Epilogo.

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El tiempo había pasado desde la primaria. Andrés había pegado el llamado "estirón" cuando entró a la secundaria. Había entrado a una escuela de buen nombre cerca de su casa. Todavía usaba pañales, pero ya no se comía la cabeza con el tema. Aún era precavido para que nadie lo descubriera, pero ya no ocultaba su gusto por las caricaturas.

Sofía había conseguido una beca deportiva. Sus padres no estuvieron de acuerdo, e insistieron en que preparara su camino a la escuela de leyes. Sin embargo, se mantuvo firme con sus sueños, haciendo que la tuvieran que aceptar tal y como era. Estaba en una escuela al otro lado de la ciudad, muy elegante por cierto.

Gabriel se fue al extranjero. Aparentemente sus dotes académicas fueron suficientes para que le llegara una solicitud de Inglaterra. De vez en cuando, se escribía con Andrés para conocer su progreso. A nuestro protagonista le daba un poco de tristeza que estuviera tan lejos, pero se alegraba por todo el desarrollo que tendría.

Diego estaba mejorado su relación con su hermano. No entendía exactamente como había ocurrido y su amigo no entraba en detalles, decía que era un secreto familiar. No había sacado el puntaje apropiado para quedar en su misma escuela, pero prometía integrarse tan pronto tuviera oportunidad.

El grupo de Asmodeo fue expulsado definitivamente, según se enteró, habían perdido el año y ahora estaban en otra primaria alejada del centro de la ciudad. No se sabía nada claro de ellos, sólo se escuchaban rumores de que eran fuertemente vigilados.

Finalmente, Alba estaba en su misma escuela. Para la desgracia del chico, estaba en otro salón. Casi siempre oía noticias de sus excelentes notas y buen perfil para la enseñanza. Se reunían todos los recesos para platicar, jugar, etc. Eran novios. Aún recordaban el momento cuando lo hicieron oficial, era su ceremonia de clausura. La chica estaba tan roja como un tomate maduro, se lo llevó hacia un árbol y se le declaró. Andrés se sorprendió tanto que mojo su pañal hasta tener una pequeña fuga.

De vez en cuando, los cuatro amigos salían al cine. Sofía alardeaba de sus logros deportivos, mientras Diego hacía comentarios burlones hacia la pareja. Todos carcajeaban con esas ocurrencias.

En cuanto a su familia, su madre había conseguido un trabajo más flexible, por lo que aprovechaba para dedicarse a su hobbie favorito. La fotografía. El nombre de "Helena García" comenzaba a ser conocido.

Su hermana había terminado con su novio, resulta que "el vivieron felices para siempre" es sólo el final de un capítulo. Lo que no abandonaba era la costumbre de ponerle apodos cariñosos a su hermano, hacía honor a sus palabras "Para mí siempre serás un pequeño bebé, da igual que tengas diez u ochenta años"

Era una vida tranquila y apacible con sus seres queridos ¿acaso se necesita más? Andrés había madurado, pero no por el físico, sino por todo el viaje que había hecho. Se había aceptado tal y como era. Es algo que todos podemos aprender, y tratar de ser mejores cada día. 

El pequeño secreto de AndrésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora