✨CAPITULO 3✨

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–Mamá, ¿puedes no mirarme así? –le pedí, colorada como un tomate y nerviosa perdida.

Ella se limitó a reírse suavemente.

–Hija, no sé qué tiene de malo que te guste esa chica.

Apreté las manos sobre los brazos de la silla.

–No sé de dónde has sacado la idea de que me gusta. Somos vecinas y amigas.

–Y es tu medio-enfermera. Que por cierto, aún tienes que explicarme a qué se refería con eso.

Lisa se había marchado hacía unos veinte minutos y, por desgracia, había conseguido encandilar también a mi madre. Desde entonces, mi progenitora no había dejado de hablar de Lisa hasta que sacó el tema de que haríamos una pareja preciosa, bla, bla, bla. Obviamente, no pude evitar sonrojarme, y fue entonces cuando comenzó a mirarme con mucho interés, queriendo sacarme información sobre nuestra relación. Deseando que dejara estar el tema de mi "enamoramiento" con Lisa, le expliqué en resumidas cuentas la rehabilitación extra-lectiva que hacíamos durante tres tardes a la semana.

– ¡Eso es genial, Jennie! ¿No ves lo adorable que es esa chica?

–Mamá, ya vale, por favor.

– ¿Y ahora qué he dicho?

–Sácate de la cabeza esa idea de que Lisa y yo hacemos buena pareja. Ella no está interesada en mí, y aunque lo estuviera no importaría, ¿vale?

Mi madre se acercó a mí y me acarició la mejilla con suavidad.

–Hija, no quiero presionarte. Y sobretodo no quiero que te sientas mal, pero deja de torturarte de esta manera. No puedo soportarlo.

Alcé la cabeza y miré fijamente a mi madre, sin entenderla.

– ¿De qué estás hablando?

–No alejes de ti a las personas que te quieren.

–Lisa no me quiere.

–Es tu amiga y se preocupa por ti, al igual que yo, que tu padre y que Jisoo –cerré los ojos al escuchar la mención del nombre de mi ex mejor amiga. –Todos nosotros queremos estar contigo, pero tú no nos dejas.

–Todos vosotros estaréis mejor sin mí –mascullé en voz baja.

–No es cierto. Ni tu padre ni yo queremos perder a la única hija que nos queda.

Alcé la cabeza de golpe y respiré hondo, sorprendida por aquellas palabras. Ambas nos quedamos en silencio sin dejar de mirarnos. Yo fui la primera en apartar la mirada, pues no quería ahondar en el tema.

–Mamá, es tarde. Papá te estará esperando, y yo... he de cambiarme.

Mi madre me sonrió con tristeza y se inclinó para besarme la mejilla.

–Prométeme que vas a estar bien, Jennie.

–Te lo prometo –ella asintió no muy convencida. –Dile a papá que... iré a visitarle –le pedí, y ella me sonrió.

–De acuerdo, cariño. Hasta pronto.

Detuve los pensamientos inoportunos que intentaron hacerse paso por mi cabeza en el instante en el que me quedé sola. Me dije a mí misma que aquél no era el momento para pensar, sino para cambiarme de ropa, pues había quedado con Lisa dentro de poco y no quería hacerla esperar.

A las siete y media estuve delante de su puerta, nerviosa hasta más no poder. Llamé al timbre y esperé hasta que la puerta se abrió en menos de dos segundos.

𝑆𝑂 𝑆𝐻𝐸 𝐷𝐴𝑁𝐶𝐸𝑆 [Jenlisa - Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora