— Es que me desper..— bostezo— Mucho ruido— me frotó los ojos, mientras que mami me carga.

Dime, ¿tu hermana sigue durmiendo?— Me pregunta mientras enrolló un mechón de su lindo cabello en mi dedito.

— Supongo que si— digo con poco interés, trató de observar más al hombre, pero mami me aleja caminando conmigo en brazos.

Se vuelve a poner oscuro y siento algo blando en mi cabezita, además de sentir un beso de mami en la frente.

—Mami— la llamo antes de que se valla— ¿Quien era ese señor?

Se me queda viendo un rato y se sienta al lado mío.

—Es un viejo amigo— me dice mientras traza su dedo por mi frente apenas rozando mi piel, ahora pasa el dedito por mi nariz y siento como se me van cerrando los ojos lentamente.

—¿Mami?— preguntó por ella.

—Dime mí niña, estoy aquí—me responde mientras sigue pasando trazos con sus dedo de mi frente a la punta de mi nariz.

—¿Algún día me presentarás a tu amigo?— le pregunto y detiene los trazos que tanto me gusta que haga.

Le colocó una cara de disgusto.

Comienza a hablar pero un ruido no me deja escucharla

—Mami, no te escucho— elevó la voz.

Se ve triste mami, y no me gusta que este así.

Ringggg

Ringggg

Ringggg

Ya no veo a mami solo veo oscuridad.

Derrepente, me despierto en mi nueva habitación, siento como si el corazón se me fuera a salir del pecho con cada entrada de aire a mi cuerpo. Apagó la alarma, revisó bien y son las siete de la mañana.

Me levanto ya con la respiración y el corazón calmados, entro al baño me miró al espejo.

Y vaya que me veo fatal con unas ojeras que se pueden ver de aquí a China, estoy segura que si un espíritu viene a asustarme terminará a sustado el antes que yo.

Me cepilló los dientes, me lavó la cara muy bien con jabón para luego salir del baño he ir al armario a sacar un leguis, un top deportivo y unos zapatos deportivos.

Me visto, me hago una cola de caballo alta y me miró en el espejo del mismo armario, y bueno ya las ojeras se fueron un poco, solo un poco. Pero bueno, no puedo hacer mucho tampoco.

Salgo del cuarto para dirigirme hacía la cocina a tomar un termo pequeño con agua para irme a hacer ejercicio un rato. Entro a la cocina me dirijo a llenar el termo y me doy cuenta que hay una nota en la encimera.

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