Capitulo 4: Conociendo personas nuevas.

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No había ocurrido nada relevante durante la semana, salvo un desafortunado accidente frente a Alba. Resulta que Andrés había visto un comercial de Pull-Ups donde aparecían dos niños como súper héroes. La idea le había gustado tanto que dibujó una caricatura de sí mismo usando pañales y un traje. Alba lo había visto y le dijo:

"Ese dibujo es muy tierno. Te debe gustar mucho convivir con bebés"

Andrés sólo agradeció, bajando la cabeza y rezando para que no se diera cuenta que era él mismo.

Finalmente había llegado el sábado, Andrés se encontraba camino a la plaza comercial para reunirse con Sofía y Alba. Su madre lo había llevado junto con su hermana, pues esta tendría una cita con su novio. En el camino, Ana le hacía bromas sobre sus pañales y decía comentarios del tipo "no olvides llevar tu chupón"

Andrés llegó a la zona de comida, donde vio a Alba platicando con Sofía, comenzó a acercarse, pero seguía sin escuchar nada:

- Te lo digo enserio Alba, ese chico es muy raro. ¿Notaste que nunca va al baño? Además, no come con nadie. No entiendo porque lo invitaste a nuestro equipo – Dijo Sofía en voz baja.

- Precisamente porque no come con nadie, debemos ser atentas con él. Todos hemos sido nuevos alguna vez y éramos igual de tímidas.

- Yo no, te di el privilegio de ser mi amiga desde el principio – repuso Sofía de manera sarcástica.

- Más bien, querías alguien que te pasara los trabajos – increpó Alba.

Ambas amigas se echaron a reír. Se tenían una confianza bastante profunda, pues se habían conocido desde el jardín de niños. Andrés se acercó tímidamente y dijo en un tono casi imperceptible:

- H...hola.

- Hola Andrés, que bueno que llegas. Ven, siéntate – propuso Alba con una sonrisa.

- Sí, gracias.

- Bien, supongo que lo primero es decidir una historia. ¿Se les ocurre alguna?

- Yo digo que hagamos Drácula, es emocionante y aterradora – dijo Sofía con toda seguridad.

- Podría ser, pero creo que los escenarios serían algo difíciles.

- Ya sé, entonces hagamos al Mio Cid. Es muy heroica.

- No creo que la maestra nos permita usar poemas. Aunque valoro tu emoción Sofía. ¿Tú tienes alguna idea Andrés?

Andrés dudo en contestar. A diferencia de Sofía, él nunca había sido un gran lector, prefería ver caricaturas o leer historietas. Simplemente negó con la cabeza.

Sofía lo miró con perspicacia y exclamó:

- Vamos niño, anímate, no te vamos a morder.

- No es eso, el problema es que no he leído mucho – respondió Andrés algo asustado.

Antes que Sofía respondiera, Alba propuso:

- ¿Qué les parece si hacemos el principito? Es una historia sencilla, pero muy linda.

- Por mí está bien – dijo Sofia.

Andrés simplemente asintió.

- Bien entonces queda decido, lean el libro en su tiempo libre, ahora que quieren hacer.

- Vamos a los videojuegos – propuso Sofía.

Mientras iban de camino, Andrés vio una juguetería, sus ojos se iluminaron y tuvo intención de entrar, pero le dio miedo que sus compañeras pensaran que era muy infantil. Así que simplemente desistió.

Ya en los videojuegos, el ambiente cambió completamente. Sofía ganaba todas las competencias de tiro y precisión. No obstante, Alba sacaba la delantera en el hockey de aire. Andrés había comenzado con algo de miedo, pero lentamente se fue desenvolviendo hasta disfrutar genuinamente. Juntaron todos sus tickets y compraron algunos dulces

Al salir, Sofía vio que su padre la esperaba en un banco.

- Ese es mi viejo, ya me tengo que ir.

Se acercó y le dio un abrazo a Alba.

- Nos vemos niño – dijo mientras sacudía el cabello de Andrés.

Cuando salió de la plaza, Alba empezó a caminar y le indicó a Andrés que la siguiera.

- ¿A dónde vamos?

- A la juguetería, estoy segura que querías entrar.

- ¿C...cómo lo supiste?

- He visto esa expresión en mi hermanito cientos de veces.

Andrés se mantuvo en silencio hasta que llegaron a la juguetería, entonces Alba volvió a tomar la palabra:

- Escucha, no tienes que contenerte. No hay ningún problema si aún te gustan los juguetes.

- ¿No crees que sea algo infantil?

- Tienes 10 años, creo que es bastante normal. Es más, es incluso tierno que al menos a un chico todavía le gusten.

Al entrar, los ojos de Andrés se dilataron cuando vieron las estanterías llenas de juguetes. Veía con admiración cada repisa y se perdía viendo los detalles de cada peluche. Alba lo seguía de cerca.

Al terminar, Andrés se dirigió a Alba:

- Gracias, por aceptarme en tu equipo.

- De nada, yo sé que es difícil ser nuevo y nunca viene mal una ayuda extra.

- Espero que tu amiga piense lo mismo.

- ¿Sofía? Puede ser un poco difícil, es algo sarcástica y floja, tampoco es la mejor para expresar sentimientos. Pero cuando la conoces, notarás que no hay persona más leal.

Del otro lado de la plaza, Ana terminaba una cita fantástica con su novio. Habían ido al cine, con un desenlace romántico. Al ver la hora, fue a buscar a su hermanito para llevarlo a casa. Le dijo a su novio iría sola, pues temía que Andrés estuviera mojado y tuviera que cambiarlo.

Andrés vio a su hermana llegar y se despidió de Alba. Ana le hizo una señal para que fueran al baño. Afortunadamente, Ana tenía un amigo que trabajaba en un café, donde había un baño individual. Tras conseguir la llave, entró con el chico al sanitario (quien había negado estar mojado)

Ahí, comenzó a bajarle el pantalón, dudosa de las palabras de su hermano. Sus sospechas se confirmaron vio un abultado pañal amarillo. Lo sentó en la taza mientras le quitaba los zapatos y sacaba un pañal nuevo de su bolso.

- Te juro que pensé que estaba seco – decía Andrés con la voz cortada.

- Suponía que al menos te habrías dado cuenta.

- Lo lamento.

- Ya tranquilo, en un momento lo solucionamos – le expresó su hermana, viendo que podría romper a llorar.

Realizo un cambio bastante rápido, Andrés ni siquiera notó cuando le habían colocado los zapatos de vuelta. Al salir, le pidió una bolsa de plástico a su amigo y escondió el pañal antes de que lo viera.

Su madre los recogió unos minutos después. Andrés se había quedado mirando a la ventana, reflexionando sobre ese día. Le había preocupado haber tenido un accidente sin darse cuenta, por otro lado, había hecho su primera amiga. Guardó ese último pensamiento y dedico una ligera sonrisa.

El pequeño secreto de AndrésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora