—¿Tienen el número de Chad, chicos? — preguntó el señor Bolton suavemente, manteniendo la calma ante la situación mientras Brad y Lisa se sentaban en el sofá dejando los maletines a sus lados, su hijo había sido amigo de Chad Danforth demasiado tiempo como para él no saber cómo debía actuar.
—No, nos encontramos en la mañana, pero se nos olvidó intercambiar contactos —admitió Brad con el ceño fruncido de frustración, la emoción había nublado su juicio y olvidarse de pedirle el número había sido algo estúpido.
—Vale, denme un momento —habló el entrenador, alejándose de los muchachos y marcando el número de su hijo, quien tardó cinco timbres en contestar, pero el señor Bolton no quería para nada saber el por qué.
—¿Papá, qué parte de luna de miel lejos de todos te perdiste? —protestó Troy con la voz gruesa, su padre seriamente no quería saber nada más.
—Brad y Lisa Danforth están aquí, cada uno cargando una maleta, necesitan el número de Chad —informó el señor Bolton, decidido a dar toda la información necesaria para que Troy entendiera la importancia del asunto. Sintió como algo se caía al suelo y el traqueteo de lo que parecía el sonido de un cinto.
—Espera, te paso el número, pero Chad no tiene el tuyo y creo que bloqueó todas las llamadas de desconocidos a raíz de la exposición de su relación con Ryan —dijo Troy —Gabriella está marcándole a Ryan, suele tener el celular cerca más a menudo.
—Está bien, solo…asegúrate que vengan, estos chicos necesitan calor familiar —pidió el señor Bolton, mirando de reojo a los dos jóvenes que agradecían suavemente el chocolate caliente que les daba su esposa, la tristeza patentada en sus rostros.
—Solo dame unos minutos —aseguró Troy, colgando la llamada.
👑
Los Evans estaban reunidos en una de esas partidas de monopolio por las que Darby tenía una debilidad sin igual, Chad había aprendido durante sus primeras semanas en la mansión Evans hacía años atrás que todos los martes era la noche del monopolio, porque era el día en que Vance no tenía ningún tipo de trabajo agendado en la tarde.
Por el momento, Chad iba ganando, teniendo seis hoteles y ocho casas por cada tierra que poseía, que resultaban ser cinco en esos instantes, además del centro de agua y electricidad y los cuatro ferrocarriles, Ryan gritaba y se reía, pues esa noche hacía de banco y besaba a Chad cada vez que Sharpay tenía que pagarle mucho dinero por caer en sus terrenos.
Darby era sorprendentemente buena perdedora, admitiendo que se había quedado sin presupuesto y quedándose en la cárcel, haciendo un leve puchero como muestra de su descontento, que en comparación con la actitud de sus hijos era la muestra clara del autocontrol. Vance, por su parte, resultaba ser bueno en negocios y generalmente era el mejor contrincante contra Chad, pero esa noche los dados no estaban de su lado.
—Ryan, ¿quieres coger el maldito teléfono? Lleva sonando más de diez minutos —espetó Sharpay, desesperada de escuchar la música del tono de llamada de Ryan interrumpiendo su maratón de clásicos felices para juegos en familia.
—Que odiosa —comentó Ryan, volteando los ojos antes de incorporarse y caminar hacia el mueble que estaba a cinco metros de ellos, sorprendiéndose al ver el nombre de Gaby en la pantalla —¿Gaby, pasó algo con la luna de miel? —preguntó en un tono evidente de preocupación.
—Ryan, ¿está Chad contigo? Es urgente —respondió ella, ignorando por completo la pregunta de Ryan.
—Sí, estábamos jugando monopolio en familia —explicó el rubio, sintiendo la desesperación en el tono de Gabriella y avanzando hacia donde estaba el control del equipo de música para pausar el sonido, ganándose la total atención de todos —¿Sucedió algo malo?
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Nuestro baile final.
FanfictionChad y Ryan se habían amado, no había forma en que ellos pudieran negarlo, su adolescencia había sido el mar de pasión, romance y locura que los había arrastrado hacia la felicidad, pero en la vida había que tomar decisiones difíciles y Chad tuvo qu...