Capítulo 01: "Inocencia"

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Se dejó caer en la cama con fastidio y pataleó en ella mientras ahogaba un grito en su almohada. Dejándose ver enfadado ante su hermano.

—Deja tu saliva dentro de tu boca, por favor —se quejó Yoongi con burla— ¿Qué te tiene tan molesto?

Se levantó de un rápido movimiento hasta quedar sentado en la orilla de la cama, cruzó sus brazos en su pecho y le dedicó una mala mirada, sin poder creerse lo que acaba de preguntar.

—¿Estás jodiendo? ¡No puedes estar hablando en serio! —chilló—. Mamá acaba de decirnos que se irá a la playa durante todo un mes y nos dejará acá en casa, ¿cómo puede eso no molestarte, hyung? ¡Hasta se llevará a papá consigo!

Yoongi frunció el ceño y tomó asiento en la silla de su escritorio, pensando lo que su hermano acaba de decir. De cierta forma aquello le molestaba, pero sabía que su madre iba ahí por trabajo.

—No me gusta el mar, es más mierda y basura que agua, además, la arena se siente asquerosa en la piel, sin hablar de que el sol me quema aunque me ponga una gruesa capa de bloqueador —aclaró—, lo único bueno de acompañarla sería que no tendría que asistir a la universidad.

—No sé en qué momento pensé que podrías ayudarme a convencerla de llevarnos —suspiró rendido y se dejó caer nuevamente en la cama de su hermano, esta vez boca arriba.

Yoongi se removió incómodo en su lugar mientras veía a Jimin, sintiéndose un tanto nervioso. Quería que Jimin conociera a Yuqi, su novia, quería hablarle de ella y que los tres pudieran llevarse bien.

Su hermano y él eran muy unidos. Desde pequeños habían mantenido una buena relación, ambos se tenían tanta confianza como para considerarse mejores amigos, sin embargo él aún no le hablaba de aquella beta castaña que lo tenía en la palma de su mano. Por alguna extraña razón la aceptación de Jimin era muy importante para él.

Se levantó y a pasos lentos se dirigió a su cama, donde Jimin se mantenía acostado con sus ojos cerrados, miró su rostro pacífico y sonrió por ello. Su hermano era realmente hermoso.

—Jimin —le llamó en susurro una vez se sentó a su lado. Jimin respondió con un sonido proveniente de su garganta.

Era ahora o nunca.

—Estoy saliendo con alguien —se armó de valor y lo soltó rápido, sintiéndose arrepentido tan pronto como los ojos de Jimin se abrieron y lo miraron con sorpresa—. Llevamos tres meses saliendo, es una chica muy buena y-

—¿Tres meses? —inquirió con sorpresa, levantándose rápidamente, quedando de pie frente a su hermano— ¿Y hasta ahora me lo dices?

...

Puchereaba con sus ojos hinchados y su nariz roja, suspiraba de vez en cuando y los pálidos brazos del alfa abrazaban más su cuerpo.

No pudo evitarlo, sus ojos se habían llenado de lágrimas y solo atinó a sollozar frente a su hermano mientras le reclamaba su falta de confianza.

—Perdóname, cachorro —pidió otra vez, aún si ya lo había hecho muchas veces antes—. Juro que sí quería decirte, pero me sentía muy nervioso de cómo reaccionarias, no quería hacerte daño.

Jimin suspiró y asintió, hundiendo su rostro en el cuello de su hermano y gimiendo gustoso por el delicioso aroma que este desprendía. —¿Te vas a alejar de mí, hyung? —puchereó.

—Nunca haría eso, cachorro, no te atrevas a creerme capaz de alejarme de ti, no sobreviviría —sonrió y ladeó su rostro, dejándole a su hermano espacio para restregarse en su cuello.

Era extraño, eso decían sus padres, familiares y amigos. Sucio, asqueroso. Pero él solo lo veía como un acto inocente, su hermano sólo era un cachorrito celoso que le gustaba marcarlo con su olor para alejar a cualquier omega dentro de su radar.

—Promételo —ronroneó y mordisqueó su cuello sin lastimarlo.

El aroma a frambuesa y chicle golpeó sus fosas nasales, Yoongi aspiró en el aire y afianzó su agarre en la cintura de Jimin mientras gruñía un poco y le dejaba morderle.

—Oh —comprendió el alfa— es tu celo, por eso estás de lloroncito.

Carcajeó un poco cuando Jimin salió de su cuello para mirarlo enfadado, con su nariz arrugada y sus labios fruncidos al igual que su ceño.

Jimin ya tenía 17 años, era un omega hermoso, su cuerpo bien proporcionado, con hombros no tan anchos ni tan estrechos, su cintura bien pequeña, muslos gruesos y trasero respingón.

El omega era muy popular en el colegio, tanto alfas como betas iban tras él, miles de pretendientes hacían fila tras suyo. Jimin estaba encantado de recibir tanta atención, pero a su lobito parecía no gustarle tanto; se removía incómodo y gruñía, el omega no quería a ningún alfa ni beta cerca, no mientras no fuera su hermano. Por esa razón es que en sus celos Yoongi era su única compañía. Se ponía muy incómodo con cualquier otro aroma que no fuera el de su hermano.

—Suéltame un momento, cachorro, iré por supresores —intentó apartar a Jimin, pero fue imposible, este negó efusivamente y apretó el agarre que tenía en su ropa.

Yoongi sonrió, acostumbrado a lo mimado que el omega se ponía en sus celos. Tomó de los muslos al peli negro y se levantó con él, este por reflejo cruzó las piernas en su cadera y sus brazos en su cuello, sin dejar de restregar el rostro en este lugar donde su aroma se asentaba.

Ronroneaba gustoso mientras se dedicaba a lamer el cuello de su hermano, Jimin se encontraba delirando debido a su celo y desconocía al Alfa como su hermano, dejando lejos a su lado racional que le insistía que aunque no compartieran sangre, el que sus padres se hayan casado los convertía en familia. Yoongi era consciente de ello, pero no se quejaba.

Abrió la puerta de la habitación y se dirigió a la cocina en busca de los supresores que su madre tenía allí.

—Oh, Jimin está en celo —escuchó a su padre decir, asintió sin verle, sabiendo que probablemente este tendría un gesto de disgusto bien plantado en su rostro—. Insisto Yoongi, es asqueroso ver a tu hermano restregándose de esa manera, sé que en este momento es su lobo, pero no puedes permitirle que se comporte de esa manera.

No respondió, ni planeó hacerlo. Su padre siempre decía lo mismo, sabía que cualquiera vería extraña la cercanía que sus lobos tenían, pero a él realmente no le importaba nada más que cuidar de su hermano.

El señor Min se acercó, quería darle un vistazo a su hijo menor; Jimin ronroneaba y siempre le resultaba un tanto tierno el actuar de su hijo en celo, sin embargo el gruñido de sus dos hijos se lo impidió.

—No te acerques —fue el Alfa quién habló, mirándolo enfadado, con sus ojos carmín y sus caninos afuera—. A Jimin no le gusta tener a nadie cerca cuando está en celo, ya lo sabes.

Yoongi suavizó su gesto y continuó en su labor de preparar una merienda para él y para su hermano mientras este se encontraba sentado en la isla de la cocina con sus piernas abiertas para darle acceso entre ellas.

El alfa mayor veía con asombro y molestia a sus hijos, aún no se acostumbraba a la unión que estos mantenían y su lobo se sentía lastimando por recibir gruñidos de estos.

Jimin continuaba restregándose y dejando lamidas en la zona de su cuello, le dificultaba la tarea pero ponía su esfuerzo en ello, sabía que estarían encerrados en la habitación de Jimin durante tres días y este no le dejaría apartarse ni un segundo.

Trastorno (Yoonmin +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora