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La risa de Liam se colaba por sus oídos haciéndolo sonreír, también estaba ese sentimiento adorable y esas ganas de apretarlo entre sus brazos hasta que este pidiera que se hiciera a un lado. Ni siquiera estaba haciendo mucho, sólo estaba ahí riendo del regaño de su maestro por haber hecho una línea mal. Y le causaba más ternura la forma en la que fruncía sus cejas y después le sonreía a la pizarra.

Es decir, de locos la situación. Pero con Liam le era lindo.

Le era bonito.

— Zayn, si te mueves no va quedar como quiero.

— Me pica el culo.

— ¡Pero no lo digas! — Sus mejillas se pusieron rositas de la vergüenza e intentó esconder su cara en medio de la pintura. — Si quieres ve y rascate.

— Lo dije de broma, Li, te veo un poco estresado.

— Lo estoy, pero no es algo con lo que no pueda lidiar. — Zayn le sonrió y rascó un poco su nariz para volver a la posición incial, a decir verdad, se sentía genial ser objeto de prueba en la clase de artes del castaño. Liam lo veía, sonreía y después susurraba que se veía lindo.

Eso lo hacía sentirse más lindo y su pecho se hinchaba de orgullo por verlo manchado de pintura en su manitos y mejillas.

— ¿Todo está bien? En general.

Liam dudó y se terminó encogiéndose de hombros. — Creo. El hijo de mi mamá ha estado un poco roñoso estos días, incluso mamá no lo soporta. Pero, fuera de eso, creo que mi vida seguiría su monotonía si no fuera porque ahora tú estás en ella. Es decir, me inspiras a hacer lo que deseo, tienes cierto aire que me da seguridad.

Zayn se sonrojó sintiendo los ojos de Liam posada en él, mientras que el moreno miraba detrás del castaño con vergüenza.

— ¿En serio?

— Ajá, es raro, lo sé, pero ni siquiera con Samantha me sucede. Es decir, la quiero mucho, pero a veces me da cosa estar con ella, no es muy agradable cuando quiere, siempre interpone sus problemas antes que los míos cuando es momento de hablar de eso. Y lo entiendo, pero no me deja decirle lo que me molesta porque cree que la estoy agrediendo. — Arrugó su nariz y miró con enojo a la pintura. — Es feo, pero no quiero alejarme de ella.

— Deberías, o al menos intenta ser claro con ella. O sea, sí Adrián se comportara de esa forma conmigo le hubiera dejado de hablar hace bastante, no sin antes intentar aclarar todo con él, porque de nada sirve estar rodeado de gente así, Li.

— Ya lo sé, pero no encuentro la manera, ella está estresada por problemas en casa y sé que necesita ser escuchada, pero no sé... no me gusta que haga de menos lo que yo siento.

Zayn asintió de igual forma eso no justificaba nada. — Trata de hablarlo con ella, porque mira, de nada va servir que yo te dé mi opinión que probablemente pueda hacer que te moleste, porque por lo que dices de la mocosa, no es muy linda a la hora de estar contigo.

— Lo es a su manera.

—Y bueno, yo todo lo que quiero es que no te haga daño. No me gustaría que un día vengas a mí llorando por culpa de ella.

—No me gusta llorar.

— Pero lo has hecho, que no te guste no cambia que tengamos que hacerlo. A mí no me gustan muchas cosas; bañarme, despertarme y la leche. — Liam rió y Zayn se levantó de su asiento, su cola estaba entumida y su cuerpo tieso, pero sentía la necesidad de rozar sus manos en su mejilla. — De todos modos, llorar te libera de mucho.

— Pero sigue sin gustarme.

— No espero que te guste, no tiene por qué, pero — Subió su mano hasta la mejilla teñida de rosita y azul por la pintura. Le sonrió de cerca, haciendo ese contacto visual que le gustaba. — yo siempre podría escucharte. No me importa si estas enojado, triste o feliz, siempre puedes contar conmigo para lo que sea.

— ¿Por qué? — Preguntó bajito, con timidez, llevando su manito hasta la de Zayn, posándola encima de la suya.

— No hay razón, y si la hubiera, está debería de ser más que clara. Y tú sabes que no me gusta que las personas no reciban la atención que merecen, que se sientan aislados y se guarden todo. Algunos necesitan sacar más de lo que lo hacen, y está bien, todo a su tiempo, pero no cambia que seguiré aquí, para todo, así creas que es tonto.

Liam le sonrió, subiendo su cuerpo para besar su nariz, sin dejar esa sonrisa deslumbrante que hizo latir acelerado el corazón del moreno.

Quiso chillar, y se terminó mordiendo la lengua para no quedar en vergüenza.

Aunque bueno, medio aula estaba observando esa declaración –no tanto– del moreno hacía el castaño.

Y todos lo entendieron, a excepción de Liam que estaba feliz de que alguien le fuera apoyar en lo que fuera que quisiera.

¿𝖢𝗈́𝗆𝗈 𝖹𝖺𝗒𝗇 𝖾𝗇𝖺𝗆𝗈𝗋𝗈́ 𝖺 𝖫𝗂𝖺𝗆 𝖯𝖺𝗒𝗇e?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora