Capítulo VI

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Cada día estaban más cómodos con su nueva rutina

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Cada día estaban más cómodos con su nueva rutina. Margaret, solía sentarse en una mesita en la terraza del patio trasero para escribir, disfrutar de la vista y el aire fresco. Un día sentada con su ordenador; su mente estaba dispersa, no había logrado escribir gran cosa, así que fue por su libreta de apuntes para repasar algunas notas. Rebuscando en su bolso encontró el libro que Tania le había dado días atrás, lo había olvidado por completo.

Regresó al jardín con el libro y una taza de té, al desenvolverlo notó que no era el que le había encargado a Zoe, dentro había una tarjeta "Maggie, sé que no es el libro que esperabas, pero este te ayudará a comprender mejor la verdad de Northumber. No le digas a Tania que te lo di" Margaret terminó de sacar el libro a toda velocidad.

No era demasiado grande, pero se notaba bastante antiguo. El olor del cuero, papel y tinta invadieron el aire. Margaret examinó detalladamente la fina encuadernación de cuero negro, tenía grabada la frase "Northumbrian Abbatia" acompañada de una rosa. En la primera página solo había una frase: "Que Dios se apiade de vuestras almas"

Tras leer varias páginas dedujo que era una especie de diario escrito por una monja perteneciente a la abadía, el primer relato databa de septiembre de 1551, y el último, de agosto de 1552. Todos narraban la muerte de diferentes personas dentro y fuera de la abadía, pero tenían en común el señalamiento de la abadesa como la asesina, "vaya santa" pensó Margaret.

"...El cuerpo del hijo del panadero yacía sobre las rocas, al pie del acantilado, desfigurado por la caída, empapado en sangre, asesinado por ese demonio que alguna vez fue una de nuestras hermanas..."

Cada relato era más oscuro que el anterior; uno en particular llamó la atención de Margaret.

"...Desperté en medio de la noche aturdida por el sonido de las campanas seguido de un grito desgarrador, lo supe de inmediato, ella había robado otra vida..."

Margaret recordó el día en que ella y Thomas despertaron en medio de la noche aturdidos por las campanas, no era posible que estuviese relacionado, pero sintió una sensación extraña en el cuerpo mientras miraba fijamente las ruinas de la abadía desde su jardín. De repente oyó la puerta; Thomas había llegado. Escondió el libro, hablaría acerca de eso con él, pero no en ese momento.

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