[Yoongi]
Era injusta la manera en la que Jimin me tentaba, paseándose frente a mí en un diminuto short que cubría con dificultad su gran trasero, meneando sus caderas de lado a otro en un coqueto y sutil caminar que me tenía embobado. Él lo sabía, sabía que me obligaba, con dificultad, a apartar la mirada de su exquisito culo, que me mordía los labios y hacía puño mis manos para contenerme.
Él lo sabía y lo disfrutaba.
—¿Estás bien? —inquirió la madre de Jimin. Asentí sin apartar la mirada de su lindo hijo, a pesar de no saber a donde se encaminaba la pregunta ni a que se refería con exactitud.
Le vi mirarme de reojo sobre su hombro, él quiso asegurarse de que le mirada y lo confirmé cuando, con descaro, le vi inclinarse sobre la encimera con la estúpida escusa de alcanzar su taza de café. Gruñí y fruncí el seño sin poder evitarlo.
—¿Estás seguro, hijo?
Por Dios, «¿quién estaría bien con tener a Jimin a poca distancia sin poder lanzarse encima?» Quise recriminar con obviedad. En cambio, pregunté: —Sí, lo estoy, ¿por qué tu pregunta?
Noté el mal gesto en el rostro de la madre de Jimin mientras dirigía la tasa a sus labios, seguramente en el tono de mi voz se evidenció el mal humor con el que cargaba. Jimin movió la silla y se sentó frente a mí, lo miré un momento y aparté la mirada cuando su madre carraspeó incomoda.
—¿Ustedes pelearon? —fue lo que se le ocurrió—. Puedo notar cierta tensión, no soy tonta.
«No es tonta, pero tampoco tan inteligente como para notar la verdadera razón de la tensión», me burlé en mi mente.
Jimin sonrió y soltó una suave risa que casi me hace ronronear en ternura, su sonrisa se me contagió y tuve que verme muy tonto, porque en respuesta la madre de Jimin carcajeó con burla.
—Aún estando enfadado con él, mi bebé sigue siendo tu debilidad —soltó la omega con seguridad.
—Y no tienes idea de lo débil que me deja —dije con doble sentido, y reí cuando Jimin abrió sus ojos en un regaño silencioso.
Si Jimin quería jugar, entonces jugaríamos.
—¡Oh, siempre ha sido así! —chilló su madre, aplaudiendo con evidente alegría—. Recuerdo el día que se conocieron, fue una conexión instantánea.
Sonreí por el recuerdo del pequeño Jimin hundiéndose en mi pecho desde el primer día, un pequeño niño, tierno y precioso. ¿Quién iba a pensar que llegaríamos hasta este punto?
Tengo que admitir que el recuerdo calentó mi corazón, Jimin siempre lo ha sido todo, el dueño de mi corazón. Lo amo y sé que él también me ama, pero la forma en la que nos amamos no es la correcta, aún sabiéndolo, realmente llegué a un punto donde eso no me importa más.
Bajé la mirada a la taza humeante entre mis manos, miraba el humo subir y desaparecer en algún punto sin prestar real importancia, porque el futuro ocupaba mi pensamiento. ¿Qué pasaría si algo más pasara entre Jimin y yo? ¿Cómo daríamos la cara? No, ¿cómo daría yo la cara por ello?
Lo único que me preocupaba era pensar en el daño que pudiera llenar a Jimin, en sus mejillas rojas y sus ojos empapados en lagrimas de dolor y no de placer como debía ser. Quería abrazarlo y prevenir cualquier dolor en su corazón, pero, ¿cómo podría hacer? ¿Qué debía hacer ahora que tenía conocimiento de los sentimientos que nos involucraban más allá de lo fraternal que se suponía debían ser?
Sin evitarlo, el dolor de mi cabeza bajó de por mi garganta, dejándome un malestar que provocaba un nudo en la zona y que me impedía soltarme a llorar como un bebé, dolor que bajó hasta mi pecho por el mero hecho de pensar que Jimin sufriría por mi causa.
Iba a levantarme de la mesa, pero un pequeño pie travieso me lo impidió. Me removí inquieto en un fallido intento de deshacerme de la presión que su pie hacía en mi entre pierna, que sin hacerse esperar se levantó en una gran erección que hizo sonreír a Jimin.
—Buenos días, cariño —saludó mi padre, dejando un casto beso en la frente de su esposa para luego sentarse frente a ella, donde su desayuno estaba hacía unos pocos minutos ya— Jimin, Yoongi.
Nuestros padres compartieron algunas historias sobre su viaje, graciosas al parecer porque todos en la mesa reían menos yo, yo tenía otra cosa en la que pensar.
Levanté la mirada y le miré con atención, Jimin sonreía y asentía mientras mi padre le contaba como su madre y él habían visitado aquella playa en la que se conocieron. Tan lindo, con sus ojitos en dos lindas líneas que yo quería besar, sonriendo con inocencia, como si su pie no estuviera masajeando de una forma deliciosa mi erección.
Quería gemir y mover mi pelvis en busca de más contacto, pero solo pude apretar el agarre en la taza y disimular el placer que me provocaba el tacto.
—¿Es cierto, hijo? —preguntó mi padre y Jimin detuvo el movimiento. Yo pasé mi mirada por los tres que me miraban, mientras mi padre me miraba con asombro, y Jimin y su madre me miraban con una sonrisa que daba más miedo que gusto.
—¿Podrían decirme qué pasa? —pedí avergonzado—, el trabajo y la universidad me tienen un poco distraído.
—Le contaba a nuestros padres lo que planeamos, Yoongi, que mañana no podremos celebrar mi cumpleaños con ellos porque tú y yo iremos a Busan.
Tragué pesado y suspiré al sentir su pie masajear de nuevo, le miré confundido y no me quedó más que asentir, aún si no sabía nada respecto de los supuestos planes.
...
Capítulo corto porque llevó, sin exagerar, cuatro mes sin actualizar. Muy probablemente hayan faltas pero ñe, que pereza corregir. ¡Por Dios ya quiero terminar esto!
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Trastorno (Yoonmin +18)
Sonstiges☑ | ¿Hasta qué punto una fantasía sexual podría considerarse un trastorno? Era sucio y puede que repulsivo también, pero ni una pizca de arrepentimiento se asomaba por su mente, había solo placer, lujuria y pecado. Tener fantasías sexuales es muy co...