Ardiente vecino I

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Nunca antes me había interesado ser conocida por los vecinos de mi calle; normalmente no salía de mi casa más que para tirar la basura de vez en cuando, estoy segura de que más de la mitad de mis vecinos no sabían de mi existencia y el resto me ubicaba como la hija desalineada y floja de los Bourne a la que se le veía un par de veces por semana y normalmente salía en pijama. Realmente no me importaba lo que mis vecinos podrían pensar de mí o lo poco que los conocía, nunca había sido muy sociable y lo prefería así.

Hasta que llegó él.

Adler Hill, un chico alrededor de 25 años que se había mudado a tres casas de la mía, en la antigua casa de los Reed. Era alto, fornido, tenía una barba que lo hacía ver un poco mayor, cabello castaño oscuro y unos hermosos ojos verdes.
La primera vez que lo vi fue el día que llegó. Yo había ido a comprar cosas para hacer la comida al mercado que estaba a una cuadra, cuando venía de regreso vi el camión de mudanzas y a algunas personas ayudando a bajar muebles y cajas, metiendo todo a la casa de los Reed. Me detuve a saludar a la única vecina que yo conocía, la señora Mathews, quien vivía en la casa frente a la mía junto con su esposo y sus dos hijos, un chico un poco mayor que yo y una niña de unos 13 años.
- ¿Cómo está señora Mathews? - saludé al verla parada en la puerta de su casa, viendo con curiosidad a las personas que entraban y salían de aquella casa.
- Muy bien querida, estoy asegurándome de que esto sea una mudanza real y no sea algún tipo de robo - en nuestra calle habían ocurrido algunos allanamientos, muy pocos pero eso fue suficiente para aumentar la paranoia de cada persona que vivía aquí; ahora mis vecinos reportaban cada cosita que se les hacía sospechosa por lo que el hecho de que la señora Mathews estuviera espiando a los nuevos vecinos no era extraño.
- ¿Y qué ha concluido? - pregunté acomodando las bolsas en las que llevaba las compras.
- Es real, es un chico llamado Adler Hill, viene de Baltimore, está rentando la casa de los Reed, desconozco cuánto tiempo se quedará.
- De acuerdo, mientras que no sea uno de esos vecinos molestos, no hay problema de cuanto tiempo se quede - reí, recordando a la vieja señora Lawson, la vecina de la última casa de la calle, una anciana que espiaba y criticaba a todos mucho antes de los allanamientos, de esas amargadas a las que le gustaba meter a todos en problemas con tal de zafarse de ellos.
- Tienes razón, linda - la señora Mathews seguía observando con atención así que decidí hacer lo mismo, veía a muchos hombres ahí pero había uno en específico que había llamado mi atención, supuse que era Adler pues era quien le decía a los demás por donde entrar o donde poner las cosas que bajaban del camión; era realmente atractivo pero la impresión que daba era como la de alguien que es preferible pasar por alto, lucía intimidante, también como una persona que prefiere mantener muchas cosas sobre su vida en secreto.
De un momento a otro, Adler miró en nuestra dirección - supuse que sintió a alguien observando - y nos saludo haciendo un gesto con la mano, aunque su rostro estaba muy serio aún; ambas regresamos el saludo y a pesar de que yo me sentí incómoda por ser atrapada observando, a la señora Mathews no le afectó en nada.
- Creo que iré a presentarme - avisó mi vecina antes de encaminarse hacia el nuevo hogar de Adler Hill -, ¿quieres acompañarme?
- No ahora, debo preparar la comida antes de que mi padre regrese - sonreí con amabilidad.
- De acuerdo, entonces nos vemos luego, saluda a tus padres de mi parte - y sin dejarme agradecer por el gentil gesto, la señora Mathews se alejó.

Por fin entré a mi casa y me puse a hacer todo lo que debía; a mis 20 años no estaba estudiando una carrera y tampoco tenía un trabajo, iba a clases de inglés 3 veces a la semana por las mañanas y el resto del tiempo me la pasaba en mi casa haciendo limpieza o buscando algún nuevo proyecto que hacer, aunque también ocupaba mi tiempo para estudiar para poder hacer el examen para entrar a la carrera pues era algo que sí deseaba pero que tuve que posponer un año. Vivo con mis padres y mi hermana; sin embargo, estoy poco tiempo con ellos, mi madre trabaja todo el día por lo que suelo verla hasta la noche, mi hermana va a la escuela por la tarde así que solo la veo un rato en las mañanas y mi padre trabaja de igual manera todo el día, con la diferencia de que mi madre, al trabajar muy lejos de casa, no puede venir a comer conmigo por las tardes y mi padre sí, ya que su trabajo está más cerca de casa por lo que siempre procuro tener comida preparada para cuando salga y así por la noche, cuando mi hermana, mi madre y mi padre lleguen también habrá cena para que comamos juntos.
Me sentía bastante bien con lo que hago ahora, me hace feliz poder descansar de la escuela un tiempo; lo único que a veces no me gusta es que me la paso sola en casa, pocas veces veo a mis amigos porque todos están en la universidad o tienen trabajos importantes y con lo poco que veo a mi familia me siento demasiado sola.

Sins for angelsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora