Primeros años

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Vivir en un castillo puede ser más difícil de lo que parece. Más aún si en lugar de rey eres un simple sirviente, como yo.
El desayuno es un momento importante, pero la exquisita comida no es para mí, es para los Alfa. Después de eso tendré que asistir a la escuela humana...
Debería estar emocionada.
Voy camino hacia la cocina donde Amaris la encargada de la servidumbre me espera para ayudar a servir el desayuno. Encontré a Flora esperando ordenes lo cual me sorprende, porque no suele ser tan puntual. Supongo que algún buen chisme debe rodear a los alfa, solo espero no estar involucrada.
Amaris me habla con prisas:
-La reina Asha, espera que sirvamos alguna fruta o postre de inmediato, en especial para su majestad, el príncipe Velkan.
Como no hay mucho que hacer, ya que toda la comida ya fue preparada, no me preocupo.
Los cocineros sirvieron 3 platos con frutas picadas y unos cuantos trozos de carne, para que la charola no perdiera el atractivo. Después de todo los lobos somos carnívoros...
Me acerque para tomar uno de los platos, identificamos que el que tiene menos comida es para la reina, y los que tienen más son para el príncipe o el rey. Sin pensar me dirigí al de la reina Asha, pero Amaris me detuvo, tomó el plato para el rey Brío, y le ordenó a Flora que se encargue del plato de la reina, por lo que me corresponde el príncipe Velkan.
La preocupación crece en mí, porque Flora llegó temprano a los quehaceres, y seguro es por algún rumor que quiere confirmar o desmentir. Más bien confirmar...
Quiero seguir pensando que no tengo que ver ya que no he hecho nada malo, y ¿Qué puedo hacer si me corren?
No tengo otro lugar donde vivir. ¿Acaso ofendí a la reina en algún momento?

Mis nervios pudieron conmigo así que le preguntaré a Amaris, aunque sea antes de salir frente a los alfa:
-¿He ofendido a la reina?
Amaris se ha puesto muy nerviosa, lo cual me parece extraño, y solo atinó a decirme:
-No, nada en especial, solo quise mejorar nuestro orden.
Si de esta manera somos más eficientes, no tiene importancia alguna. Nos formamos en una fila como siempre para entrar en el comedor y cada una servimos a nuestro correspondiente miembro de la realeza.
Camino hacia Velkan sin mirarlo a los ojos y me apresuro para acomodar su platillo frente a él. De inmediato me sentí incomoda, más de lo normal, alguien está mirándome...
Alcé un poco la mirada para descubrir que él príncipe me observa, hasta que nuestras miradas se encontraron decidió ver hacia otro lado. Sigo sin darle importancia. Veo que todo está en su lugar, así que recordaré a los alfa que estoy aquí para lo que necesiten y entonces podré irme al menos de regreso a la cocina, junto con Amaris y Flora.
De forma discreta tomé un trozo de pan que estaba por ahí.
Ya casi es hora de irme a la escuela, y no tengo tiempo de desayunar, así que iré comiendo dicho trozo de pan, dejando algunas migajas en el piso, pero por suerte ya estoy cerca de mi pequeño cuarto.
Debo prepararme para ir a la preparatoria.
Por lo menos deje listo un conjunto simple.
Blusa verde lisa con una falda negra que me llega a la rodilla.
Mis zapatos son color negro también.
Estoy muy delgada y no me agrada lo pequeña que se ve mi cintura con el ajuste de la falda. No puedo disimular que no como lo suficiente...
Todos lo saben, TODOS.

Mi querida Maya, ojala hubieras estado en una maravillosa comida celebrada muchos años atrás en el reino del Norte.
Que magnifico seria que pudieras haberla presenciado por ti misma. Fue un momento mágico para los alfa, y espero hayas visto algo parecido en el reino del Este.
En esos días contrastando a su poderoso nombre, Raksha que significa "el demonio", la reina del Norte iluminaba con su dulce voz, todo el castillo llamando a su esposo el rey y a su hija la princesa Anuk.
-¡Fenrir!, las criadas ya han preparado la comida, así que ¿Qué esperamos?
Le preguntó de forma cariñosa su alteza Raksha al rey Fenrir, a lo que él respondió sarcásticamente:
-Adelante mujer, esperemos que la princesa Anuk se comporte.
La joven madre río, y luego le hizo un anuncio a su hija.
-Mi niña Anuk, "te tengo una sorpresa", cuando termines tu comida te servirán tu postre preferido, "uvas".
A lo que la jovencita interrogo emocionada.
-¿En serio mamá?
Su madre le sonrío con la misma emoción.
-Si, le pedí a las cocineras que no se olvidarán de consentirte.

En dicho momento el sensato rey interrumpió la plática.
-Anuk ya está muy consentida, ¿No creés Rak?
A lo que la reina respondió tranquila.
-Es una princesa querido, tiene derecho a divertirse.
La pequeñita les sonrió como si fuera un ángel, aunque es necesario mencionar que hacía más travesuras con su padre, que con mama, pero era algo de lo que todos estaban al tanto, por lo que esa espléndida comida terminó en risas y cariños tal como debe terminar una comida con tan maravillosa compañía.

Su altezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora