Conflicto

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Hace un par de años, cuando yo tenía 23 conocí al esposo de una de mis vecinas, James o el señor Brown como normalmente nos dirigíamos a él, era un hombre maduro, risueño, respetuoso y sobre todo guapo, tanto que las primeras veces que lo veía y lo saludaba era muy extraño porque me ponía muy nerviosa aunque poco a poco fui controlando eso hasta el punto en donde es difícil que te guste alguien de tal manera que no puedas ocultarlo pero que tampoco puedas demostrarlo como te gustaría porque sí, luego de dos años me había dado cuenta que me gustaba demasiado pero obviamente no podía confesarle mi amor por él ni siquiera sabiendo que prácticamente vivía un infierno con su esposa y es que ella realmente no parecía saber lo que tiene en casa era bien sabido que lo trataba mal, todo el tiempo lo despteciaba entre otra cosas, algo que nadie en su sano juicio le haria a un hombre cómo él pero a ella parecía no importarle ni siquiera que el señor Brown llegara a su limite y en se vaya en algún momento.
En cambio yo desde el momento en que me percaté de lo que sentía por él he hecho todo por verme linda en caso de encontrarlo, vestidos lindos, ropa linda, siempre haciendo lo imposible e inútil porque me notara y aunque siempre ha sido muy amable nunca ha demostrado interés por mi.

***

Era domingo, una vecina nos había invitado a su reunión dominical que se había convertido en una tradición de ella pero está vez había un pretexto, esa misma semana cumpliría años así que se aprovecharía para celebrar.

Había decidido llevar algo sencillo, un short de mezclilla y una blusa que dejaba al descubierto mis hombros, un maquillaje sutil y tennis blancos, queria estar comoda pero a la vez verme bien; al llegar estaba el señor Brown junto a su esposa, él fue muy educado al irnos a saludar y estuvimos sólo un par de minutos hablando con él, suficientes para dejarme con una sonrisa inmensa en la cara, en cambio su esposa ni siquiera se acercó y se limitó a mirarnos con desprecio.

Las horas pasaron y de pronto yo me encontraba sentada en un columpio platicando con Val, la hija menor del señor Brown, una niña de tan solo de unos 13 años me relataba lo duro que era vivir en su casa últimamente, al parecer sus padres peleaban mucho y comenzaba a afectarles, más aún a su hermano de quince años pues se ponía rebelde y su desempeño escolar era muy malo, a ella le afectaba más en lo emocional ya que se sentía sola e incluso llegó a pedirme que hablara con ella de cosas que por el momento su madre no estaba dispuesta por estar ensimismada en las peleas, acepté haciéndola un poco feliz, ambos niños me agradaban mucho y no me gustaba verlos tan apagados así que si podía hacer algo lo haría.

Luego de un rato de estar completamente entregadas a la platica el señor Brown se acercó a preguntar porque estabamos tanto tiempo juntas.

-Sólo hablamos papá, Annie me ha escuchado y me ha hecho sentir mejor, tal vez deberías hacer lo mismo, te sentirías mejor.- La sonrisa melancólica que le dio a su hija me apretó el corazón y es que aunque quisieran parecer felices realmente estaban sufriendo y era inocultable.

-Tal vez luego tenga la oportunidad, por ahora mejor habla tu con ella, es más ¿No estás estudiando para educadora?- Asentí confirmandolo- ¿No te gustaría ir todas las tardes a casa, ayudarles con su tarea y hacerles un poco de compañía? Te pagaré como tutora.
La mirada que tenían los dos me impedía negarme y es que realmente los apreciaba además de la atracción que sentía.

-Claro que si.- Ambos me sonrieron muy agradecidos y cuando llegó el momento de despedirnos la pequeña Val me abrazó muy fuerte y un pequeño cambio en el señor Brown me dejó con todo el universo alterado pues normalmente solo se despedía de mano y esta vez me dio un beso en la mejilla.

-Nos vemos mañana.

-Por supuesto.- Y mientras yo esperaba con ansias llegar a la tarde del siguiente día su esposa parecía odiarme con todo su ser.

Al día siguiente comenzaron los días del mejor trabajo posible, la familia Brown tenía dinero pero no me imaginé la cantidad hasta que llegué a su casa, el señor Brown según entendí tenía una fábrica de ropa además de otros negocios pequeños y la señora tenía los suyos propios así que el sueldo era demasiado, incluso intente hacer que lo redujera porque era en serio ridículo pero no aceptaron, así que además del gran sueldo Val me adoraba y Greg aunque se resistió terminó queriéndome así cómo yo a él pues poco a poco su actitud fue mejorando, sus notas en el colegio subieron e incluso quiso volver a los entrenamientos a los cuales terminé llevándolo también, era como si fueran mis hermanos menores o incluso mis hijos pues lo que empezó siendo de solo dos horas se convirtió en tardes enteras que no interferian en mis estudios pues ambos niños entendían lo importante que eran mis tareas así que me dejaban a solas hasta terminar y luego volvían para pasar tiempo juntos hasta que fuera la hora de dormir y es que no entendía en donde se metía su madre pues aun cuando me iba ella no llegaba a casa.

Un día llegué temprano, justo cuando los niños habían llegado de la escuela y me pidieron si los acompañaba a comer porque se encontraban solos, acepté y fui a la cocina a ver que calentaria, el problema estuvo en que no había nada preparado.

-Chicos, no hay nada preparado ¿Tienen mucha hambre o me dan tiempo de prepararles algo?-Ambos dijeron que podían esperar.- ¿Entonces que les parece si ponemos música y mientras yo cocino ustedes se bañan y se cambian por algo más cómodo?- Los tres nos miramos cómplices y corrieron a poner música que se escuchaba en toda la casa, yo me apresuré a cocinar y mientras terminaba la salsa de la pasta comencé a bailar y cantar al ritmo de dancing with a stranger hasta que me giré y pegué un pequeño grito al ver al señor Brown recargado en el marco de la puerta observándome con una gran sonrisa.

-Perdóname no quería asustarte.- Eso decía él pero mi corazón a mil por hora no le creía.

-Está bien es que estaba concentrada y no esperaba verlo en casa tan temprano.

Sins for angelsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora