No soy consciente del tiempo que paso sentada en el frío y húmedo suelo, frente a la puerta del hospital, con la mirada aún fija en el pasillo por el que ha desaparecido Dareon, pero, en algún momento, las puertas blancas se abren, dejando mi silueta iluminada por las luces de neón que hay tras ella.
No tardo en reconocer a la oscura figura que se cruza de brazos frente a mí.
-No me gusta que ataques a mis amigos.
-Y a mí no me gusta que tengas amigos, y no me quejo — comento poniéndome en pie, lo cual resulta más difícil de lo que esperaba con el catastrófico estado de mi cuerpo y mis piernas engarrotadas por el frío y la falta de movimiento.
-Sí que te quejas — responde secamente mi hermana.
-No tanto como debería — estiro un poco las piernas contra la pared antes de empezar a caminar por el oscuro pasillo.
-Tengo ganas de ver al resto — comenta alegre mi hermana a escasos metros detrás de mí.
-Pues tendrás que aguantarte hasta mañana. Nos vamos directas a la sala de entrenamiento.
-¡Pero si es la hora de la cena!
-Olvídate de probar bocado hasta mañana en la hora del almuerzo.
-Pero, Eleanor, ¿y el desayuno? ¡Necesito desayunar!
-¿Quieres seguir disfrutando de las hamburguesas osadas el resto de tu vida o prefieres comer hoy tu última comida decente antes de entrar en la región de los abandonados?
Mi hermana decide no responder a mi pregunta, lo que le agradezco. Poco a poco comienzo a notar una dolorosa presión a la altura de mis hombros debido al estrés. Va a ser una noche más larga de lo que esperaba.
-¡Fuera! - exclamo en cuanto veo aparecer por la puerta una sombra con el pelo rubio.
-Mira que eres pesada — comenta Dareon, pasando de largo y acercándose a mi hermana, que no ha dejado de golpear el saco de boxeo como le he explicado hace rato.
Tras una hora, a la única conclusión a la que he llegado es que mi hermana no tiene fuerza. Sin embargo, como buena erudita, sabe perfectamente qué partes puede usar para vencer, y cuáles son los puntos débiles del enemigo.
-Necesitas una inyección de simpatía — dice alegre Julian, entrando en la sala, seguido de Royce.
-¿Qué hacéis vosotros...?
-¡Julian! - mi hermana deja abandonado el saco e, ignorando a Dareon, corre hacia Julian, a quien abraza hasta casi asfixiar.
-Cuánta efusividad — Royce viene directo hacia mí. ¿Acaso no pillan la indirecta? ¡No quiero a nadie aquí! Al menos el que fue una vez erudito debería entenderlo.
-¿Qué tal estás? - pregunta.
-Recuperada. ¿No me ves? - aparto su mano de mi hombro con violencia, sin mirarlo a los ojos.
-Vaya. Parece que no estás de humor.
-Me quitáis tiempo de entrenamiento. Así que os agradecería que os fueseis.
-Hemos venido a echar una mano. - responde Julian desde el otro extremo de la sala.
-No necesito ayuda de nadie. - alzo la voz para que me escucho con claridad por encima de la habladuría de mi hermana.
-Pero mira que eres cabezota.
-Cállate, tercero.
Antes de que pueda reaccionar, Dareon ya está al lado de mí, cogiéndome por un hombro con fuerza.
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La facción antes que la sangre
FanfictionEleanor es erudita. Pero no se considera de Erudición. Ella es osada. Chloe es erudita. Pero, al igual que su hermana, sabe que Erudición no es su lugar. Ella se siente parte de todas las facciones... y de ninguna al mismo tiempo. Ella es divergente...