Este a Oeste

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Pude dormir con toda calma. Hoy he despertado con el vestido guinda.
Cora seguramente estaba espiando porque en cuanto abrí los ojos entro enseguida para ayudarme.
Me metí a bañar, para después usar el vestido rosa clarito, con un corse café. No hubo tiempo para desayunar junto con Arrojo.
La sirvienta me trajo unos trozos de pan con queso, que me resultaron una maravilla. Le pedí también un plato de frutas, como el de ayer, quizá con algunas uvas o ciruelas.
Mientras estoy comiendo Cora recoge mi cabello en una trenza completa. Es urgente que salga...
Cora ato el final de la trenza con tela.
Me veo al espejo...
No volveré a sentirme inferior.
Saldré camino al lugar donde pertenezco...
Después de pensar que mi mate había muerto, lo encontré.
En definitiva, nada es igual en mi vida.
Ya voy bajando las escaleras del castillo, y me dirijo a afuera. Cora se mantiene cerca, como solía hacer yo esperando alguna petición de Amaris o de la reina Asha.
La luz del sol me lastima los ojos, pero una vez cubriéndome con la mano veo al menos diez soldados esperando para montar su caballo.
Arrojo sostiene las riendas de dos caballos con monturas llenas de brillantes, deben ser joyas...
Confió en él, espero ser capaz de imitarlo a la perfección.
Él me sonríe y me pide que me acerque. Una vez de frente dijo:
–Voy a ayudarte, no es tan difícil. Empezó a explicarme:
-Ambos pies recargados aquí. Señaló una cosa que cae de la montura, y tiene un espacio imagino para meter y sostener el pie.
Él continuo:
-Ambas riendas en la mano, aprieta las piernas para avanzar, jala las riendas para frenar, con ninguna de las dos últimas seas brusca.

Antes de eso... ¿Cómo me subo?
Él adivino mi duda, supongo que por mi cara.
-Siempre subes por el lado izquierdo.
Que caballero...
Veo al caballo a los ojos, lo que sin querer provoco que se encamine a mi como queriendo que lo acaricie.
Lo iba a intentar, pero Arrojo me contuvo:
-No le hagas mucha confianza, necesita aprender quien manda.
Me detuve. El príncipe aguarda para ayudarme a subir...
Estoy nerviosa. Me paré frente a él, lo que hizo que sujete mi cintura con sus manos.
Estaba a punto de levantarme cuando el caballo se inclinó, hasta terminar en el suelo.
La montura quedo justo para que simplemente me siente sobre ella, como en cualquier otra silla.
Arrojo aun me sostiene, observa al caballo con asombro.
De pronto me levanto del suelo y me poso sobre la montura.
Sin soltarme acaba de ordenar al caballo que se levante.
Un criado se apuró a tomar y jalar las riendas para que el caballo haga caso y se pare. Comenzó a estirar pata por pata, "despacio".
Igual Arrojo me detiene para que no caiga.
El caballo ya se puso de pie. El sirviente viene a darme las riendas.
Yo las junte como si alguna vez lo hubiera hecho.
Arrojo se ve orgulloso. Después de sonreírme, camina hacia su caballo. Lo monto de inmediato y ya se dirige de vuelta conmigo.
Ni yo ni el caballo nos preocupamos, así que él avanzo, y mi caballo lo sigue.
Los guerreros ahora están montando sus caballos y comienzan a alcanzarnos. Arrojo giro hacia atrás para hacer señas de adiós.
Yo igual voltee, y veo que el rey Fenrir nos despide con una gran sonrisa. Alzó su mano en respuesta al príncipe y yo también alce la mía y le sonreí. Después me giré al frente para evitar caer.
Arrojo juntó nuestros caballos para hablarme con pena:
-Fenrir seguirá sin encontrar a su princesa...
Yo también lo compadezco.
Que doloroso debe ser perder a una hija, y ¿Qué hay de su esposa? Tampoco tiene familia...
-¿Cómo se llama la joven que busca? Pregunté curiosa.
Arrojo dijo:
-Anuk del Norte, lleva perdida casi 9 años, después de aquel fatídico día.
¿Tanto ha pasado?
Interrumpiendo nuestra plática, mi caballo acaba de inclinar la cabeza tan abajo que casi se me suelta una rienda.
Mi príncipe se rio:
-Que espectáculo nos regaló tu caballo... no creas que lo planee, nunca hace eso cuando alguien lo monta.
No sé porque se me ocurrió hacer una broma a Arrojo:
-Su alteza, yo fui encontrada en el Este hace 9 años, ¿Será una coincidencia o yo puedo ser la princesa perdida?

No le hizo gracia...
-No sé si seas la princesa del Norte, pero sí que eres la futura princesa y reina del Sur.
Esta rehuyendo a mi mirada... ¿De verdad se molestó?
Le preguntaré:
-Excelencia ¿Todo bien?
Su respuesta me caló:
-Eres mía Maya.

¿Soy alguien? ¿Soy suya?
La princesa del sur, futura mujer del príncipe Arrojo.
Ni yo hubiera apostado a que este fuese mi destino.
Me siento feliz de por fin ser alguien.
Tal vez en el Sur me espera una gran prosperidad, contrario al Norte que no tiene herederos, solo un rey sin reina.
Tiene un futuro muy deprimente...
Arrojo de pronto me hizo una curiosa pregunta:
-Amor, sabes que no solo Anuk se perdió ¿verdad?

¿Ella no es la única princesa perdida?
Preguntaré yo ahora:
-¿Quién más?
Arrojo se quedó en silencio al principio, pero luego revelo su nombre:
-Idara del Este...

Las cosas habrían sido tan diferentes si el Rey Brio no fuera tan cobarde. Si el pánico no se hubiera apoderado de él, al imaginar que quedaba en medio de la guerra entre Norte y Oeste. Todo pudo ser distinto, si hubiera tenido precisamente el "Brio" o "Fuerza" para buscar un contragolpe.

Tantas familias que perdieron seres queridos en esa guerra... Brío podía tener una pieza clave, pero ¿eso que importaba?

Nunca fue capaz de soportar la idea de terminar en problemas. Tarde o temprano, lo pagaras... 

Su altezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora