-En unas horas va a despertar. – me dice la doctora, e intentando calmarme agrega - No fue otro intento de suicidio, tomó sólo la dosis necesaria para dormir por aproximadamente 12 horas. Ella conoce las dósis Rubí, mejor de lo que pensamos. ¿Vos notaste a qué hora tomó las pastillas?-No le hubiese dejado tomarlas doctora. -respondo cortante, el shock todavía seguía presente.
-No te preocupes Rubí, voy a cuidarla hasta que despierte, luego le haré los estudios correspondientes debido a la situación.
Cuándo dijo aquello entendí que debía alejarme para dejarla hacer su trabajo tranquilamente. Fui a la cocina y le pedí a Marcia que me hiciera algo para tomar, debía comer algo, lo sabía, pero mi estómago se encontraba totalmente cerrado.
Vi en mi celular un mensaje de Exequiel, entré para leerlo y decía: “-Cuándo quieras festejamos tu cumpleaños pequeña.”
Contesté algo sin pensar, pero necesitaba de compañía sino el día sería eterno: “-¿Picnic a las 15:30 en el patio de la mansión?”
“-Listo, nos vemos ahí castaña, pero déjame preparar todo.”
Me ruboricé al leer aquello, él iba a venir e iba a preparar un picnic para nosotros dos, y recién caí en cuenta de que va a hacerlo porque se lo pedí.
Subí a mi cuarto a cambiarme la bata, no podía recibirlo así. Preparé la ropa de mi hermana por si se levantaba y la mía, la suya llevé con una carta a su pieza, le pedí a la doctora que le hiciera leer aquello y que me avise apenas Esmeralda despierte.
15 minutos después llegó el pelirrojo. Fuimos al patio de atrás, al lado de la piscina lo observé preparando todo, cuándo nos sentamos me preguntó cómo me encontraba, y en realidad no sé por qué, pero le conté absolutamente todo, cómo me sentía, lo que me había pasado, las cosas que hubiera preferido no ver de Esmeralda, sus problemas alimenticios, las cosas que nos alejaban constantemente, las cosas que nos unían, las mentiras de los medios, la separación de mis padres, entre otras cosas.
Él me miraba con atención, realizaba preguntas, a veces largaba algún que otro chiste o me abrazaba en los momentos que las lágrimas acudían a molestarme.
De pronto miré la hora, había anochecido hace un buen rato ya pero no pensé que hace tanto, eras las 10:15 p.m., el momento en el que me sentí vigilada por alguien, cuando levanté mi rostro vi la ventana de Esmeralda, su mirada se veía completamente perdida, síntomas normales de las siguientes horas luego de haber abusado de alguna de las dósis de sus pastillas.
Le aviso a Exequiel de su mirada, entonces nos levantamos y juntamos todas las cosas, llegando a la entrada principal Exequiel toma de mi muñeca y me estira hacia él. Planta un dulce beso en mis labios, lo saboreo y disfruto esos segundos de paz que me transmite. Sonrío y miro directamente a sus ojos cuándo el beso acaba. Sé que eso fue de despedida, pero en serio no quiero que se vaya.
-¿Querés conocer a mi hermana? -está bien, lo dije sin pensar, me olvidé de las mentiras que le había dicho a ella respecto a él. Entonces me veo en la obligación de advertirle -Pero antes tengo que contarte algo. Exequiel… ella piensa que tu nombre es Andrés, y que somos novios hace un poco más de un mes. Disculpa que le haya mentido respecto a eso, es por lo mismo que te besé en la entrada de la mansión ayer.
Él solamente me mira fijamente, es cómo si está intentando leer mi mente, al notarlo miro al suelo, esquivo a toda costa su mirada, cuándo siento su mano tomar la mía me sorprendo.
Hace algo inesperado, él da un beso en el dorso de mi mano, llama mi atención entonces veo como asiente en silencio y me sigue por dentro de la mansión, hacia el cuarto de Esmeralda.
No dice nada sólo camina detrás de mí, en un momento algo parece ponerle nervioso ya que decide apurar un poco sus pasos y tomar de mi mano temblorosamente. Por miedo a mi reacción quizás, pienso. Tomo fuertemente su mano cuando me toca golpear la puerta.
No sé qué va a parecerle a ella que ingrese con él a su cuarto, espero pacientemente a que nos abra.
Justo en ese momento la doctora sale: -Necesito un minuto contigo Rubí eran las 3 de la tarde cuándo llegué y recién las 7:30 cuándo ella despertó, acabo de hacerle los controles pero necesito llevarla al hospital para otros análisis ¿Tienes idea del horario al que llega tu madre? Son casi las 11 de la noche, 8 horas lleva demorada ya.
Bajo mi rostro avergonzada, mamá ama a Esmeralda, jamás había tardado tanto en llegar si se trataba algo de ella, pero yo tampoco tenía ni la más mínima idea de dónde ella estaba o qué hacía.
-No sé nada de ella doctora. ¿Quiere pasar por la cocina? Le avisaré a Marcia que esté al pendiente de lo que usted necesite.
-Tu hermana no puede sufrir emociones fuertes, cuidado con lo que hacen dicen o le hacen pensar. Suerte con ella.
Viviana es la doctora y psicóloga de Esmeralda hace varios años, conoce bien la casa y se va sola a la cocina. Yo me doy vuelta en aquel pasillo y vuelvo al cuarto de Esmeralda, dónde están ella y el pelirrojo. Antes de entrar oigo murmuros trato de distinguir qué dicen pero no entiendo bien. No quiero interrumpir, entonces cuándo no los escucho más, abro la puerta y entro.
Andrés está sonriendo de oreja a oreja mientras ve a una entusiasmada Esmeralda contarle algo. Presto atención a aquello y está hablando de alguna anécdota de la niñez, su memoria siempre fue excelente, mientras yo soy la olvidadiza, y en éstos momentos me siento avergonzada, porque seguramente está hablando de la vez que me había perdido en la madrugada y me encontraron durmiendo sentada en el inodoro.
Que ellos se lleven bien me gusta, a pesar de lo complicado de la situación me relaja, aunque sigo sin entender por qué Exequiel encaja tan bien en mi vida.
Creo que estoy enamorándome de él, y que es demasiado pronto para eso. Pero está vez siento que no puedo mandar en los sentimientos de mi corazón. Siempre fui una chica fría con las personas del género opuesto, en terapia entendí que era por lo dañada que quedé luego de la muerte de Jack. El trauma de haberlo perdido me acompañaba cada día y no podía volver a amar de esa manera por miedo a la pérdida.
Ignorando mis pensamientos me uno a la conversación de ellos, a ratos sólo los observo, sonrío cuándo noto la voz entusiasmada de ella contando algo, aunque también noto la debilidad en su tono de voz. Sonrío ante los chistes bobos de él que intenta mejorar con poquito nuestro caótico cumpleaños.
Mentalmente le agradezco, aunque no puedo evitar compararlo con un hermano mayor.
***
Jack es un personaje tan imprescindible en la vida de éstas mellizas que no puedo dejar de resaltar su importancia en la historia.Entonces aprovecho a preguntarte ¿Sabés bien quién es Jack?
ESTÁS LEYENDO
La chica del abrigo Amarillo - Preciosas mellizas #1
Novela JuvenilRubí y Esmeralda son mellizas, hijas de una famosa ex-modelo y un economista. Tras la separación de sus padres, revolucionó las redes la pregunta: ¿Esmeralda y Rubí Luck White realmente son hermanas? Entre el dolor, la confusión y las ganas de huír...